Chapter 6 - Capítulo 5.

Había terminado antes que Shun y me retiré a descansar a nuestra casa, en la zona residencial del castillo, que no era más que una especie de colonia de chozas de ladrillo sin yeso, todas sobre un suelo terroso de color rojizo, en condiciones bastante deplorables, todas aglomeradas al extremo Noreste del castillo, dentro de los muros perimetrales. 

Para entrar a ella, es forzoso salir por la entrada secundaria y volver a entrar al castillo. Era ridículo que no hubiese un camino interno que conectase directamente con el palacio o al menos con la zona secundaria militar que queda adyacente a esa entrada. 

Sin embargo, no existía tal camino por dos motivos. Primero: atravesaría el gran jardín del castillo que está detrás del palacio y de los edificios adjuntos, extendiéndose desde el muro Oriente al muro Poniente, tan grande que parece un mismo bosque; cosa que mancharía la limpia imagen de ese espacio repleto de flores y árboles. Y segundo: se nos trata como simples peones, nadie se preocuparía por un simple obrero cuyo trabajo es servir al castillo y a la familia real que reside dentro de ella, somos nosotros quienes debemos de preocuparnos por que sus majestades estén lo mejor posible.

Los ricos desprecian a los pobres, viven con los mejores lujos y la mayor comodidad posible, atendidos por muchos de nosotros, que tenemos que trabajar para poder subsistir y vivir como podamos de nuestra propia mano. Así era esto.

En verdad fue un día fulminante. Llegue demasiado agotado a casa. Tan solo quería irme a descansar para poder amanecer temprano, como lo hacemos todos los días. Sin embargo, en cuanto puse la llave en el picaporte de la puerta, detrás de mí apareció el señor Roig, el compinche del chef del palacio, un hombre de un poco menos de 40 años, bajito y un poco gordito, cuyo pelo había abandonado su frente, aunque su peculiar bigote peinado en espiral lo compensaba un poco.

Sr. Roig: 『 Oh, joven Máximo, que bueno que lo veo. 』

Max: 『 ¿Necesita algo, Sr. Roig? 』

Sr. Roig: 『 Sí, necesito pedirle un favor. 』

Resulta que necesitaban ayuda en la cocina del palacio, puesto que algunos de los camareros habían enfermado y justo ese día que se conmemoraba la susodicha velada era indispensable que se presentaran. Me rogó que lo ayudase supliendo uno de los puestos, ya que no encontró a nadie más que pudiera hacerlo.

La verdad es que pensaba rechazar la oferta, pero al verlo implorar con la espalda totalmente inclinada a 90° grados y con la cabeza abajo, me hizo pensar lo mal que se sentiría si lo hiciera. Así que no me quedó de otra más que aceptar, un poco en mala gana. Mi descanso tuvo que esperar.

Me dio un traje de mesero bastante regular, con los mismos y monótonos colores blanco y negro. Me cambié de ropa y me dirigí sin más a la cocina, ubicada en el ala Este del palacio, en la planta baja del mismo. En cuanto me presenté a las afueras del sitio, unos dos carros repletos de verduras y carne estaban estacionados justo al lado, rodeados de varios de los cocineros y meseros que descargaban con prisa la carga.

Sr. Roig: 『 ¡Joven Máximo! ¡Por aquí! 』

El señor Roig me llamó encima de uno de esos mismos carritos para que entonces ayudase también a bajar los alimentos. Calabacines, habas, pimientos, diversas especias y partes de cerdo y res cortadas limpiamente, todo estaba tan fresco y se notaba la alta calidad de cada uno; era increíble la cantidad de comida que había, con todo eso, quizás se podía alimentar a un cuarto de la capital entera y fácilmente a todos los obreros del castillo. Sin duda, algo grande se conmemoraba allí adentro.

Con toda esa gente apurada, la descarga no demoró tanto como yo pensaba. Inmediatamente, los ingredientes ingresaban a esa larga habitación repleta de mesas de corte, hornos, planchas y gente trabajando; todos eran lavados cuidadosamente y posteriormente pasaban a las manos de los cocineros para rebanar, moler, cocer y combinar en diversos platos.

Por fin salió la última legumbre del carro en el que yo participaba. Bajé entonces recargándome a un costado de la rueda y dando un brinco en lateral. Estaba a punto de entrar al ajetreado lugar para empezar mi tarea, cuando de pronto….

Shun: 『 ¡Max! 』

Shun llegó apresurado, buscándome. La preocupación invadía su rostro sudoroso y jadeante, su exhalación simbolizaba que estuvo buscándome por todas partes hasta que dio conmigo.

Max: 『 ¿Qué quieres? Si aún no has terminado tu parte, no creas que te voy a− 』

Shun: 『 ¡No es eso…! Escucha. Debo entrar al palacio. 』

No bromeaba con lo que dijo, puso su tono serio pidiéndome que lo ayudase a meterse al palacio para buscar a Lidia, decía que era muy urgente para él, o si no, sería demasiado tarde. Intuí que algo malo pasaría si lo dejase hacerlo, pero la verdad no era mi problema. Si de verdad quería ir a ver a Lidia, lo podría hacer sin mi ayuda, eso fue lo que pensé.

Max: 『 Si tanto quieres hablar con ella, por qué no entras por su ventana como siempre. 』

Shun: 『 Está clavada. Además, ella ya no está en su cuarto. 』

Resulta que ya lo había intentado y por eso estaba un poco cansado. Si no estaba ahí, lo más seguro es que ya estaba en el gran comedor, a donde en breve se dirigía toda la comida. Shun aún jadeaba un poco, creo que le dio una vuelta completa al bastión, aparte de haber escalado una torre de como 8 metros. De a poco fue recobrando el aliento mientras seguía insistiendo en que lo ayudase, decía algunas palabras entrecortadas como "reconciliación" o "compromiso" entre más jadeos que no me dejaban escucharlo claramente. Le pedí que se calmara y que dejase de hablar así o me desesperaría con él. Por fin tomo algo de aire, acomodo su postura y esta vez, soltó una oración bien estructurada que pude entender.

Shun: 『 Los reyes… Los padres de Lidia… quieren desposarla. 』

Max: 『 … Ah, ya veo…, eso lo explica. 』

Shun: 『 ¡Max, escucha! Si Lidia se casa, terminará confinada el resto de su vida en manos de algún idiota que, seguramente, busque aprovecharse de ella y se la lleve a otro mísero castillo donde también quede recluida. 』

Max: 『 … Ajá, ¿y? 』

Shun: 『 ¡Cómo que "¿y?"! ¡¿Qué no me escuchaste?! Si dejamos que esto pase− 』

Max: 『 Si dejamos que pase, todo seguirá igual. De por sí, casi no la vemos porque tenemos obligaciones muy distintas y sobre todo porque somos una molestia para ella. ¿Lo olvidaste?, ya hace tiempo que se nos prohibió tener cualquier tipo de contacto con ella, pero a ti no te importó y la terminaste arrastrando hacia nosotros, y eso provocó que sus maestros fuesen mucho más estrictos con ella y le quitaran por completo su tiempo libre. Seguro fue por eso que clavaron la ventana, porque sabían que intentarías intervenir y hacer una tontería para frenar la velada. 』

Shun: 『 … 』

Max: 『 Mira, por más que lo intentes, Lidia jamás podrá estar siempre con nosotros dos, mucho menos contigo. Ella es una princesa destinada a gobernar esta o cualquier otra nación junto a alguien de su misma clase. Nosotros no somos más que simples sirvientes que nada tienen que ver con ella… Lo siento, Shun, pero así es esto. Muchas veces las cosas no saldrán como tú quieres. 』

Tal vez con un simple "se acabó" lo hubiese entendido. Shun no era ningún tonto, tiene una supermemoria y una increíble capacidad de análisis que le ayudan mucho a resolver cualquier tipo de acertijo o problema, aun con solo tener unas pocas pistas. De esa forma fue como dedujo el verdadero propósito de la velada. Puedo decir con certeza que no hay otra mente tan brillante en el reino como la suya. 

Es por ello que esta ocasión no me renegó nada, pues supo que tenía razón. Sé lo mucho que le molesta que le diga esta clase de cosas, pero alguien debe de abrirle los ojos y regresarlo al mundo de verdad. Muchas veces se ha guiado más por el sentimentalismo y sus sueños que por la lógica. Quizás él no lo vea así, pero es mi forma de protegerlo, de evitar que vaya a ciegas por la vida y cometa un error garrafal que lo lastime. Aunque le pese, no planeo dejarlo seguir así, a aventurarse a este cruel mundo, él solo no.

Se denotó la impotencia y el coraje de Shun dentro de sus puños apretados y en su mirada baja, admitiendo mis palabras. La realidad era que nosotros nunca debimos de haber conocido a Lidia, unos simples plebeyos comunes que mancharon su imagen. Y aun así, después de tantos regaños y castigos, tantos intentos de separar a esos dos… ¿Por qué esa necedad de querer estar juntos?

Shun: 『 …Es verdad que no quiero apartarme de ella, y también es cierto que esto es muy egoísta de mi parte, el querer que siga con nosotros… Aun así, no pienso dejarla sola… Toda su vida ha sido presionada para lucir correcta y educadamente frente a un montón de aristócratas que la ven como una mera muñeca con la que pueden jugar en cualquier momento. Siempre está tan tensa con eso y con sus lecciones, y se la pasa encerrada en ese maldito palacio. ¿Y quieren que sea reina, sin siquiera darle la oportunidad de salir de aquí y conocer su reino?... Sé que no soy nadie para responder por ella… Pero, no quiero que sufra más. No permitiré que continúe sumergiéndose lentamente en soledad. Quiero volver a ver esa sonrisa. ¡Quiero que sea feliz de verdad!... Max, somos a los únicos a quienes tiene… Por favor, te lo ruego. 』

De verdad que era lamentable, dejarme convencer por esas palabras llenas de determinación. Sin importar lo adversa o demandante que sea la situación, él siempre busca la forma de sobrepasar y conseguir su objetivo. Creo que fue gracias a eso que logró formar un fuerte vínculo con Lidia, un nexo que los une.

Max: 『…*Suspiro*… ¿Cuál es el plan? 』

Shun: 『 ¡Max! 』

Max: 『 Cuéntamelo antes de me retracte. Ya ideaste uno, ¿no es así? 』

Shun: 『 ¡Hmph!, desde luego. Este es el plan… 』