(Desde la perspectiva de Demetrius)
—Hey, mira, está jugando con la muñeca que tú escogiste para ella. Aunque la muñeca es muy peculiar, parece que le gusta —susurró Azul, asomándose por el resquicio de la puerta.
—¿Por qué no entras? —le pregunté.
—Lady Ava, Su Alteza están aquí —dijo de repente la directora en voz alta—. Su voz era tan fuerte que me dolían los oídos. Lo mismo le sucedía a Flint, que parecía que podría quemarla viva.
—Azul... ¡Ah, Tía! —exclamó Ava, abriendo la puerta muy rápido y ruidoso—. ¡Hay tantos juguetes que trajiste para mí!
—¿Te gustan? —preguntó Azul, sonriéndole.
—¡Sí! ¡Son muy geniales! ¡Me gusta más esta muñeca! —exclamó Ava, mostrando una muñeca del tamaño de su brazo.