—¿Nunca me dejarás entonces? —pregunté.
—No, no lo haré —dijo ella—. Simplemente necesitaba escuchar eso. Pero no importa cuántas veces lo dijera, siempre me sentía ansioso. Siempre temía que llegara el momento en que ella pudiera dejarme. Entonces, ¿debería intentar dejarla embarazada? Si tuviéramos un hijo juntos, quizás nunca pensaría en dejarme. Pero no me gustaban los niños y no quería compartir a nadie. Entonces, ¿qué debería hacer?
Me parecía que me volvía loco. Ella estaba justo a mi lado. Entonces, ¿por qué estaba actuando así? ¿Por qué temía que ella pudiera irse?