Alicia y Zeke habían enfrentado su última batalla, la cual fue intensa. Inicialmente, intentaron demorarla tanto como fuera posible. Pero como todas las batallas, la suya finalmente llegó a su fin.
Juntos habían derrotado a su enemigo final, sus espadas atravesando el corazón del monstruo al unísono.
Ahora, se encontraban en un río lleno de piedras brillantes y cristalinas. El agua era clara y las formaciones rocosas azuladas debajo hacían que el lugar pareciera verdaderamente mágico. Alicia estaba inmensamente agradecida por este baño; definitivamente no quería encontrarse con la madre de Ezequiel cubierta de sangre seca y tierra.
Zeke le lavaba el cabello suavemente en silencio mientras Alicia disfrutaba del agua. No podía creer que todo hubiera terminado. Si pudiera, desearía extender este viaje un poco más. Solo una batalla más juntos. Pero sabía que esto ya no era posible. Habían llegado al final inevitable y ahora solo podía prepararse para lo que les esperaba.