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Chapter 206 - Regreso a Fitoa.

—Después de ser reconocido oficialmente como Reidar, nos teletransportariamos desde el Palacio de Plata a la cabaña, desde donde nos trasladariamos a Donati. Si, se que suena complicado pero no lo es .

Primero que nada enviamos dos carruajes plegables, caballos y una gran carreta con suministros. Viajaríamos de incógnito, así que iríamos sin armaduras y nuestro disfraz sería unos aventureros que escoltan a unos nobles.

Una vez llegamos a la cabaña, donde Eris y yo llevamos a nuestros caballos, con Alex y Doga nos teletransportamos con los carruajes, la carreta, además de caballos a Donati . Luego regresé por el resto de la comitiva.

Cuando volví a la cabaña, Orsted sugirió que Aleksander nos acompañara. Luego de una pequeña discusión, donde Orsted finalmente impuso su autoridad, y me envio con el demente. Además, Aisha, por algún motivo, cambió de opinión y también se unió al viaje. Así que íbamos en una gran comitiva. Solo faltaba Tristina y Luke, que se quedaron obviamente por el embarazo de Tris. Por cierto Leo acompañaba a Lara, no hubo forma de dejarlo en la Sharia, aunque Orsted me dijo que no me preocupara, el cuidaría a mi familia y amigos.

Una vez nos teletransportamos a Donati, Alex y Doga ya habían ensamblado los carruajes y la carreta, y así empezamos el viaje.

Aleksander viajó en la carreta con Doga y Alex. Yo iba con homero Simpson, también Eris, Ghislaine, Isolte y Silphy iban a caballo. En una de los carruajes viajaba Ariel con Edward y Kleene , y quien conducía era Elmore. Y en la otra iba Nana, Roxy y los niños y quien conducía era Aisha.

—Pensé que no vendrías, hermana — le dije.

—Lo sé, pero vi que vendrías con todos los niños y pensé que las chicas necesitarían ayuda,— dijo Aisha sonrojada por alguna razón.

—Ya veo. Qué buena hermana eres — dije, acariciándole el pelo.

—Deja de hacer eso. Ya no soy una niña, y puedo perder el control de los caballos — me regañó.

—Bien, qué mal carácter, sacaste el mal humor de papá — dije.

Retrocedí atrás y me puse al lado de la carreta conducida por Alex.

—Estos viajes me gustan — dijo Alex — tranquilos, sin idiotas que traten de matarnos,— dijo mirando a su hijo que desvío la mirada, — con hermosas mujeres y con camaradas de armas.

—Sí, creo que solo falta Ruidjerd — le dije.

—Wuajajajaja, así es — me dijo.

—Oye, Doga, cuando paremos a comer, siéntate al lado de Isolte, y dile algo bonito.

—¿Como que? —me dijo Doga.

—Dile que el día está casi tan hermoso como ella, o dile que el cielo esta de un hermoso azul como sus ojos, o si te da vergüenza, preguntale en que consiste la religión Milis, y escuchala con atención .

— Me da vergüenza, dijo Doga sonrojado mientras miraba a Isolte qué reía mientras hablaba con Eris.

—Escucha a Reidar, Doga. El hombre tiene experiencia con cinco mujeres,— dijo Alex.

—Cof, Cof, Cof, Cuatro, Alex, solo cuatro — le dije.

—Oh, cierto — dijo mirando a Doga y cerrándole un ojo, haciendo reír al grandote.

—Oigan, chicos, cuando estemos solos, bromeen con eso no tengo problemas , pero ahora no. Mis esposas y mi hermana están aquí, ni hablar de mis hijas. Lara, mi niña de pelo azul, repite todo lo que escucha.

—Wuajajajaja, ¿esta en esa edad?, tranquilo, Reidar. Solo fue una equivocación.

—Sí, claro "equivocación" — le dije.

—Bien, como sea, Doga, en este viaje debes aprovechar de acercarte más a ella, ¿entiendes? —le dije.

—Aha.

—Pfff, como sea — dije, cabalgando hacia el carruaje donde iba Ariel.

Ella abrió la ventana y me habló.

—¿Algún problema, Rudy?

—No, Majestad, solo estoy algo preocupado por el loco que va atrás. —dije mirando a Alek que miraba hacia el cielo.

—Oh, pero Lord Orsted dijo que no había problema. ¿Tú aún no confías en él, amor?.

—No, es un demente obsesionado con superar a Alex. Al menos, ya no tiene a Kajakut. Ese loco trató de matarnos hace solo unas semanas con esa cosa, —dije.

Cuando miré a Ariel, la vi con los ojos llorosos secándose una lagrima .

—¿Qué te pasa? ¿Te dolió algo?

— No, es que me dio pena de pensar que te pido pasar algo, mi amor(….).

Ya tranquila, estoy bien, nada me pasó — le dije algo preocupado por su reacción, sin embargo, al poco tiempo estaba riendo con Edward en sus brazos. Tal vez sea por el estrés estos cambios de humor, ella también a pasado por muchas preocupaciones , y no es exagerar ya que es muy probable que de haber perdido Geese, hubiese atacado Asúra .

Cuando anocheció, hicimos un campamento y preparamos la cena.

— Estamos cerca de la ciudad donde nos quedamos hace tantos años, ¿recuerdas, Rudy? Donde casi matas a Luke, — me dijo Ariel.

—Sí, bueno, aún me siento mal por eso — le dije.

—El idiota se lo merecía — dijo Eris masticando su carne de manera muy poco femenina .

—Oye, Lucy, hija ¿cómo te sientes hasta ahora? ¿Te gusta viajar en carruaje? — le pregunté.

—Bien, papi, me gusta. Nunca había estado aquí es lindo .

—¿Y a ti, Lara? ¿Lara?, Lara te estoy hablando hija.

—¿Yo qué? — dijo Lara, que estaba sentada acurrucada a Leo, mientras Roxy le daba comida.

—¿Te ha gustado el viaje?

—Sí, pero extraño buelita Zenith.

—Bueno, cariño, volveremos en unos días, pero es bueno que salgas y conozcas el mundo. Sabes pronto llegaremos al país donde nacimos mami, Blanca, mami Roja y yo, y donde conocí a tu mami Azul .

—Sí, es bonito, —me dijo sin prestarme casi atención —. Papi, ¿por qué no nos cantas? — dijo Lara de pronto, en perfecto castellano.

—Eeeh, no, mi amor, me da vergüenza delante de todos. Canto mal, mi niña, y no quiero que se burlen de mi — le dije en la misma lengua .

—A mí me gusta, papi — dijo Lara.

—Rudy, ¿en qué idioma hablas con tu hija? — me preguntó Ariel confundida.

—Eeeeeee, este, eeeeh yo, eeeeh en, en, en el idioma de Nana, ella nos enseñó — ¿no es así, amor? — le dije mirando a mi esposa, suplicando su ayuda.

—Sí, Majestad, yo le enseñé mi lengua — dijo Nana saliendo en mi ayuda .

—No, esa no es la lengua de mami Nana. Es la lengua de papi cuando vivía(.... .).

—Lara, amor, vamos a dormir — le dijo Roxy, tomándola de un brazo y entrando a una tienda de magia de tierra que había construido.

Cúando entraron en la tienda Roxy regaño a Lara susurrandole —Lara te dije mil veces que No debías decir que papi llego de otro mundo, porque no me haces caso hija?.

—Se me olvido, mami, le dijo Lara sonriendo.

Mientras yo me quede ahí sin saber que decir.

—JEJE, estos niños no(…) — dije mirando alrededor, donde toda mi familia estaba nerviosa, los demás confundidos y Ariel me miraba con una sonrisa, como si supiera lo que pasaba.

— Será mejor ir a hacer dormir a los niños — dijo Eris , que se llevó a Lucy y a Siegh donde estaba Roxy y Lara.

Si se preguntan dónde estaba Ars, bueno, en los brazos de Kleene, apoyado en las generosas tetas de esta.

— Qué lindo es su hijo, General. Yo quisiera uno — dijo Kleene.

—Bueno, Aleksander está soltero — dije mirando hacia donde estaban los dioses del Norte hablando con Doga.

Pero en ese momento, Aisha me dio un fuerte puntapié y me miró enojada. Ya veo. Seguramente a ella le molestó que le propusiera a nuestra amiga a un tipo tan demente como Alek. Cielos, Aisha tiene razón, no puedo presentarle a ese esquizofrénico a Kleene.

—Oh, lo siento. Será mejor que no, Kleene. Ese tipo no es como Alex, es algo peligroso,— le dije, —podría hacerte algo.

—No me gusta en todo caso. Parece un niño, miralo, debe con suerte tener 20 años y yo ya tengo 27 .

—Tiene 44, Kleene, podría ser tu padre.

—¿En serio? Vaya, se ve muy joven — dijo Kleene.

—Tal vez deberías casarte con Luke — le dije.

—Sí, podría ser. Después de todo, tonteábamos en la universidad.

En ese momento, Silphy vino y se llevó a Ars a la tienda , así que Nana se acurrucó a mi lado.

—Mientras frente a mí estaba sentado Doga, al lado de Isolte, que estaba muy callada. Yo le hacía señas a Doga para que hiciera un movimiento, pero el desgraciado desviaba mi mirada y miraba al cielo. Maldita sea, este chico es demasiado tímido, pensé.

En ese momento, Ariel se puso rápidamente de pie. Me pasó a Edward y salió fuera del campamento junto a Ghislaine, Elmore e Isolte acompañándola.

—¿Qué le pasó? — le pregunté a Kleene.

—Oh, se ha sentido mal del estómago — me dijo algo nerviosa.

—Ya veo.

—Es un bebé, muy lindo — dijo Nana.

—Sí, es idéntico a su madre — dije.

—me recuerda a Siegh, por algún motivo dijo Nana, —poniendo muy nerviosa a Kleene.

Yo opte por la vieja estrategia latina, de que Cúando el tema se pone complicado hay que cambiar la atención de la conversación.

—Oye, Doga, ¿le dijiste lo que te aconseje ? — Le dije desviando la atención al grandote.

—No. —me dijo Doga sonrojado.

—Vamos, amigo, Dile algo. Dile que es linda. — le aconseje.

—Me da vergüenza.

—Deja a Doga tranquilo Rudy, el sabe si le habla o no, —me regaño Nana.

—Nana, tú eres una mujer. ¿Qué te gustaría que te dijeran para conquistarte? — Le pregunté.

—Bueno, no lo sé, Rudy. Tú me conquistaste poco a poco, no lo planeamos, pero me gusta mucho cuando me dices cosas lindas.

—¿Y qué le digo? —, Pregunto Doga.

—Que sus ojos son tan hermosos como las estrellas. Créeme, funcionará.

—¿Encerio?

—Pppf, que cobarde eres, es solo una chica, —dijo Alek que estaba tirado en un tronco —. Oye, niña, tus ojos verdes son bonitos como esas estrellas — le dijo de pronto Alek a Aisha haciendo que mi hermana se sonrojara.

—Sí, así debes decirle, Doga. ¡Ves, hasta Alek entendió, y te dio un ejemplo! Hazlo cuando regrese.

—Delante de todos. — le dijo Doga muy sonrojado.

—Estaremos de guardia en el primer turno. Con Alex iremos a vigilar el perímetro y te dejaremos solo con ella.

—Aha — dijo Doga.

—Oye, Rudy — me dijo Nana al oído — ¿por qué Kalman III le dijo eso a Aisha?.

—Para mostrarle a Doga cómo hacerlo — le dije.

—¿Estás seguro que no fue porque…? —

Justo en ese momento, llegó Ariel.

—Perdón, estoy un poco cansada. Dormiré esta noche — nos dijo. Tomó a Edward y se fue a su tienda con Kleene y Elmore.

—Bien, Nana, Aisha, vayan a dormir. Haremos guardia unas horas. —les dije.

Ellas entraron en la misma tienda donde duermen mis esposas e hijos.

—¿Tú no irás a alguna tienda? — le pregunté a Alek.

—No, dormiré aquí. Estoy acostumbrado — me dijo.

—Bien.

— Oigan, chicos, iré a hacer una ronda por los alrededores — dije.

— Te acompaño, Dios del Cauce — me dijo Isolte.

— No, Diosa del Cauce. Quédate con Doga mientras vamos a vigilar. Volvemos en unos 30 minutos. Vamos, Alek.

— No, yo no quiero. Me quedaré. —e dijo el imbecil.

— Muévete — le dije, dándole una patada. Alek abrió los ojos y pareció entender porque dio un suspiro y se fue conmigo y Alex.

— No sé por qué hacen esto por el gordo. El tipo no dirá nada — dijo Alek.

— Déjalo en paz. Tú deberías hacer lo mismo, buscarte una chica, y tal vez dejes de tener fantasías de héroe, idiota — le dije.

Por alguna razón, el se sonrojó.

—Podría presentarte a Rinia o Purcena. —

—¿Hablas de las mujeres ferales, Reidar?, —dijo Alex.

—Sí, bueno, aunque los hermanos de mi esposa están enamorados de ella, pero también está Faria, la semielfa de la oficina. Ella es linda. — le dije.

—Con todo respeto, Reidar, prefiero no hablar de eso contigo — me dijo Alek.

—Bien, como sea. ¿Tú qué piensas, Alex? —dijo volviendo la conversación a Kalman II.

— Wuajajajaja, no he sido muy mujeriego en mi vida, aunque hubo un tiempo donde tuve dos esposas. Era un poco mayor que Alek. Las conocí cuando fui al Reino del Rey Dragón a matar a Kajakut. —me dijo.

—Oye, cuéntame esa historia, pero la verdadera, no la que sale en los libros — le dije.

—Sí, ¿por qué no? Verás, un día, le robé la espada a mi madre y partí rumbo a las montañas de lo que ahora es el Reino del Rey Dragón, y… …(…). Regresé a casa con Kajakut, y a mi lado iba Shaina y la asesina Chikita. Ellas fueron mis primeras esposas.

—Vaya, es una gran historia. Julián Jalisco debió ser alguien genial. —dije.

— Wuajajajaja, no lo era. Era un viejo gruñón y extraño, pero el más talentoso herrero que he visto. Por cierto, ustedes dos(…) Tú, Reidar, solo tienes esa pequeña espada, y tú, Alek, no tienes nada.

—Pronto tendré una espada nueva, padre. Orsted dice que el Dios Metal tal vez podría fabricar nuevas armas, pero ahora mismo tengo estas dagas — dijo, sacándolas de su cintura. Rápidamente desenfunde la espada pequeña.

—Hey, tranquilo, Dios del Cauce. No haré nada — dijo.

—Eso espero — le dije.

—Wuajajajaja, cálmate, Rúdeus — me dijo Alex. — No veo intenciones de atacar en mi hijo.

—Sí, como sea, regresemos. Doga ya debe haber dado el paso. — dije.

Cuando llegamos, Doga le hablaba a Isolte, pero no de lo que yo pensaba.

—Entonces, para destazar a un monstruo, debes sacarle las tripas, y en su centro, a veces, hay gemas. Y las pieles se venden por buen precio. También su carne, y aúnque sus tripas huelen mal, y sus sesos aveces se venden para hacer pocimas.

Yo me di un palmetazo en la frente por las estupide9que le decía Doga , lo que alertó a Isolte.

—Oh, Reidar, dioses del Norte ya regresaron. —nos dijo.

—Solo dime Rúdeus, Isolte.

—Sí, Doga me estaba contando de sus trabajos de aventurero. Es fascinante — dijo sonriendo.

—En serio — dije impresionado, mirando a Doga. —Bueno, sí, es una vida dura, pero es divertida — le dije.

—Bueno, Doga, iré a despertar a Ghislaine para que tome su turno. Ustedes vayan a dormir — nos dijo Isolte.

—Bien. Creo que iré a despertar a Eris y Roxy — dije.

Cuando estaba por entrar a mi tienda, de pronto, Ariel salió de la tienda y fue tras unos arbustos. Rápidamente fui con ella. Si bien estos lugares son seguros, uno nunca sabe. Ariel vomitó mucho.

—¿Todo bien? Te lanzare curación, — le dije.

—Sí, amor. Gracias — dijo, mientras ponía mi mano en su vientre, y una luz salía de mi mano.

—Tienes el vientre un poquito abultado, Ariel. ¿Estás bien Ariel?

Ella se puso muy nerviosa cuando dije eso.

—Sí, no es nada, estoy un poco gorda.

—Lo siento, no quise decir eso,— le dije.

—Jejeje, es que comí delicioso hace unas semanas. No sabes cuánto comí — me dijo cerrando un ojo. — Creo que Iré a dormir, amor.

—Por cierto, Ariel, cuando estuve en la villa Superd, y cuando las chicas ya se habían ido, me quedaba a dormir solo en la cabaña más alejada . Uno de los últimos días, un agradable aroma inundaba mi cabaña cuando desperté. Pensé que era el aroma de Norm, que me había traído desayuno, pero ella dijo que no era y también sintió ese aroma.

—¿Y eso qué? — dijo Ariel.

—Que tú hueles igual que mi cabaña ese día, — le dije. —A frutas y flores. Es tu perfume.

—JEJE, por favor, Rúdeus, ¿ahora tienes el olfato de un ferál?

—¿No habrás sido tú? ¿Que esa noche me visitaste mientras dormía? — le dije.

—Supones cosas, amor — me dijo, dándome una palmada en el culo y regresando a su tienda.

¿Qué raro?, pensé.

Cuando iba a la tienda, vi que Roxy salía a su guardia, pero salió con Eris. Ellas rápidamente fueron a unos arbustos y vomitaron también.

—¿Amores, están bien? — les pregunté.

—Creo que la cena nos hizo mal — dijo Eris.

—Yo y Silphy podemos cubrirlas — les dije.

—No, tranquilo. Estamos bien — dijo Roxy. —Ve a dormir.

Cuando entré, me acurruqué en un rincón. Nana y Silphy dormían, abrazadas con nuestros hijos. Cuando estaba por dormir, Lara me habló.

—Papi, ¿me vas a cantar antes de dormir?

—Bien, mi niña. Pero no debes decir que papi habla esa lengua del otro mundo, ni menos que papi era de ahí, ¿entiendes?

—Sí, entiendo. No lo haré más — me dijo sonriendo.

Así que le canté, muy despacio para no despertar a los demás, y Lara se durmió en mi brazo.

—Cantas muy mal, Rudy, pero es muy tierno verte cantarle a nuestros hijos — me dijo Nana, que estaba despierta.

— Durmamos, amor — le dije, y así pasó nuestra primera noche, al. Día siguiente Seguimos nuestro camino y en unos días llegaríamos a Fitoa .

El problema fue que durante el camino, Eris, Roxy y Ariel estuvieron enfermas. Vomitaban mucho, tenían náuseas, y sus cambios de humor(…) Roxy me regañaba, Eris me golpeaba, y Ariel rompía en llanto. Y cuando Ariel empezaba a llorar, me abrazaba, provocando la ira de Nana y Silphy.

Cuando llegamos a Fitoa, había más actividad, pequeños pueblos por aquí y por allá. Finalmente, fue cuando divisamos Roa a lo lejos. Decidimos acampar esa noche a unos 4 km de la ciudad, y esa noche divisamos algunas luces.

—Bien, cuando lleguemos, ustedes irán a un médico — le dije a Eris y Roxy.

—No quiero — dijo Eris.

— Iras. Escucha, Eris. La magia no funciona contigo ni con Roxy, tal vez tienen algo, una maldición — dije.

—No me asustes, Rúdeus, me dijo Eris.

—Mañana llegaremos a Roa y debe haber algún doctor . Por cierto, se nota que la ciudad está muy reconstruida. Cuando llegamos hace 11 años eran solo tiendas. —dije.

—Sí — dijo Eris, mirando hacia las luces.

—¿ Me pregunto si Alphonse estará vivo? — dije.

—Creo que lo está. Lord James envió a su hijo mayor a hacerse cargo de Fitoa, y están reconstruyendo desde que tomé el trono — nos dijo Ariel, quien se sentó con Edward a mi lado.

Roa era una hermosa ciudad, más grande que la Sharia. Ahora no es ni un cuarto de lo que era, pero al menos se ven edificios — dije.—Lucy, Lara, hijas, ¿ven esa ciudad a la distancia?.

—Sí, papá — dijo Lucy.

—Ahí nació mamá roja, y ahí fue donde nos conocimos cuando éramos niños.

—¿Y ella se enamoró de ti ahí, papi? — preguntó Lucy.

—Según ella, sí. Pero yo recuerdo que me golpeaba mucho — dije sonriendo.

—No le cuentes eso a mis hijas, Rúdeus. —me regaño Eris.

—Cuando era niña , y papá me asignó a mi guardia, me llegaron rumores de que Lord Sáuros tenía a un mago santo y espadachín avanzado de solo 8 años a su servicio. Recuerdo que Derrick Redbat me dijo que te pidiera como mi guardia, Rudy — me dijo Ariel.

—¿En serio? Nunca me dijiste eso.

—Mmm, no te habría dejado ir, Rúdeus — me dijo Eris, abrazándome e inflando las mejillas .

—Jajajaja, no creo que hubiese ido a Ars . Recuerda que estaba aquí para pagar la universidad de Silphy. — le dije

—No te asustes, Lady Eris. Estoy segura de que Rudy no te hubiese abandonado — le dijo Ariel.

—Escuchaste eso, Eris. Yo no abandono — dije, provocando que Eris me golpeara el estómago.

—Eso te lo mereces, Rudy — me regañó Ariel.

—Bien, bien. Qué mal carácter. Ya nadie aguanta una broma. —dije.

—Oye, Rudy — dijo Ariel — tu hermana pasa mucho con el hijo de Lord Alex. ¿Ellos acaso son…?

—Aisha? ¿Con ese sujeto? Jajajajaja, perdón por reírme , Ariel, pero la verdad solo hablan porque el tipo le enseña algunas técnicas. A él ni le interesan las mujeres — dije, —jajaja.

—¿Estás seguro de eso? —me preguntó Ariel.

—Claro. Una vez hablamos y el tipo no tenía idea de dónde estaba el clito… el cli, el… bueno, el placer de… de… de tener eeeh una eeeh amiga. Sí, eso, una amiga — dije.

—Jajajajaja, será mejor ir a dormir esta noche. Llegaremos pronto a donde naciste. Buenas noches — dijo Ariel, y entró a su tienda con mi hijo… digo, ahijado.

Al día siguiente, llegamos a Roa. Fue raro regresar ahí. Aún estaban los muros que había construido por petición de Alphonse, a lo lejos se veía la nueva mansión Boreas, pero no llegaba ni a una milésima de su antiguo esplendor. Faltaban décadas para que Roa fuera lo de antes. Pude ver la nostalgia, especialmente en la cara de Eris y Ghislaine.

Una vez dejamos los carruajes y los caballos en la caballería y arrendamos toda una pisada para nosotros , decidimos dar una vuelta por Roa. Rápidamente encontré un médico y llevé a Roxy y Eris a ver qué tenían. También llevé a Ariel, que estaba usando un anillo para cambiar su cara, rostro por el de Kleene.

Me costó mucho llevar a Ariel. Incluso Kleene y Elmore no querían que la llevara y se opusieron enérgicamente . Finalmente, luego de una discusión donde amenacé con regresar y suspender el bautizo hasta que Ariel estuviera bien, ella, a regañadientes, decidió acompañarnos.

Cuando llegamos, el médico examinó a las tres.

—Bien, señor, ¿disculpe, cuál es su nombre? — me preguntó el médico.

—Eeeeh, me llamo… eeeeh, Cliff Grimoire — dije sin pensarlo, lo que provocó las miradas de Eris, Roxy y Ariel.

—¿Y ellas son?

—Eeeeh, son mis esposas — dije.

—Oh, ya veo. Bueno, señor y señoras Grimoire, felicitaciones. Las tres están embarazadas. —

—¡¿QUÉ?! — dije, dando un grito de la impresión.

—Así es. La señora Grimoire de pelo azul y pelo rojo tiene 2 semanas de embarazo, y la señora Grimoire, Rubia, tiene un mes.

Eris y Roxy se miraron entre ellas y se abrazaron. Estaban muy felices, yo también, pero Ariel… ella era mi problema. ¿Cómo se embarazó, de quién?

—Rudy — me dijo Roxy, abrazándome al mismo tiempo que Eris. Ariel tenía una cara complicada, y se veía nerviosa .

Salimos del médico con mis esposas muy contentas y Ariel con una nerviosa sonrisa. Afuera del edificio del médico nos esperaba Ghislaine, quien escoltaba a Ariel. Eris rápidamente le contó que volvería a ser madre y abrazó a la gata, algo que la sorprendió. Las chicas querían ir a la posada, a ver a Silphy y Nanahoshi y a los niños para contarle la buena noticia y rápidamente se separaron de mí.

—Oye, Ghislaine, puedes acompañarlas, no te preocupes. Yo cuidaré de su Majestad — le dije.

—Claro — me dijo mi Maestra.

Cuando se alejó con las chicas, le hablé a Ariel.

—Tenemos que hablar seriamente.

—¿De qué, Rudy? —, me dijo nerviosa.

—Primero, que nada, felicitaciones por tu nuevo bebé. —le dije.

—Gracias, amor.

—Ven — dije, tomándola del brazo y llevándola a una calle lateral, donde ella se sacó el anillo, recuperando su forma Real.

—Ariel, dime la verdad. ¿Quién es el padre? —le dije.

—Eso no es de tu incumbencia, Rudy.

—¿No se supone que me amas?

—Sí, lo hago. Eso es verdad, pero tú estás casado y yo tengo derecho a acostarme con quien quiera.

—Bien, bien te entiendo , pero escucha. Tengo muchas dudas con respecto a Edward y sus gestos y sonrisa , pero te dije que no volvería a indagar en ello. Sólo quiero que sepas que sospecho que él es mi hijo.

—No lo es, Rudy — me dijo con cara de enfado, pero estaba nerviosa.

—Tienes un mes de embarazo, Ariel. Y hace exactamente un mes fue cuando desperté y sentí tu aroma en mi cabaña. Dime la verdad, y te juro por mi vida que no me enfadaré contigo. —La abracé y le acaricié la barriga , sintiendo un diminuto bulto. —Ariel, mi amor, ¿este bebé que llevas en tu vientre es mío?

—No lo es. Es de otro hombre.

—Sé que solo tienes un harén de mujeres, y sé que de Luke no es, porque Tristina lo domina como quiere, y tú y yo nos hemos acostado, y antes de que nos convirtiéramos en amantes, siempre soñaba contigo cada vez que visitaba Ars. Y los sueños era eróticos y parecían muy reales… No me extrañaría que en realidad me hicieras algo.

—¿Cómo te atreves? — dijo, dándome una cachetada y saliendo de ahí.

La tomé del brazo y la atraje a mi y le di un fuerte beso en la boca, el cual ella respondió.

—Ariel, el bebé es mío. Dime, maldición, no me hagas esto, se supone que nos amamos.

—¿Y si lo fuera? ¿Qué harías Rudy ?.

—Decirle la verdad a mi familia y criarlo,— le dije.

—Puedes ser el padrino también de este bebé, Rudy. Y si gustas, puedes criarlo. —me dijo.

—Entonces, ¿es mío? .

Ella me sonrió y me besó.

—No, Rudy. No es tu hijo — me dijo con cierta pena.

—Bien, pero quiero que sepas que si llego a saber que me mientes, nunca te voy a perdonar. ¿Entiendes? —

Ella afirmó con la cabeza, pero estaba pálida y asustada.

—Será mejor regresar — dije.

—Rúdeus, eres tú — me dijeron de pronto.

Cuando volteamos, nos encontramos cara a cara con Sara.