—Sebastián había tratado de ignorar al lobo —murmuró él—. Estaba decidido a no volver a involucrarse con él. Todo por su bien.
—Por un largo tiempo, nunca siquiera lanzó un vistazo en su dirección. Hasta que el monstruo llegó un día ardiendo de ira y se desató contra sus hermanas —prosiguió contando—. Cuando Sebastián intentó contraatacar y defenderlas, incapaz de ver sufrir más a sus hermanos a manos de este monstruo irracional, ella había matado despiadadamente a una de ellas.
—Sebastián había suplicado y llorado una vez más, pero esta vez, el monstruo no se molestó en escuchar y... la mató frente a él —confesó con dolor.