De vuelta al presente...
Sebastián estaba más que serio cuando le dijo a Izabelle
—Deberías culparme y enfadarte o ser mala conmigo. Realmente quiero que al menos armes un escándalo o pierdas los estribos y te vengas de mí.
Pero aquí estaba, abrazándolo como si él fuera el que necesitara su consuelo y cuidado y no al revés.
Cuando ella se separó, tomó su mano y lo llevó al quiosco de jardín. Y una vez que estuvieron a la sombra, se volteó lentamente y lo miró hacia arriba. Negó con la cabeza lentamente, dándole finalmente su respuesta a sus palabras anteriores
—Yo nunca… tú viniste por mí… me salvaste... —susurró con mucha dificultad.