(Desde la perspectiva de Evan) Era raro cuánto lamentaba no haberme casado con ella. No era como si tuviera sentimientos realmente profundos hacia ella, aunque ella me atraía un poco. Pero yo no era el tipo de hombre que iba tras la esposa de otro hombre. Solo quería que ella fuera feliz. Era bueno actuando como si todo estuviera bien y yo estuviera bien. Solo tenía que hacerlo por algunos meses más hasta que su marido regresara. Era repugnante caer, incluso un poco, por una mujer casada. No podía creer que hiciera lo mismo que hizo ese caballero Ezequiel. La única diferencia entre nosotros era que yo no le haría daño ni a ella ni a su hijo. Haría cualquier cosa para protegerlos. Solo deseaba que mis sentimientos no fueran demasiado lejos. Aun si lo hicieran, de todos modos sería capaz de ocultarlos, a diferencia de Ezequiel que perdió la razón.
—Tu cabello ha crecido mucho —dije, observándola mientras nos sentábamos en el jardín en un banco bajo un árbol de mango.