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Chapter 7 - Capitulo Extra 1: La chica problema y los desagradables rumores - Parte 5

Los minutos pasaron, y Escarlet sigue contemplando el paisaje. A la vez que se siente tranquila, pero también con mucha incertidumbre. Ella no deja de pensar que ese chico está fingiendo, además de sentir miedo de que él tome todo lo que dijo para empezar a chantajearla. Ahora se da cuenta de que hizo algo malo, al dejarse llevar por sus emociones.

— ¿¡Por qué siento esto es aún más complicado!? Además, no debería haber hablado mis problemas con ese chico—susurra para sí misma

Ella toca su rostro mientras intenta controlar la ansiedad que siente, pero no deja de sentir esa rara incomodidad y tranquilidad que recorre todo su cuerpo. Poco después cierra sus ojos para pensar en cómo evitar que el saque provecho de lo que dijo. Al terminar de pensar abre sus ojos y empieza a caminar para marcharse, pero acaba chocando con este chico, esto hace que sus ojos se abran al verlo.

— ¿Qué haces aquí? —pronuncia torpemente mientras sospecha de él.

Este chico frunce su ceño al escuchar esta pregunta antes de alejarse. Ahora ella mira como él se encuentra nervioso, además de empezar a mirar a todos lados. Y habla como si le faltara el aire.

—Nada. Solo quiero volver a la sala de reuniones para saber a qué salón me designaron—dice duras penas.

Cuando este chico termina de hablar. Él se agacha para empezar a vomitar en el piso. Escarlet frunce su ceño enojada al ver la actitud despreocupada que tiene este chico por su salud, al abandonar la enfermería. A pesar de sentirse enfermo.

El hace este sonido mientras sigue vomitando. Ella se acerca a él para tocar su hombro, a la vez que escucha como el jadea.

— ¡No deberías salir de la enfermería si te sientes mal! —recrimina a este chico mientras se siente molesta, y empieza a llevarlo nuevamente a la enfermería.

Al estar en la enfermería lo recuesta en una de las camas. Escarlet empieza a caminar en dirección al casillero que está cerca de la puerta. Al abrirlo se encuentra con los implementos de limpieza.

«No quiero que este chico tenga problemas.»

Piensa mientras siente que no puede abandonar a este chico por un segundo, ya que acabara creando un desastre o metiéndose en problemas. Esta es la primera impresión que tiene de él. Cuando se sentó a su lado, y provoco que el ambiente se tensara en la sala de reuniones. Además de parecer el típico chico que se involucra en los problemas de los demás.

Escarlet toma el trapeador y el cubo vacío, poco después cierra la puerta del casillero. Y sale de la enfermería en dirección a los sanitarios femeninos para llenar el cubo de agua. Ahora se encuentra frente de donde este chico vomito. El olor fétido del vómito, genera que quiera vomitar, pero se fuerza a limpiar el piso. Al terminar se siente agotada, y se marcha para tirar el contenido de cubo y lava el trapeador.

« ¿Por qué salió en primer lugar de la enfermería?»

Se pregunta mientras camina por los pasillos. A la vez que luce desanimada, pero recuerda lo que dijo este chico.

—Nada. Solo quiero volver a la sala de reuniones para saber a qué salón me designaron.

Esto la hace fruncir su ceño, además de que pensar que esto suena extraño.

«Si las designaciones de salón de clase están en la cartelera de la entrada principal. No se dan en la sala de reuniones.»

Aparece en sus pensamientos, y nota que esta frente de la puerta de la enfermería. Abre la puerta con su mano libre mientras con su otra mano sostiene el cubo junto al trapeador. Y mira como este chico luce una expresión llena de confusión, es como si intentara entender algo. Ella ignora esto por el momento, y se dirige a guardar lo que tomo en el casillero de implementos de limpieza.

Cierra la puerta del casillero. Ahora quiere hablar con el sobre las designación de los salones de clase que el menciono, además de explicar que dichas se encuentran en la cartelera que está en la entrada principal. Cuando ella está acercándose a él. De pronto el mueve su mano para que se detenga dónde está, esto la hace sentir confundida.

—Parece que los desagradables murmullos que escuche en la sala de reuniones hacen que quiera vomitar cada vez que estoy cerca de ti. Por favor, puedes darme un poco de tiempo para asimilar todo esto.

Al escuchar estas palabras ella no puede evitar sentir desagrado. De pronto sus lágrimas empiezan a brotar junto a su ira mientras está detenida mirando a este chico.

¡Tú también sientes asco hacia mí! —dice mientras su respiración es agitada— ¡¿Por qué sientes asco hacia mí?! ¡Acaso te hice algo!

Ahora la voz de Escarlet suena rota.

« ¡Yo no merezco esto!»

Grita en su interior, y su cabeza se queda en blanco. Y limpia sus lágrimas con sus manos, pero dichas no dejan de brotar. Aun así, no importa cuántas veces intenta soporta oír todos los murmullos y comentarios de los demás. Esto siempre le resulta doloroso, además sabe perfectamente que es como un volcán inactivo que inevitablemente terminara por hacer erupción. Incluso se sorprende que las simples palabras de un desconocido la afectaran tanto hasta el punto de hacerla llorar.

—Lo lamento, no quería decir eso.

Este chico se disculpa rápidamente.

« ¡No quiero escuchar tus disculpas! ¡Eres como todos los demás solo me juzgas en silencio! ¡Apuesto a que estas detrás de mi cuerpo!»

Piensa mientras no deja de sentir como su ira crece y corta lo que este chico quiere decir.

— ¡Entonces que querías decir! —grita.

Él se queda callado y mira las sábanas de la cama.

— ¿Por qué todos son tan idiotas al creer en esos murmullos y rumores? —susurra para sí misma.

Un silencio prologado aparece por varios minutos. Ahora sus ojos carmesís están hinchados y se siente cansada después de llorar.

El hace este sonido.

Escarlet fija su mirada en él. Y observa como este chico intenta hablar, pero dicho está dudando en hacerlo. Esto hace que quiera irse, ya que no soporta estar en el mismo lugar que este chico. El mira vacilante a las sabanas de la cama, como si buscara en ellas una respuesta. De pronto el sonido de "Bam" aparece detrás de ella, al mirar de reojo atrás encuentra que él esta tirado en el piso. Poco después fija su mirada nuevamente a la puerta de la enfermería.

— ¡Espera! —pronuncia mientras se levanta del piso— No quise decir eso. Es solo que los murmullos de la sala de reuniones me resultaron desagradables, además no tengo nada contra ti. No te conozco y no sé qué tipo de persona eres.

Ella baja un poco su cabeza al escuchar estas palabras, y deja que la ira tome el control. Escarlet mira con desprecio a este chico, además de acercarse a él y mirarlo a los ojos para empezar a hablar hostilmente.

— ¡Vuélvelo a repetir cerca de mi si eres capaz! —replica molesta.

El intenta repetir las palabras que dijo una y otra vez, pero es no capaz de hacerlo. Ella al mirar esto se llena cada vez más de ira.

— ¡Si ni siquiera eres capaz de repetirlo! ¡No te hagas el compresivo ahora! ¡Mejor cállate! ¡Y deja de pronunciar palabras que eres incapaz de volverá a repetir!

Al escuchar lo que dice Escarlet. Él se encuentra desconcertado, además de fruncir su ceño a la vez que empieza a pensar. Ella simplemente da media vuelta, a la vez que se siente estúpida de tener fe de que alguien no la juzgara. Y camina en dirección a la puerta y de pronto el sostiene su brazo mientras luce afligido.

—Tal vez…Tal vez sea igual a los demás—dice cubriendo su boca con su mano—, pero como quieres que sepa asimilar algo como esto tan rápidamente. Después de escuchar esos desagradables murmullos—pronuncia agotado.

— ¡Eso me parece un pobre intento de excusa! —menciona hirientemente.

Poco después el quita su mano de su boca mientras mira a Escarlet.

—Puede que tal vez sea un pobre intento de excusa…pero… para cualquier que hubiera escuchado esos murmullos hubiera actuado de distinta manera. Así que no sé qué debería decir o hacer. Incluso cuando me preguntaste ¿Qué pasaría si alguien arruinara mi vida? No entendía a qué te referías. Y cuando me contaste sobre todo eso, tampoco sabía que palabras debería colocar en mi boca. Supongo que no quieres escuchar palabras de lastima.

— ¡Y tú qué sabes de mí! —pronuncia furiosa al ver que este chico pretende entender su situación.

— ¡El punto es que yo no sé nada de ti! ¡Ni tampoco sé cómo actuar o que decir! ¡Dime que debo hacer! ¡Si lo sabes dímelo! ¡¿Porque yo no lo sé?!—replica este chico muy frustrado.

— ¡Hasta un idiota lo sabe! ¡No deberías reconfortarme en vez de juzgarme en silencio! ¡Imbécil! —grita al escuchar lo que dice este chico.

— ¡Dije que eso no es lo que quería decir! ¡¿Por qué te empeñas hacerme parecer como el malo?!—recrimina a Escarlet.

— ¡¿Por eres un imbécil?! ¡Acaso no lo sabes!

— ¡Al menos no estoy siendo un estúpida que anda sacando conclusiones precipitadas, y que no quiere escuchar!

« ¡No estoy sacando conclusiones precipitadas! ¡Tú eres el que está juzgándome desde que te ayude! ¡Acaso es mi culpa que seas un imbécil superficial!»

Piensa al escuchar lo que dice el, y mueve su mano para darle una cachetada. Además de preguntarse.

« ¿¡Por qué tengo que soportar todo esto!?»

Aprieta sus dientes para contener su ira e impotencia junto a la frustración que siente, al igual que sus ganas de llorar.

— ¡Eres un imbécil! —grita mientras intenta darle otra cachetada, pero el sostiene su brazo.

« ¡No puedo soportar más!»

Resuena en su interior mientras sus lágrimas brotan nuevamente. El luce muy enojado y suelta el brazo de Escarlet, además de dirigirse hacia la cama para sentarse. Y fija su mirada al techo de la enfermería mientras cierra sus ojos. Ella quiere controlar todo lo que siente, a pesar de que sus pensamientos sean caóticos.

« ¡Detesto todo esto!»

Pasan varios minutos hasta que el abre sus ojos, y fija su mirada al reloj de la pared que está encima del escritorio de la enfermera. Escarlet mira a este chico. Cuando sus pensamientos se tranquilizan, se da cuenta que ha actuado de manera irracional. En ese momento no quería seguir estando en el mismo lugar que este chico, peor aún sentirse acorralada.

Sin embargo, ella sabe perfectamente que saco conclusiones precipitadas. Además de mirar vacilante a este chico y cuando sus miradas se encuentran. Escarlet desvía su mirada, a la vez que se siente disgustada de toda esta situación incómoda. Y nuevamente mira a este chico, el cual se levanta de la cama para dirigirse a la puerta de la enfermería.

—Te voy a llevar a la sala de reuniones—dice incomoda e intenta no demostrarlo.

—No gracias—responde cortante.

— ¿A caso sabes dónde queda la sala de reuniones?

—Se cómo llegar. No necesito tu ayuda.

Al escuchar la respuesta de este chico. Ella frunce su ceño, a la vez que mira como él pasa a su lado. Poco después aparece el sonido de la puerta siendo abierta y cerrada. Escarlet mira atrás para observa como él se marcha. Ahora ella se encuentra pensando sobre toda la discusión que tuvo con él, y empieza a reflexionar en la desolada enfermería.

« ¿Por qué no me disculpe?»

Se pregunta mientras recuerda que este chico no lo dijo intencionalmente, además ella había provocado que todo se volviera incómodo y no sabe que pensar ahora.

—Así que no sé qué debería decir o hacer. Incluso cuando me preguntaste ¿Qué pasaría si alguien arruinara mi vida? No entendía a qué te referías.

Estas palabras resuenan en su cabeza, además empieza a sentirse como una idiota. El simplemente no quería ofenderla en ningún sentido, y la prueba de esto son las palabras que dijo y su manera de actuar. Aun así, no quería escucharlo ni siquiera cuando se disculpó. Ella sabe que nada de lo que ha hecho tiene justificación, y poco después ella abre la puerta de la enfermería. Y va detrás de el para disculparse.

—Por fin te alcanzo—dice jadeando, y toma un poco de aire antes de seguir—, puedes saber a qué salón de clase te designaron. Si vas a la cartelera que está en la entrada principal.

Este chico intenta recordar si ha visto algo así en la entrada principal, pero al no lograr recordarlo. El fija su mirada en ella y empieza a hablar.

—Gracias—dice con indiferencia.

El comienza a caminar en dirección a la salida del auditorio mientras ella se queda mirando en silencio. Los estudiantes empiezan a salir de la sala de reuniones y fijan sus miradas en ella, además de comenzar a hablar. Escarlet saca su celular del bolsillo de su falda y mueve sus dedos para marcar en su teléfono.

«Quiero irme.»

Piensa mientras mira la pantalla de su celular que tiene el icono de usuario, y está acompañado del sonido "Uhh" después de marcar un número telefónico. El sonido dura por algunos segundos, antes de aparecer la voz de su chofer.

— ¿Señorita pasa algo? —pregunta su chofer muy preocupado.

—Si. Quiero irme de la ceremonia de apertura—dice mientras mira a todos lados.

—Apuesto a que está llamando a algún chico con los que ha tenido sexo—dice uno de los estudiantes.

Al escuchar esas palabras su chofer se siente furioso. Escarlet se limita a no decir anda más, y se puede escuchar como su chofer intenta tranquilizarse mientras aprieta sus dientes para contener su ira.

—Señorita no se preocupe llegare lo más pronto posible, para ya que no tenga que soportar a esos mocosos mal educados—expresa su chofer.

—Gracias, además cuando llegues no quiero que provoques problemas. No importa lo que estén diciendo de mi simplemente ignóralos.

—Pero eso…no puedo prometerlo—titubea su chofer—, sabe perfectamente que la quiero como si fuera mi hija. Me molesta demasiado la actitud de esos mocosos.

—Lo sé, pero lo te pido por favor. No quiero que provoques que el ambiente empeore aún más.

—Entiendo—responde fríamente mientras siente impotencia de no poder hacer algo por su joven señorita.

Escarlet aprecia que se sienta preocupado y enojado por esto, pero hacer algo imprudente hará que las cosas escalaran a peor. Esto es lo que ella quiere evitar, al igual que causar problemas.

—Señorita espéreme en la entrada secundaria—dice su chofer.

—Está bien. Nos vemos—dice mientras cuelga la llamada.

Al poco tiempo aparece el grupo de imbéciles de hace unas cuantas horas atrás. Escarlet al verlos huye mientras es perseguida por ellos, y nuevamente se escuchan de fondo las voces furiosas de estos imbéciles. Ella aprieta sus dientes por la ira que siente, pero no hacer nada y si intenta amenazarlos eso no servirá de nada.

«Tengo que perderlos.»

Piensa mientras corre por los pasillos, y las miradas de estos imbéciles no se apartan de ella ni por un segundo.

— ¿¡Quieres dejar de hacerte la difícil de una vez!? ¡Zorra!

El grito de un chico del grupo de imbéciles resuena en el silencioso pasillo, hasta llegar a los oídos de Escarlet. Esto provoca que se molestara más, además de sentirse muy irritada.

— ¡Cierren la boca! ¡Malditos imbéciles! —grita furiosa.

Esto hace que el ambiente se tensara cada vez más mientras ella entra a uno de los diversos salones que tiene el auditorio. Ella cierra la puerta con el cerrojo, y se mueve rápidamente hacia la ventana del salón para salir. Al estar fuera, ella se dirige al lado opuesto del auditorio. Hasta que llega a los alrededores de los sendero de piedra. Y observa como todos los estudiantes hablan casualmente, además de resultarle curioso lo que está mirando. Escarlet siente que ese es un mundo al que nunca volverá a pertenecer.

Su mirada se torna triste al mirar todo este escenario, a la vez que se oculta detrás de un árbol. Y sus ojos carmesís se entrecierran y se da media vuelta para dirigirse al sendero que lleva a la entrada secundaria, además se puede oír de fondo las risas de los estudiantes.

«Esa normalidad, nunca la podre volver a sentir.»

Aparece en sus pensamientos y un sentimiento melancólico brota en su pecho. Escarlet mira al frente y empieza a caminar mientras es invadida por sus recuerdos llenos de momentos divertidos. Incluso las conversaciones que tuvo con sus examigos. Ahora esos recuerdos se vuelven amargos para ella, ya que todos esos recuerdos son falsos y no son reales. La verdad es que nadie quería a Escarlet. A pesar de ser una chica que encaja en el estereotipo de ser alguien inocente y gentil, o por sus acciones amables y desinteresadas. Esto es lo que siente mientras coloca su mano en su pecho.

«Incluso si vuelvo a esa normalidad, seguirá siendo mentira. Nadie me aprecia por lo que soy. Ellos simplemente me verán como un pilar de estatus y en el mayor de casos como un objeto a ser utilizado.»

Se dice así misma de manera cruel e intenta decirse algo medianamente positivo, pero no deja de sentir que las personas son crueles. Además de pensar que en algún lugar de los pensamientos de los demás, ella siempre será un objeto.

— ¡Espera! No quise decir eso. Es solo que los murmullos de la sala de reuniones me resultan desagradables, además no tengo nada contra ti. Apenas te conozco y sé no qué tipo de persona eres.

Las palabras de este chico llegan a su cabeza, al apenas notarlo acaba llegando a la entrada secundaria. La cual está totalmente desolada, además de observar un auto negro estacionado frente de la entrada.

«Tal vez algo pueda cambiar este año.»

Piensa mientras sostiene una expresión deprimida, y camina en dirección al auto. Aun así, tiene la escasa fe de que algo cambiara y que todo esto terminara de algún modo. Incluso si esto es una mentira compasiva que quiere decirse así misma como consuelo. Su intuición dice que ese desconocido puede ser el inicio y cierra de esta oscura página. Ella sube al auto y su chofer arranca el auto en total silencio.