Cuando papá y Aisha se fueron con el lunático, pasamos a comer algo. El invierno ya estaba acabando, y la nieve empezaba a derretirse. Pero sé que a ustedes eso no les interesa. La pregunta que se hacen todos, y que yo también me hacía, es : ¿con cuál chica estaría esta noche y acabar así con casi 3 meses sin que mi muñeco se ponga pelucas de colores? . Yo estaba indeciso. Eris me había prometido el "pspspsfufu", pero Nana estaba feliz por el regalo y sabía que cuando estaba feliz, se ponía salvaje en la cama y decía obsenidades en japones , y por otro lado, Roxy, Silphy y también Eris estaban algo impactadas aún después de leer el diario del futuro, ¿Un cuarteto sería buena idea? , pero dejaríamos fuera a Nana, así que opté por la opción más obvia. Que ellas se pusieran de acuerdo con eso.
Luego de almorzar , Nanahoshi partió al mercado con todas las chicas porque, según ellas, querían hacer una cena especial esta noche. Así que me quedé solo con mis madres Norm y mis hijos. Lara y Lucy habían estado entrenando hace varios meses y quería ver sus avances.
— Salgamos al patio a practicar, Lucy, Lara, —les dije.
A todo esto, Lucy estaba cerca de los seis años, y Lara hace poco había cumplido cuatro, y Ars estaba por los casi tres años. Siegh tenía ya 6 meses.
Así que salimos, mientras era observado por mis madres que tenían a los menores en sus brazos. Para variar, cuando intenté tomar a Ars, rompió en llanto. Siegh, por otro lado, es un niño bastante normal.
— Lucy, ¿cómo van tus clases de esgrima y magia? —le pregunté .
— Bien, papá. Sé lanzar hechizos de agua, tierra y viento en silencio, y estoy aprendiendo de fuego, ademas ya se leer, y mami Nana me enseña matemáticas y ciencias.
— ¿Y tú, Lara? Lara, Lara, hija, te estoy hablando, —le dije.
Lara estaba bostezando y rascándose detrás de la oreja.
— Sé lanzar hechizos de agua y tierra en silencio. Mami blanca me enseñó, y mami azul estaba envidiosa, jejejejeje. Mami roja dijo que empezaría a usar una espada de madera pronto, así que aun no se de esgrima papá.
— Ya veo, —dije, mientras sacaba una espada de madera. — Por cierto, Lara, estás hablando muy bien, considerando que aprendiste hace poco.
— Es que ayudo a buelita Lilia a hablar con buelita Zeni.
— Ya veo, —le dije con una sonrisa.— Bien, van a entrenar juntas. Lucy será la espadachina, y tú Lara, la maga de apoyo. Tú le darás cobertura a tu hermana con magia mientras ella me ataca, ¿entendiste?.
— Sí, papi, —me dijo Lara en perfecto castellano , y con una sonrisa ( lo gracioso es que habla castellano con mi acento del otro mundo) .
— Bien, empecemos, —dije.
Lucy se lanzó contra mí, pero rápidamente le llegó una bola de agua que le mojó la cabeza.
— Me equivoqué, — le dijo Lara, sonriendo.
— Lo hiciste a propósito, —dijo Lucy, enfadada.
— Nooo, lo siento, hermana, —dijo Lara, con una sonrisa muy falsa y de burla.
— Bien, continuemos, —le dije, y Lucy se lanzó dándome golpes básicos en los tres estilos, mientras Lara me lanzaba bolas de agua.
Estuvimos así unos minutos, hasta que desequilibré a Lucy suavemente y perdió su espada.
— Nada mal, hija. Estás muy bien, —le dije.
— ¡Lucy, apártate! —le gritó Lara, y la maldita niña me lanzó una bola de agua del porte de un auto, la cual tuve que rechazar con estilo Dios del Cauce.
La quedé mirando con los ojos muy abiertos.
— Hija, ¿dónde aprendiste eso? —le pregunté.
— De ti papá. Buelita Zeni me dijo que cuando eras un niño, destruiste una pared. Así que le di más mana a la bola de agua y protegí a Lucy. ¿Lo hice bien? —me dijo, con una sonrisa.
— Sí, sí, lo hiciste muy bien, Lara, —dije, mientras tomaba a Lucy en mis brazos.
— Yo también puedo hacer eso, —dijo Lucy, inflando las mejillas.
— Jejeje, claro que sí, amor. Pero paremos un poco. Por cierto, ¿mami Blanca les dijo que practiquen hasta casi agotar su mana todos los días?, eso es para que aumenten sus reservas de maná.
— Sí, lo hacemos, —dijo Lucy. — Tía Aisha nos entrenaba cuando no estuvieron, y gastábamos mana usando magia de agua y tierra. Ella nos hacía crear tierra para el jardín.
— Ya veo, —dije. (Vaya, Aisha es muy estricta, pensé).
—Como sea, vamos adentro, —les dije, y ahí nos pusimos a jugar con mis hijos, aunque Ars no quería bajarse de los brazos de Norm, que lo estaba sosteniendo ahora.
— Papi, hiciste amigos en tu viaje? —me dijo Lucy.
— Bueno, sí, Estaba Doga y Alex . También Me reencontré con tu tío Ruidjerd. Él vendrá a conocerlos muy pronto. Cuando dije eso Norm estaba sonriendo.
— Él es de quien me hablaste cuando fuimos a ver a los papi de mami Azul, —me dijo Lara.
— Vaya, ¿recuerdas eso, mi niña?
— Sí. Me contaste que él te cuidó papá. Y también recuerdo lo asustada que estaba mamá azul cuando le contaste la historia de ese payaso del espacio.
— Jaja, sí, lo estaba, —dije, sonriendo.
— Oye, papá, —dijo Lara. — ¿Donde están los papis de mamá blanca, mamá roja y mamá Nana?
— Es triste para sus mamás hablar de ellos, mi niña. Ellos lamentablemente se fueron al cielo cuando sus mamás aún eran pequeñas. Y los papás de mamá Nana están en su mundo, y no podemos ir a verlos.
— Entiendo, —dijo Lara.
— Oigan, mis niñas, en un tiempo debo bautizar a Edward, y debo viajar al pueblo donde nacimos mami blanca y yo. Las voy a llevar para que conozcan, —les dije.
— ¿Por qué debes hacer eso, papá? —me preguntó Lucy.
— Bueno, Edward no tiene papá. Así que yo asumiré ese lugar. Y debo llevarlos a donde nací para bautizarlo, ¿ustedes quieren ir conmigo? —les expliqué.
— Sí, —dijo Lucy, saltando a mis brazos. La verdad, aparte de llevarla a Ars, nunca le he llevado a ningún lado. Sería bueno sacarlos a misiones de vez en cuando, para que no estén tan lejos de mí, pensé.
Mientras jugaba con los niños, llegaron las chicas y se fueron a cocinar para la noche. Nana estaba especialmente estusiasmada luego del regalo y llego con pescado, seguramente hará Sushi, ufff si va a hacer comida japonesa ojalá haga Ramen, es lo único japones qee me gusta, aparte de Nana.
Mientras pensaba en eso jugando con los niños, Eris llegó donde estaba y se sentó a mi lado.
— ¿Qué haces?
— Nada. Jugaba con los niños, y trataba de enseñarle a Lara y Lucy a jugar ajedrez.
— Creo que entiendo cómo se juega eso, —dijo Eris.
— Puajajajajaja, ¿tú? ¿En serio?
— ¿Por qué te ríes? ¿Crees que soy estúpida? —me dijo Eris, molesta.
— No, mi amor. Pero es algo complejo, y nunca te he visto jugar.
— He mirado cuando juegas con Perugius o Zanoba. Es simplemente como una batalla.
— Bien, si quieres intentarlo, —le dije, casi burlándome de ella. Jajaja, ¿qué va a saber Eris si apenas puede leer? No digo que sea tonta, pero nunca le gustaron este tipo de cosas. Ella tiene otros talentos. Es una buena espadachín, y por lo que me dice Roxy, una gran maestra de esgrima.
Cinco minutos después(…).
— ¡¿Creo que Gané, Rúdeus? ! Es jaque mate.
Yo miraba el tablero en silencio.
— ¿Gané, cierto? Porque no puedes mover al rey. Y si lo mueves aquí, te comería con el de la cabeza puntuda. Si lo haces acá, está el caballo, y acá está el peón, que es apoyado por la torre. Te gané, ¿cierto? —dijo Eris, mirándome a los ojos, con una cara algo confundida.
— Este, yo(…) —decía, mirando cómo salvarme. — Yo creo que(…) deberíamos ir a ayudar a las chicas, —le dije.
— Pero Rúdeus, si no puedes mover al rey, es jaque mate o no?
— Eeeeh, este, yo(…).
— Ya admite que perdiste, Rudy, —me dijo de pronto Nana, que estaba tras de mí.
— Aaaaah, ¿hace cuánto estás ahí? —le pregunté.
— Unos cinco minutos. Eris te ganó, Rúdeus. ¿Por qué no lo admites? —me dijo Nana.
— En serio, gané, —dijo Eris, con una sonrisa.
— Así es, —le dijo Nana.
— Jajaja, en tu cara, Rúdeus, maldito sabelotodo, jajajajaja. Sabía que te ganaría, jajajajajaja. Te gané en un juego de tu propio mundo, jajajajaja. Perdedor, perdedor, jajajaja. Apuesto que si trajeras ese tal Nintendo, también te patearía el trasero, Rúdeus, jajajaja.
Mientras Eris se burlaba de mí, Lara saltó en brazos de Eris, y juntas empezaron a reírse juntas, mientras me miraban con burla.
— Ya dejen de molestar a papi, —dijo Lucy, saltando en mis brazos.
— Y dejen de pelear, —nos dijo Nana. — Vengan. Aisha y nuestro suegro llegaron, y están sentados conversando en la cocina. ¿Por qué no vienen acá?
— Claro, —dijo Eris. — Vamos, perdedor, —me decía Eris, que creo que me va a recordar esta humillada el resto de mi vida.
Mientras íbamos a la cocina, Norm me preguntó cuándo debería hacerse cargo del puesto de oficial de enlace, pero le dije que esperáramos a que Ruidjerd viniera para preparar bien eso, además de que en unas semanas debería ir a ver a Ariel por el asunto del bautizo de Edward.
— Oigan, chicas, debo preguntarles algo, —les dije.
Por alguna razón, las cuatro se pusieron muy rojas.
— Rudy, será mejor que preguntes eso después de la cena, —me dijo Silphy, muy colorada.
— ¿Por qué se ponen así? Yo quería hablarles respecto al viaje.
— ¿Cuál viaje? —preguntó Roxy.
— Lo olvidaron. Debo ir a bautizar a Edward a la aldea Buena. Seguro estaremos unas semanas fuera. Le pediré a Orsted que nos teletransporte a Donati para llegar pronto, —les dije. — Además, se lo prometí a Ariel antes de ir a la guerra.
— Sí, lo recuerdo, —dijo Silphy, mientras picaba verduras.
— Quiero llevar a todos los niños, y a todas ustedes, a menos que sea doloroso para ustedes volver. Después de todo, los cinco tenemos mucho que ver con Fitoa, —les dije.
— Iremos todas, —dijo Silphy. — Además, así estarás más seguro, Rudy.
— Amor, soy el Dios del Cauce, ¿qué me podría pasar? —le dije.
— No hablo de enemigos, Rudy, —me dijo Silphy, levantando una ceja.
— Oooh, eso, —dije, recordando la última vez que vi a Ariel en Ars, donde le di toda la noche como un campeón.
— ¿Tu irás, viejo?, —le pregunté a Paul.
— Prefiero que no. Me quedaré aquí. Me trae malos recuerdos la aldea Buena. Oh mejor dicho, buenos recuerdos que se esfumaron de golpe, y es doloroso recordar a todos los amigos que perdí, —dijo Paul, seguramente pensando en Laws y todos los tipos con los que solía beber.
— Lara, ¿qué dice mamá? —pregunté.
— Buelita dice que se quedara con buelito para cuidarlo, ya que pasa mucho con chicas gato, —dijo Lara.
— Hey, no pasó tiempo fuera por eso, Zenith. Estoy encargado de la reconstrucción de la cabaña, y además, estoy con Aisha siempre, —dijo papá.
— Buelita dice que te conoce, buelito Paul.
— Pppf, como sea, —dijo Paul, cruzándose de brazos.
—¿Qué hay de ti mamá Lilia?,— pregunté.
— yo prefiero quedarme con mi señora, es mi deber cuidarla, —dijo Lilia
— Norm, Aisha, ¿quieren ir? —les pregunté.
— Prefiero quedarme y hablar con Orsted sobre mi trabajo de oficial de enlace y ver cuáles serán mis deberes, —dijo Norm.
— ¿Qué hay de ti, Aisha?
— Mmmm, me quedaré. Al fin y al cabo, yo estoy a cargo de la reconstrucción. Papá solo se la pasa hablando con Alek, los mercenarios, Rinia y Purcena, —dijo Aisha.
— Por cierto Aisha, ¿dónde se está quedando el demente? —pregunté.
— Deja de llamarlo así, Rudy. Él es un buen chico, y se queda en la cabaña. Creo que Orsted le está enseñando algunas cosas sobre los planes a futuro.
— Mmmm, maldito lambiscon, —dije.
— ¿Celoso de ya no ser el favorito de Orsted, hermano? —dijo Aisha, con burla.
— Cállate niña. Y no te juntes tanto con Alek. Es un loco.
— Lo que yo haga con mi vida, es asunto mío, Rudy.
— No lo digo por eso, hermana. Ese tipo trató de matarme tres veces.
— Sí, me lo contó. Y me dijo que tú lo aplastaste hasta hacerlo papilla y luego lo enterraste en el Fondo del abismo. Eso fue cruel, Rudy .
— Ese idiota se lo merecía, —dijo Eris, apoyándome.
— Él te respeta mucho, hermano. En serio quiere ser tu amigo, —dijo Aisha.
— Ya veremos, —dije. — Pero no le des confianza a ese psicópata.
— Ya déjalo en paz, Rudy. Es un buen muchacho, —dijo papá.
— ¿Muchacho? Es mayor que tú, papá.
— Oh, vamos. La edad es relativa, Rudy. Tú, combinando tu otra vida, ya tienes como 60 años, hijo.
— Solo tengo 23. Eso no tiene nada que ver. No puedes contar mi otra vida, solo porque la recuerdo, viejo, —le dije.
— Como sea, Aisha, yo sí te doy permiso para entrenar con él. No sé qué dice Lilia, —dijo papá.
— Por mí no hay problema, —dijo Lilia.
— Bien, pero si algo le pasa a Aisha, ustedes serán responsables, —les dije a mis padres, mientras Aisha estaba algo fastidiada con esto.
— Por cierto, papá, traje las cenizas de Geese. Creo que lo voy a sepultar.
— Por mí, tira a ese bastardo al retrete, —dijo Paul.
— Papá, buelita Zenith dice que lo sepultemos, —me dijo Lara.
— Bien, lo sepultaremos en el cementerio, a las afueras de la ciudad, —dije.— Por cierto, necesitaré otras espadas. Mi sable y la que me regalaste fueron hechas pedazos en la batalla, lo mismo que el Mjolnir y la armadura dorada.
— Alek dijo que en Milis hay buenos herreros. El Dios Metal podría construirte una buena espada, —dijo Aisha.
— Ya veremos, —dije, casi gruñendo.
— ¿Tu espada, Eris, puede ser re forjada? —pregunté.
— No lo sé. Veamos eso más adelante. De todos modos, tengo la espada que me dio Gal Farion.
— Por cierto, amor, ¿dónde están las cenizas de Gal Farion?
— Están en el sótano. Se las daré a Nina cuando vayamos al Santuario de la Espada. ¿No dijiste que quieres reclutar al Dios del Filo?
— Sí, así es.
— De seguro querrá un duelo, Rúdeus.
— No tengo por qué. Él no sabe que soy el Dios del Cauce.
— Jino no es idiota, y Nina tampoco. Ya deben saber que alguien ocupó el lugar del Dios del Norte, y Nina debe haber deducido que eres tú, Rudeus.
— Bueno, veremos eso más adelante, —dije.
Esa noche tuvimos una agradable cena en familia. Fue como en esa época en que aún no me aliaba con Orsted, cuando estaba tranquilo de que nada nos pasaría. Aunque ahora es mejor, ya que aparte de Silphy y Roxy. Eris, Nana y mis hijos han hecho crecer mi familia. La cena fue japonesa, por cierto a casi toda mi familia le gusta el Sushi, salvo por Norm y yo, yo, por algún motivo, no puedo comer mariscos ni pescado crudo, nunca me gustó en mi mundo anterior y tampoco en este, aunque Nana sabía de ello y me hizo pescado asado y Ramen.
Aunque durante la cena, si bien trataron de comer con palillos como Nana no pudieron, salvo Lucy y Lara, ya que Nanahoshi les había enseñado.
—¿Oye Rudy, no sabía que sabias comer con palillos japoneses—me dijo Nana con curiosidad.
—Bueno fui varias veces a restaurantes Chinos, en mi antiguo país, bueno y en mi antigua ciudad para ser pequeña había varios de esos,— dije.
—¿Y que comida es más rica, la japonesa o la china? , —me pregunto Nana.
—La japonesa mi amor, pero mucho mejor, —le dije mintiendo descaradamente, mientras ella me sonreía .
—Eso no fue lo que dijiste en Biehiril, Rudy —me dijo Norm susurrando con una sonrisa.
—Shiiii, tu cierra la boca Norm, o no te dare el puesto de oficial de enlace, ¿entendiste? —le dije.
—Lo siento era solo una broma, —dijo Norm nerviosa por la amenaza.
Esa noche después de la cena , por alguna razón, Lilia pidió permiso para que mis hijos fueran a quedarse a casa de mis padres. Pero, la verdad, a mí no me gustaba la idea y le negué. Sin embargo, Aisha y Norm me dijeron que le tenían varios regalos a los niños, así después de una pequeña charla, permití que fueran, ademas Leo los estaría cuidando también.
Rápidamente me di cuenta de lo que pasaba, porque apenas mis padres y hermanas se fueron con los niños, las chicas se metieron al jacuzzi y desaparecieron dejándome solo. Esto significaba que se iban a poner de acuerdo con quién pasaría la noche.
Así que, rápidamente, partí al baño a darme una buena ducha y lavarme bien el muñeco, porque esta noche comería nuevamente después de casi tres meses de abstinencia.
Así que rápidamente, después de bañarme y echarme un poco de loción , subí a mi habitación solo con ropa interior esperando encontrar a las chicas o a Nana, o tal vez a Eris y su promesa de entregarme el que no se embaraza, pero cuando llegué, grande fue mi decepción al no ver a nadie.
— Uuuuf, maldición, será mejor que bajes, amigo, —le dije al muñeco. — Esta noche no te probará las pelucas de colores que tanto de gustan, —le dije triste.
— Mierda, tal vez la cagué con decirle que debíamos ir con Ariel y Edward a Aldea Buena. Carajo, no era momento para decirles eso. Bueno, se supone que debemos ir pronto, maldita sea, tal vez se molestaron, —me dije.
— Uffff, lo hubiese sabido antes, habría ido a casa de mis padres a conversar con el viejo o con Orsted para planear los futuros movimientos.
De pronto, alguien le dio una patada a mi puerta, asustándome y haciéndome saltar de la cama. Pero no eran enemigos, aunque si entraron con intenciones de darme duro, y no precisamente una paliza, eran mis cuatro esposas en picante pero a la vez fina lencería de seda, con portaligas y medias panty blancas hasta sus muslos. Se veían increíblemente sexis.
Pero me sorprendió ver a Nana entre ellas, y se veía muy nerviosa.
— ¿Qué, qué, qué, qué es, qué está pasando? —dije, tartamudeando más que Porky.
— Nada, esta es tu sorpresa, Rudy, —me dijo Silphy. — Esta noche es especial. Supimos por todo lo que pasaste y el estrés que sientes después de esas batallas, así que con las chicas quisimos darte algo especial esta noche, —dijo Silphy, acercándose a mí como una gatita en celo, junto con Eris y Roxy, pero Nana se veía visiblemente nerviosa.
— Nana, amor, si te sientes incómoda con esto, no tienes que hacerlo. Mañana podemos estar juntos, —le dije.
— No, solo estoy nerviosa, pero sí quiero hacer esto, —dijo Nana.
— Pues bien, supongo que entonces (...).
Pero no alcancé a decir la frase cuando Roxy le puso el pestillo a mi puerta.
— Estás muerto, —me dijo Eris, saltando sobre mí.
— Espera, espera. ¿Cómo hacemos esto? —dijo Silphy.
— Pues como siempre, nos turnamos. Mientras las demás, bueno ya sabes, —dijo Eris.
— ¿Estás lista para esto, Nanahoshi? —le preguntó Silphy, con ojos de depredadora.
— Uffff, bien. Maldita sea, ya qué más. Supongo que a partir de hoy soy una degenerada, —dijo Nana.
— Jajaja, no seas tan grave, —le dijo Silphy. — Sé que lo vas a disfrutar, —dijo, tomándola de la cintura para después tirarla a la cama y subirse sobre ella.
—Mientras la besaba apasionadamente, vi a Nanahoshi algo incómoda cuando Silphy hizo eso. —Sin embargo, al poco andar cerró sus ojos y abrazó a Silphy. Después de la primera Ronda donde Eris dominó, fue seguida por Roxy, luego por Nana y finalmente Silphy. Debo decir que esto fue lo más parecido a lo que debieron ser las orgías que hacían los emperadores romanos, bueno, salvo porque a mí no me gustan los tipos, —pensé.
—Luego de la cuarta ronda caímos los cuatro desnudos en la cama, todos sudados luego del quinteto de la muerte.— ¡Uuuuuf, Dios, esto fue como estar en una de esas películas porno!, eh, por lo que me han contado — dijo Nana.
—Uuugh, ya dejen de hablar de eso—, dijo Silphy, quien a pesar de hacer cosas muy pervertidas, le molesta que hablemos de ese asunto de nuestro mundo anterior con Nana.
—Dios, solo faltó un cigarrito—, dije yo.
—¿Fumabas Rudy? — Me preguntó Nana.
—No, pero es un decir. Después de un buen sexo no había nada mejor que un cigarro, o al menos eso mostraban en las películas—, dije.
—Odio el humo de cigarros Rudy, es una de las pocas cosas buenas cosas de este mundo—, dijo Nana.
—Sí, como sea esto estuvo genial—, dije.
—¿A ti te gustó Nana? —, le pregunto Silphy quien la abrazaba por detrás mientras hundía su cabeza en el cuello de Nana.
—Sí, pero solo fue por esta vez, no te acostumbres—, le dijo Nana.
—Ja, ja, ja, yo dije lo mismo, y mírame ahora—, dijo Eris.
—Ya veremos—, le dijo Nana muy colorada.
—Jejeje, sabía que te gustaría—, le dijo Silphy besándolo las mejillas.
—Deja de acapararla Silphy, la vas a asustar—, le dijo Roxy que estaba con su cabeza en mi pecho, mientras Eris estaba tirada al lado mío con su cabeza en mi cuello.
—Gracias por esto, chicas, estaba muy estresado—, le dije. —Pero de ahora en adelante todo debería ser más tranquilo en nuestras vidas. Por lo mismo, me gustaría que en las misiones me acompañaran con algunos de los niños—, les dije.
—Eso sería peligroso—, dijo Silphy que aún abrazaba a Nanahoshi.
—Lo sé, pero conmigo y con ustedes a nuestro lado no debería ser problema. Además, no quiero ser un padre ausente por las misiones, en especial con Lucy o Lara, que ya están grandes y conscientes de lo que pasa a su alrededor, —les explique
—Por mí no hay problema—, dijo Eris.
—Por mí tampoco—, también dijo Roxy.
—Bien, me alegra que les guste la idea—, dije. —También me gustaría visitar a Jino próximamente, y quiero ir a Milis a ver a mis abuelos . Claire dijo que quería conocer al resto de mis hijos, solo conoce a Lucy, y la verdad la trataron muy bien. —les dije.
—Ella me da desconfianza Rudy, soy una demonio, y Silphy heredó la apariencia de Elfa de Elinalise, y sabes como son algunos Milis con las otras razas—, dijo Roxy.
—Tranquila, la abuela es integracionista y el abuelo Carlisle es un buen sujeto. Además no tienen nada contra los elfos. Lucy tiene orejas de elfo y la adoraban—, les dije.
—Bien—, dijo Eris. —A mí me gustaría volver al gran bosque, también—.
—Si podríamos ir alguna vez—, dije. —Además Tona y Tercena quieren verte—.
—¿Podemos traerlas? —, me dijo Eris con una sonrisa .
—Claro que no—, respondió Silphy de mal humor, por mí.
—Bien, bien, qué mal carácter tienes—, le dijo Eris.
—Por cierto ¿Cómo fue que te convencieron de aceptar esto Nana? —le pregunté.
—Silphy dijo que habrías sufrido mucho por nosotras y merecías algo especial. Así que bueno, pensé que te gustaría Rudy—, dijo Nana.
—Sí estuvo rico—, dije casi babeando.
—Sí, pero sé que ella tenía curiosidad—, dijo Silphy que aún la abrazaba y le besaba el cuello.
—¿Qué tal otra ronda? — les dije.
—Dios, qué caliente eres—, me dijo Nana, quien me miró con ojos severos para después darme una sonrisa. —Está bien, pero esta vez yo primero—, dijo, y así seguimos con la orgía.
Nos dormimos casi al amanecer, estaba rasguñado, mordido y creo que me desgarré el muslo también. Como sea, después de casi 3 meses con el agua cortada , el muñeco volvió a probarse las pelucas de colores que tanto le gustan.