—Según tu reacción, puedo suponer que el Alfa Damon no te dijo que te quedarías en su antigua habitación.
—¿Su antigua habitación? —Talia repitió robóticamente—. ¿No tienes otra habitación para darme?
—Stephanie se encogió de hombros—. No me mires a mí, chica. Solo estoy siguiendo órdenes. Entra y ve si te gusta.
—Viajaste toda la noche y luego fuiste al hospital. Supongo que quieres ducharte y descansar, ¿verdad?
Talia asintió ante las palabras de Stephanie mientras observaba la habitación y su vista se detuvo en la intrincada carpintería de la repisa que rodeaba una enorme chimenea.
—Uhm... no trajeron ninguna maleta para ti. ¿Tienes ropa? —preguntó Stephanie.
—Tenía ropa envuelta en una sábana. Eso estaba en el maletero. —dijo Talia.
—Dame un segundo. —Stephanie levantó el dedo, indicándole a Talia que esperara, y creó un vínculo mental con Maya—. «¿Has traído las cosas de Talia al interior?»