"El mundo exterior parecía tranquilo.
Cuando sus ojos miraron hacia abajo, vio el hermoso y enorme jardín. Recordó cuando ella y Ellaine solían jugar ahí felices —era eso en el pasado cuando eran niñas.
Ahora Ellaine se había ido, y ella estaba…
Su mirada se enfocó en el pavimento de concreto justo debajo. Pensó que cualquiera que cayera de esta ventana definitivamente moriría al instante. Esta altura era suficiente, ¿verdad?
Sintió su corazón estremecerse ante los pensamientos que cruzaban su mente. No… no debe estar pensando en… pero... no…
Sus nudillos se volvieron blancos como papel al apretar subconscientemente el marco de la ventana cuando esa voz pecaminosa la sacó de sus ensimismamientos.
—No estarás tratando de escapar saltando por esa ventana, ¿verdad? —la voz tenía un borde frío.
Elle se volvió con sobresalto. Sus ojos se abrieron de par en par ante la repentina reaparición del príncipe. Parecía que estaba tan absorta que ni siquiera lo oyó entrar a la habitación. Pero, ¿qué estaba haciendo aquí? Ella había pensado que él no quería pasar ni un minuto más en su presencia.
Estaba apoyado en el marco de la cama frente a ella. Su postura era engañosamente relajada.
—Saltar por esta ventana no se llamaría 'escape', príncipe Sebastian. Se llamaría 'suicidio'. —Finalmente habló, apretando sus puños en bolas cerradas mientras se reprendía a sí misma hacia adentro. Recordaba la promesa que le hizo a su hermana, de que nunca se rendiría así como así y que lucharía hasta el final para salir de este infierno.
Aún era demasiado pronto para rendirse. Todavía no. Debe seguir intentándolo hasta que ya no pueda hacerlo más.
Manteniendo su mirada, Elle enderezó su postura. —¿Ya... ya le informaste a mi padre que nada pasó entre nosotros? —preguntó, aunque estaba bastante segura de que esa era la razón por la cual él tardó tanto tiempo en volver.
Antes de que Sebastian pudiera hacer algo, un suave golpeó resonó al otro lado de la puerta de nuevo y su mirada finalmente se apartó de su rostro.
El pelirrojo de antes entró esta vez y miró directamente a Sebastian. —Eh, ya están aquí, señor.
—¡Hey, Sebby! —una voz masculina retumbó antes de que la puerta fuera abierta de par en par.
Luego entró otro hombre alto. Tenía el mismo pelo oscuro y ojos grises y… simplemente era de una belleza mortal. Con una sola mirada, podía decir que definitivamente estaba relacionado con Sebastian.
—¡No puedo creer que ya hayas provocado un escándalo tan rápido! —Por la forma en que el hombre habló a Sebastian, le dijo a Elle que el hombre debía estar en una posición más alta que el príncipe. Pero, ¿quién podría estar más arriba que Sebastian, el príncipe heredero, que su propio rey? ¡Y ella nunca había visto el rostro de este otro hombre guapísimo en ningún lugar!"
—Solo llegaste antes que nosotros como... ¿qué? ¿Dos horas? Y ya has... —el hombre se quedó a mitad de frase mientras miraba significativamente a Elle—. No continuó su frase, pero sus ojos hablaban por sí solos.
No pudo evitar quedarse quieta. No daba miedo, pero al igual que Sebastian, este hombre tenía ese aire aristócrata aparentemente antinatural que podía hacer que cualquiera se sintiera intimidado. Daba a los demás la sensación de que estas personas eran superiores a la masa en todos los aspectos posibles.
Elle encontró eso extraño e intrigante porque nunca antes se había sentido así con otros líderes poderosos que había conocido antes.
—Tú debes ser... la Princesa Izabelle —El hombre preguntó, su mirada se suavizó en cuanto sus ojos se encontraron con los de ella.
—Sí… —Elle casi tartamudeó cuando él le sonrió.
—Soy Alexander Reign. Soy el tío de Sebastian —Se presentó de inmediato, sin tacañería en sus palabras.
Elle nunca había oído hablar de esta persona antes. Pero parecía ser realmente amable. Sus ojos no lucían helados y fríos en absoluto. Tan diferente a Sebastian.
—Mucho gusto, Sr. Reign —Elle lo saludó a cambio, haciendo todo lo posible para actuar con normalidad, a pesar de sentirse bastante avergonzada por su estado de vestimenta en este momento, mientras se reunía con estos distinguidos invitados.
—Bueno… no sé qué decir, Princesa Izabelle pero –
—Tío —Sebastian lo interrumpió, haciendo que Alexander volviera su atención a él—, ¿El anfitrión ya te ha mostrado tu cuarto?
—Ah, sí. Tu padre todavía está hablando con el Rey Markus en este momento. Me fui después de que terminamos de discutir el problema principal entre ustedes dos —respondió Alexander.
Los labios de Elle se abrieron ante lo que escuchó. ¿Qué? ¿Su padre y el de Sebastian… qué? ¿Estaban hablando de los dos? ¿¡Por qué?! ¿¡Y por qué demonios el rey de Viscarria estaba aquí también? ¿El Rey Rudy de Viscarria no se rumoraba que estaba gravemente enfermo hace solo unas semanas?
Su corazón retumbó rápido dentro de su caja torácica. Le resultaba difícil creer que no solo el príncipe heredero, sino también el Rey en persona, estuvieran aquí la noche antes de su boda. ¿¡Realmente vinieron a asistir a su boda sin previo aviso?! ¡Eso era simplemente inimaginable!
Sentía como si su mente fuera a estallar con todas estas inesperadas ocurrencias que de repente surgieron de la nada. Pero lo que realmente la hacía sentir desmayada era la conversación que tenían los dos reyes en ese momento.
—Sr. Reign. ¿Por… por qué… quiero decir… ¿Puedo saber por qué están discutiendo sobre mí y el Príncipe Sebastian? —Elle encontró el valor para preguntar, aunque tartamudeó a través de ella.
—Bueno, tan pronto como llegamos, tu padre vino a nosotros y nos dijo… bueno, todo lo que había sucedido entre ustedes dos. También nos explicó la situación entera. Me refiero a la absurda condición de tu futuro esposo y que no había forma de evitar esto más que casarte con él, dado que la obra ya estaba hecha —Alexander inclinó un poco su cabeza—."