Septiembre 5
Escarlet recuerda esa innecesaria plática con sus examigas, y una sonrisa amarga se forma en sus labios mientras mira la ventana del auto. Sus ojos carmesís emiten un brillo apagado y triste. Y mira el cálido y hermoso paisaje de los alrededores, pero no deja de sentir como su felicidad se va disipando rápidamente.
«No quiero ir a la ceremonia de apertura.»
Piensa a la vez que entrecierra sus ojos. Incluso si hoy es un día soleado, para Escarlet simplemente es un día deprimente.
Hoy es la ceremonia de apertura del nuevo periodo escolar, y es obligada a asistir. Incluso sabiendo que le espera en el momento que llegue a la preparatoria Maxis. Escarlet quería colocar la excusa de que se sentía enferma con el único fin de no asistir. No obstante, es imposible para ella decir tal mentira. Ya que sus padres llamaran al médico de cabeza que tiene su familia. El cual haría un chequeo rápido y eficiente, así descubriendo su mentira.
Su corto cabello que llega hasta la altura de sus hombros se mueve ligeramente de un lado a otro mientras apoya su mejilla en su mano. Y observa como los hijos pertenecientes a las diferentes familias de mayor a menor rango, llegan rápidamente a la entrada principal de la preparatoria Maxis. Todos ellos bajan de sus autos luciendo orgullosos sus uniformes escolares. En cambio, Escarlet luce su uniforme escolar de una manera un tanto descuidad y le resulta muy indiferente presentarse así.
El auto para frente de la entrada principal, ella coloca su mano en la manila de la puerta del auto. Antes de salir al exterior mira a su chofer con una cálida sonrisa.
—Gracias por traerme—dice dulcemente, esto hace que su chofer sonría.
—Espero que tenga un buen día señorita. No vemos en unas cuantas horas—el chofer dice mientras mueve su mano para despedir a su joven señorita.
Al salir del auto, todos los estudiantes de la entrada principal fijan sus miradas en ella. Como si fuera una bandada de buitres que buscan un cadáver que carroñar. El chofer al observar eso, mueve su mano hacia el panel digital para presionar el icono que hace que las ventanas del auto bajen completamente.
—Señorita, sino quiere asistir a la ceremonia de apertura. Estoy seguro de que sus padres lo entenderán. No se fuerce a hacer esto sino quiere—menciona su preocupado chofer.
Escucha las preocupadas palabras de su chofer, pero esto hace que recuerde algo. Escarlet toma un poco de aire y se da media vuelta para acercarse a la ventana del auto.
—No me estoy forzando a nada, y ya hecho que mis padres tengan suficientes problemas. Al menos esto es lo mínimo que puedo hacer.
El chofer no deja de preocuparse, a pesar de haber escuchado las palabras de su joven señorita.
—Está bien, señorita—responde mientras su expresión se encuentra afligida—, pero si quiere irse por alguna razón. Llámame y vendré lo más rápidamente posible.
—Gracias, y lo tendré en cuenta
«Me alivia saber que se encuentren preocupados por mí.»
Piensa mientras forma una sonrisa en sus labios, sus ojos carmesís emiten un brillo cálido que demuestra que está feliz. El chofer al ver la cálida sonrisa de su joven señorita entrecierra sus ojos mientras intenta quitar sus preocupaciones. Y enciende el motor del auto para retirarse, al estar lo suficientemente lejos. Escarlet deja de sonreír y su rostro se torna serio, a la vez que escucha el centenar de murmullos que inunda toda la entrada principal.
— ¿¡Por qué tenía que venir hoy la zorra de Escarlet!?—dice una chica mientras muestra desagrado.
—Esa chica es repugnante. Acostarse con todo su salón de clase, y venir a mostrar su rostro ¿¡Acaso no tiene vergüenza!?—menciona un chico mientras mira a Escarlet.
—Espero no estar en el mismo salón que esa perra—pronuncia una chica con rechazo.
—Tranquila, si eso sucede puedes solicitar un cambio de salón de clases—siguiere otra chica.
Escarlet ignora todo lo que dicen de ella y camina en dirección al auditorio, pero nota a un extraño chico contemplando la puerta de la entrada principal. El se encuentra tan sumido en sus pensamientos, que no se da cuenta de lo que está pasando a su alrededor. Ella sonríe un poco al sentir que no es la única a quien están criticando, pero no deja de sentirse sola. Al ser el foco de odio de todos los estudiantes, además de desear que nada de lo que ocurrió hace un año hubiera sucedido.
— ¿¡Qué pasa con ese idiota de allí!? ¡Ha estado parado por varios minutos en la entrada principal! —dice un fastidiado y furioso estudiante.
— ¿¡Qué mierda le sucede a ese imbécil!?—replica una chica mientras mira a ese extraño chico.
Se escuchan varios murmullos de los estudiantes quejándose y maldiciendo a este chico, pero son poco quienes hacen esto. La mayoría se centran en criticarla, como si su sola existencia fuera algún tipo de pecado imperdonable. Ella sigue ignorándolos, a la vez que le resulta abrumador escuchar cada comentario despectivo lanzado en su contra.
—Espero que esa zorra no esté aquí para acostarse con algún chico—menciona una chica mientras frunce su ceño.
—No pidas que esa perra en celo haga eso. Seguramente lo hará y será aquí o en el auditorio.
—A ella no le importa el lugar y la hora para cogerse a alguien—responde alguien al comentario.
— ¿En serio? —alguien más se une a esta desagradable conversación—, he escuchado que ella se acostó con un maestro para tener la máxima puntuación en un examen.
Cuando ella está por llegar al sendero que está en el lado derecho del viejo edificio. Es interceptada por 6 chicos que empiezan a rodearla, los cuales miran el cuerpo de Escarlet de manera lasciva. A la vez que revelan sus intenciones por la actitud que tienen.
—Eres tal como dicen los rumores—dice uno de los chicos del grupo.
Las desagradables sonrisas de todo ellos, hace que Escarlet sienta asco. Uno ellos intenta tocar su pecho, pero ella se aleja. Otro intenta agarrar su falta para levantarla. La expresión que ella luce es una mezcla de repugnancia y repulsión. Un chico de este grupo de imbéciles logra manosear su trasero. Ella responde con una cachetada, esto hace que este chico toque su mejilla mientras empieza a enfurecerse.
— ¡Maldita zorra! —grita mientras intenta golpearla.
— ¡Para! —dice uno de ellos haciendo que se detenga—, no ves que ella se está haciendo la difícil.
Ese mismo chico sigue hablando.
—Eso me gusta de la gran zorra de la preparatoria Maxis. Primero toma una actitud altanera, pero al final de todo siempre te excita que te haga esto ¿No?
Al escuchar estas repugnantes palabras. Escarlet frunce su ceño muy furiosa e intenta salir del grupo de imbéciles, pero uno de ellos toma su brazo y la jala haciendo que cayera sentada al piso.
— ¡Déjenme ir imbéciles! —grita mientras mira a todo este grupo de imbéciles con odio.
—Ya deja de actuar de una vez. Se perfectamente que quieres pasar el rato con nosotros.
Esto hace que ella quiera vomitar, y también que su ira creciera aún más.
— ¿¡Qué te ha pensar de esa manera imbécil!? ¡Me dan tanto asco que desearía morir antes que seguir soportándolos! —responde hostilmente a este chico.
Ella está haciendo un gran alboroto en la entrada principal, pero todos los estudiantes que están allí simplemente ignoran lo que está ocurriendo. Escarlet espera que alguien venga a ayudarla, al no poder librarse de este grupo de imbéciles. Y al mirar todo su alrededor, observa que todos la ignoran. Esto hace que se sienta desolada, además de que sus ganas de llorar se hicieran presentes. Poco después empieza a ignorar todas las emociones que siente.
—Otra vez esa perra está incitando a los chicos a costarse con ella—murmulla una chica.
—Ella nunca cambiara. Ahora que lo pienso he escuchado que ella ha tenido que dar en adopción a varios hijos que ha tenido en secreto—menciona despreocupadamente un chico.
« ¡Yo nunca he hecho algo así, nada de lo que dicen es verdad!»
Replica en sus pensamientos, al escuchar todos los murmullos mientras sus emociones son un completo caos. Además de desear que este día terminara y que todos cerraran sus bocas de una maldita vez. Ella no puede desmoronarse frente de ellos, pero tiene que dejar de lado sus dudas y pensamientos. Escarlet se centra nuevamente en salir de este grupo de imbéciles.
De pronto ella se ríe.
—Vienen a mi grupo de vírgenes que se creen la gran cosa. Supongo que no son populares con las mujeres con esas actitudes, y vienen a mi rogando perder su virginidad ¡Vaya manera de pedir las cosas! ¡No son ustedes quienes debería estar rogando en vez tomar esa actitud!
Estas palabras hiere el frágil ego de este grupo de imbéciles. Al ver que ellos bajan su guardia. Ella sale corriendo hacia el sendero derecho que lleva al auditorio.
—Ves, ella es toda una zorra. Esos chicos le pidieron perder su virginidad y ella accedió a hacerlo, pero ahora no quiere hacerlo.
Las afiladas palabras de un chico llegan a sus oídos. Todos los murmullos dicen lo mismo de ella. Escarlet se aleja corriendo de la entrada principal. En el silencioso sendero de piedra puede escuchar sus sollozos mientras sus lágrimas brotan, a la vez que sus labios se curvan.
« ¿Por qué esto me está pasando a mí?»
Se pregunta mientras limpia sus lágrimas con la manga del suéter de su uniforme escolar. Ella siguen corriendo hasta que sus piernas, ya no pueden aguantar más. Al estar cansada se detiene, y coloca sus manos en su rostro mientras intenta calmarse.
— ¿¡Oye!? ¡Tú maldita cerda! ¡Cómo te atreves hacernos quedar en ridículo!
Los gritos furiosos del grupo de imbéciles aparecen. Al mirar atrás, observar cómo los 6 chicos vienen corriendo mientras lucen expresiones llenas de odio. Ella nuevamente comienza a correr mientras aprieta sus dientes, a la vez que sus lágrimas y sudor se mezclan. Además se le dificulta respirar adecuadamente al estar jadeando y llorando al mismo tiempo.
Al poco tiempo logra observar un gran edificio muy bien decorado. Encima de la entrada se encuentran letras metálicas que forman la palabra "Auditorio" pintadas de azul marino, además los pilares que se encuentran a los lados del ingreso están separados. Y las puertas de vidrio son sostenidas por sus blancos marcos metálicos. En los alrededores del auditorio se encuentran muchos estudiantes charlando mientras esperan que la ceremonia de apertura diera inicio.
—Mira a esa chica de allí ¿No crees que es linda? —menciona un chico que mira a Escarlet.
—Sí que tienes un pésimo ojo para las mujeres—dice el amigo de este chico.
— ¿Por qué?
—Esa chica de allí se acostó con todo su salón de clase, y se acostaría con cualquiera para satisfacerse a ella misma—responde la pregunta de su amigo mientras frunce el ceño.
— ¡No puedo creer que la zorra de Escarlet este aquí! —dice una chica.
Ocurre lo mismo de la entrada principal. Escarlet llega a su límite de estar soportando todo esto, y de contener todas sus emociones. Ella repentinamente mueve sus labios, impulsada por sus erráticas emociones que ya no puede controlar.
— ¡Pueden callarse de una maldita vez! —grita furiosa.
Al escuchar su grito todos los estudiantes se quedan callados por algunos segundos, antes de que ellos nuevamente volvieran hablar. Ella frunce su ceño mientras toca su rostro al darse cuenta de lo que ha hecho, además de ser invadida por la incomodidad que siente y su corazón late con fuerza. De pronto ella corre hacia la puerta del auditorio, al abrirla se encuentra con una recepción repleta de estudiantes. Y siente como las miradas de dichos empiezan a juzgarla en silencio.
Escarlet corre por los largos pasillos del auditorio hasta que queda completamente sola. Y se sienta en el piso y apoya su espalda en la pared mientras empieza a acurrucarse en sus piernas, a la vez que se hace varias preguntas.
« ¿Por qué nadie cree en mí? ¿Por qué tengo que pasar por todo esto? ¿Por qué me juzgan?»
Cada pregunta que aparece en sus pensamientos siente como si se estuviera ahogando, además de ser incapaz de respirar libremente. Al pasar de los minutos ella empieza a relajarse, y levanta su cabeza mientras respira pesadamente.
« ¡Quiero volver a tener una vida tranquila! Pero no vale la pena pensar en eso. Tengo que seguir adelante.»
Piensa mientras siente que todo esto es muy injusto. Ella se levanta del piso y empieza a caminar de regreso hacia la recepción, y mira como los estudiantes toman el pasillo derecho. Escarlet los sigue hasta llegar a una puerta de mármol, al abrirla observa a los maestros arreglando el podio junto algunos estudiantes. Además la mayoría de los asientos están ocupados. Y se dirige a tomar asiento y saca su celular para mirar que la hora actual es las 7:00 Am.