— Abuelo me tienes muy nerviosa. — Se quedó titubeante.
— Daniela tu tío Fabio murió ayer.
Me quedé paralizada, no podía ni hablar, mis lagrimas salían a cuenta gotas. Abracé a mi abuelo, mi cuerpo se relajó arrancando a llorar, — ¿por qué abuelo?, que le pasó era mi mejor amigo aparté de mi tío.
— Estaba enfermo, pero no quiso decir nada para no preocuparte.
— Entiendo — Pero me siento mal, porque era una persona especial para mí. — Bueno y lo otro que me querías decir, qué cosa era.
— Haber Daniela todavía no termine de decirte, tu tío te hizo heredera de todos sus bienes y aparte tienes que hacerte cargo de sus empresas y sus clínicas de estética.
— Yo no puedo, empiezo las clases mañana no quiero dejar de estudiar algo que me gusta.
— Puedes trabajar y estudiar yo no puedo hacer nada Daniela él lo quiso así y como está plasmado en el testamento así debe ser. También quiero hablar de tu padre.
— ¿Cómo?, pero abuelo. nunca me contaste nada sobre él. pensé que no quería saber nada de mi.
— ¿Quién dijo esa falacia?,
— Lo escuché una vez que se lo decía mi tío.
— ¿Ah quién? Daniela — dijo mi abuelo
— Pues exactamente no sé. — Hubo un momento de silencio pero seguimos hablando de él, yo estaba muy intrigada por saber de mi padre. — Abuelo y dónde está exactamente, como se llama, el sabe de mi.
— Bueno un poco de tranquilidad Daniela parece que despertó tu curiosidad.
— Si, soy muy curiosa.
— Se llama Fernando, vive en España.
— España — dije aún más ansiosa por descubrir.
Francesco sacó su cartera y sacó una foto donde estaban Anastasia y Fernando.
— Ah y esa foto Abuelo — dijo Daniela,
— Está foto es lo único que me queda de ella bueno y tú.
— Son...
— Si hija, son tus padres.
— Puedo quedarme esta foto, me haría mucha ilusión guardarla.
— Si claro dijo Francesco, son tus padres y tú eres parte de esos recuerdos.
— Joder Abuelo es muy guapo.
— Daniela esa boca.
— Perdón abuelo, pero no me extraña que mi madre se enamorase de él, está super bueno.
— No pienses con tu entrepierna Daniela.