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Chapter 199 - Mi mejor enemigo, Rúdeus vs el Dios de la lucha.

Mientras la batalla en el bosque del no retorno contra el Dios de la Lucha y Geese empezaba, Almanfi llegaba a la casa Greyrat en la Sharia.

— Buscó a Aisha Greyrat,— dijo el enmascarado a Lilia qué estaba ahi.

— Sí, aquí estoy, —dijo Aisha, saliendo de la cocina con sus espadas y con su armadura listas.

— Mi señor Perugius dice que el círculo está listo. Ve al Caos Braker, de ahí te teletransportarás a unas ruinas a un día de Bieheiril, y de ahí a la aldea Superd.

— Ya veo, Gracias, —le dijo Aisha.

— Pero debo advertirte mujer . Tu hermano está siendo atacado por el Dios de la Lucha.

— Maldita sea, necesito ir ahora por si deben huir de ahi,— dijo Aisha, quien rápidamente salió y monto a Homero Simpson en compañía de Rinia rumbo a las ruinas.

— Espera, Aisha, ¿dónde vas?,— le gritó Roxy, que aún trabajaba en la armadura.

— Debo ir con mi hermano. El círculo está listo, y el último apóstol es el Dios de la Lucha, —le gritó Aisha .

— ¡¿Qué?!,— dijo Roxy, alterada mientras Nana que estaba ayudándole con el círculo se puso pálida.

— Así es, los círculos están listos y debí avisarles que pueden huir por ellos, —le dijo Aisha. .

— Aisha, estoy terminando el círculo y enviaré la armadura. Llegaré pronto, —dijo Roxy, mientras Aisha cabalgata a toda velocidad rumbo a las ruinas.

— ¡Mierda, mierda, mierda!, —decía Roxy, asustada.

— Roxy, concéntrate, le dijo Nanahoshi. No te apures, termina esto con calma.

— Bien, bien, bien,— dijo Roxy, terminando los últimos detalles. Sin embargo, el susto de las chicas por su esposo era evidente, en especial se notaba en el rostro de Roxy. Nanahoshi trataba de mantener la calma, pero estaba al borde de un ataque de pánico.

Mientras, Aisha llegaba a las ruinas, envió de regreso a Rinia con el caballo y llamo a almanfi. Ya en el Caos Breaker, rápidamente se teletransportó cerca de las ruinas de Biheiril.

— Bien lleganos , Almanfi, gracias, —le dijo Aisha.

— Este círculo es grande, podrás transportar rondas de hasta 30 personas de una vez,— dijo Almanfi.

— Dile a su majestad Perugius que estoy en deuda, se los agradezco , —le dijo Aisha, dándole un saludo noble, mientras Almanfi desaparecía. Cuando activó el círculo y se disponía a saltar en él, una voz conocida la llamó.

— Aisha, hija, ¿qué demonios haces ¡Aquí!? , le dijo Paul de pronto, que apareció con Silphy, Ghislaine e Isolte.

— Papá, —dijo, abrazándo a Paul. Perugius conectó este círculo con la aldea Superd. Debemos evacuar a Rudy, Norm y a los Superd. Están siendo atacados por Geese y el Dios de la Lucha. Por lo que me dijo Perugius antes de venir, fueron derrotados en Hiurelil , la Reina Demonio está desintegrada y le tomará años regenerarse, el Dios del Norte Alex esta muerto probablemente Y el Dios Ogro esta muerto.

— ¿Cómo está Rudy, Eris, mi abuelita y Cliff?, preguntó Silphy asustada.

— Creo que bien. En estos momentos están peleando con el Dios de la Lucha. Rudy mató a Kalman III, y Eris a Gal Farion.

— ¡¿Qué?!, —dijeron al unísono Ghislaine e Isolte.

— Ya, rápido, vamos con ellos, dijo Paul, saltando en el círculo, mientras Aisha y Silphy lo seguían, Luego unas impresionadas Ghislaine e Isolte.

Cuando llegaron a la aldea Superd, salieron del túnel ante las asustadas miradas de los aldeanos que los apuntaron con sus armas. Pero Orsted los tranquilizó.

— ¿Qué sucede, Dios Dragón?, le preguntó Silphy, mientras a lo lejos se escuchaban fuertes estruendos.

— ¡Rápido, vayan con Rúdeus ! Díganle que llegó la armadura, dijo Orsted, apuntando a Roxy, que acababa de llegar también. La pelo azul se veía muy cansada.

— ¡Rápido, vamos! Yo los guiaré, dijo Ghislaine, que corría en cuatro patas como un gato.

— Aisha, quédate aquí, —le ordenó Paul.

— Pero papá(…).

— ¡Obedece!, —le gritó, mientras corrían.

A medida que se acercaba, los sonidos de la batalla se habían más fuertes.

— ¡Puedo olerlo!, gritó Ghislaine. Eris, Elinalise, Cliff y el Superd están heridos. Rúdeus también está herido, gritó acelerando el paso.

— Silphy, cuando lleguemos, cura a los heridos, —le ordenó Paul.

De pronto, el cielo se volvió negro como la noche, y una gran cantidad de electricidad empezó a emanar del ambiente, mientras rayos caían del cielo. Y una fría brisa empezaba a congelar todo. A lo lejos se podía ver una figura eléctrica con forma humana.

— ¡No puede ser!, —dijo Isolte al ver esto.

Luego, un gran estallido y una gran onda de choque que casi los bota al suelo, para después llegar un aire frío y electricidad estática. Cuando miraron al cielo, rayos aún caían cerca, atreves de las nubes en el cielo, y aún se escuchan truenos en la estratósfera.

— ¡Rápido, están cerca!,— gritó Ghislaine.

Cuando la gata divisó a Rúdeus , este estaba de rodillas, y desnudo de la cintura para arriba, hablando algo con un ser dorado, Y este lo iba a rematar.

Rápidamente, Ghislaine sacó su espada.

— ¡Abajo!,—le gritó a Rúdeus , justo en el momento que el Dios de la Lucha lo iba a golpear. Ghislaine le cortó entre sus piernas, haciéndolo resbalar, y esquivando un ataque, mientras Isolte tomaba a Rúdeus y lo llevaba a una zona segura.

Cuando Silphy me curó, miré el campo de batalla, mientras Ghislaine atacaba al Dios de la Lucha, corriendo en cuatro patas como un felino. Badigadi tenía problemas al tratar de golpearla. Cuando miré, Eris, Ruidjerd, Zanoba y Doga estaban ahí de pie y se lanzaron a la batalla.

— Silphy, da cobertura con magia de curación. Cliff y Elinalise, ¿dónde están?, —pregunté asustado.

— Tranquilo, están sanos, pero inconscientes.

— Bien, papá, Isolte, mantenganlo ocupado. Cuidado con sus golpes, ¡no se acerquen! Viejo, usa la Espada de Luz. Isolte, ¿puedes usar la Espada de la Previsión?

— Sí, de hecho, ya podría reclamar el título de Reida, me dijo. (Huy, esto será incómodo más adelante , pensé).

— Bien, úsala para proteger a los chicos. Volveré pronto, —dije, corriendo a toda velocidad a la aldea.

Cuando llegué, apenas presté atención a Aisha, que no sé cómo demonios llegó, y a Norm, Ginger y July, que me preguntaban por Ruidjerd y Zanoba, respectivamente.

Llegué con la armadura, y ahí estaba Roxy arrodillada en el piso, con ojeras y con una cara de cansancio que me dieron ganas de abrazarla. Pero no era tiempo para pensar en ello, mientras saltaba dentro de la armadura.

— Rudy, lo siento, me equivoqué ensamblando esto, y me equivoqué en el círculo, pero Aisha ayudó a restablecer todo.

— Bien, no te preocupes, amor. Escucha, evacuen a los Superd, por precaución. Y tú, ve con ellos. Te amo, Roxy.

— Y yo a ti, Rudeus.

Sentí cómo la armadura drenaba cantidades inmensas de maná, pero estaba diseñada para ellos. Solo podría usarla unas horas. Debía acabar con Badigadi rápido. Me puse de pie y empecé a correr al campo de batalla, pero Orsted me esperaba en medio de la aldea.

— Toma, —me dijo, pasándome Kajakut.

— Orsted, quédate aquí. Ganaré, —le dije, a lo que él asintió.

Así que salí corriendo a toda velocidad hasta llegar con el Dios de la Lucha. Cuando llegué, papá estaba fuera de combate. Había recibido un golpe, pero la armadura de bronce le salvó la vida. Así que estaba en retaguardia con Silphy, mientras le disparaba Cañones Santos con su pistola directo a la cabeza de Badigadi. Si bien no hacía mucho daño, lo distraía lo suficiente para que los demás lo atacaran. Jajaja, cierto, por primera vez papá cumplía el rol de mago de cobertura jeje. ¡Qué demonios me pasa! No es tiempo para pensar en eso. ¡Concéntrate, idiota!, —me dije a mi mismo

— ¡Llegué!, —les grité, mientras sacaba Kajakut.

— ¡Todos, aléjense!, ordenó Silphy.

Mientras yo quedaba frente a frente con Badigadi.

— Wuajajajaja, así que los mosquitos molestos solo eran una distracción, Dios del Cauce, y veo que traes esa espada. Wuajajajaja, veamos qué puedes hacer, —me dijo.

Levanté Kajakut. Podía sentir el poder abrumador de ella. Aún así, le di maná extra. No duraría mucho así, me quedaría sin maná en poco tiempo, pero debía lanzar el ataque. Aunque no calculé que Badigadi se lanzaría contra mí y no me daría tiempo de ponerme en posición de batalla .

Sin embargo, Eris se dio cuenta de lo que tenía pensado hacer y se lanzó contra Badigadi, dándole en el pecho con suma fuerza. Pero su Espada Fénix se rompió en la empuñadura. Sin pensarlo, sacó la espada que le dio Gal Farion y se alejó. Me había dado tiempo, y yo ya podía atacarlo.

— En mi mano derecha una espada, en mi mano izquierda una espada. Con estas manos cobraré incontables vidas, ofreceré cien millones de muertes.

Cuando dije eso, Badigadi empezó a flotar. Aún así, la armadura logró zafar de la gravedad y se dirigía a toda velocidad a mí, pero era tarde para el .

— ¡Soy Reidar Reí, Dios del Cauce! ¡Técnica Secreta de Alex Ryback, Fractura de Gravedad!, grité, lanzando un poderoso ataque que cortó a Badigadi dos brazos y creó una grieta de decenas de metros en el suelo.

—Aaaagh, maldito. Jaja, Wuajajajaja, pero ese ataque te hizo abrir tu defensa, —me dijo, golpeándome en el pecho con toda su fuerza. Sin embargo, la armadura resistió bien. Cuando miré en dirección a donde había volado los miembros cercenados , Ruidjerd y Eris habían tomado los brazos y los dejaron en los círculos junto con los trozos de armadura. Cuando me fijé bien en Badigadi, me di cuenta de que no había regenerado nuevos brazos y se había encogido otro poco. El hijo de puta se estaba debilitando. Tal vez tenga alguna oportunidad, pensé. Pero no me quedaba mucho maná. Debía tratar con otra táctica. Así que equipé la ametralladora de mi mano izquierda, que lanza hechizos de Cañones de Piedra nivel Rey.

Cuando me puse de pie, noté una pequeña grieta en la armadura. A pesar de todo, el Dios de la Lucha logró dañarla. En cambio, él, a pesar de que Badigadi había perdido ya tres brazos y un trozo de su carne, se veía genial. Peor , Badigadi era más bajo, de la altura de Orsted, y la armadura se adecuó a su cuerpo.

De pronto, Badigadi soltó un gruñido, y dos de sus cuatro brazos fueron absorbidos, mientras los guanteletes se absorbieron al resto de la armadura. Ahora tenía dos brazos gigantes y se parecía a Batista, el muy desgraciado.

Badigadi me miró y dio una gran risotada.

— Wuajajajaja, es el momento de terminar esto, Rúdeus . Fuiste un gran rival, lo admito, —me dijo, mientras hacía chocar sus puños, dando un fuerte estruendo.

Corrí hacia él a toda velocidad, mientras Badigadi hacía lo mismo.

— ¡Excalibur!, grité, lanzando el hechizo, que Badigadi recibió sin ningún daño.

Arremeti contra él con Kajakut a una sola mano, usando la Espada de la Previsión. Badigadi no podía entrar en mi defensa, lo que empezaba a frustrarlo. Sin embargo, tampoco podía hacerle daño debido a su tasa de recuperación.

Mientras recordaba a Atofe, ella me contó que fue derrotada tres veces. La primera vez, por el Dios Dragón Laplace, usando la armadura. Él la selló tal como lo estoy haciendo con Badigadi. La cortó en diez partes y la selló con círculos reales. Luego, por su esposo, Carl Ryback, quien la derrotó e iba a matarla. Ahí, Atofe le dijo que podía tomarla como esposa, algo que Kalman aprovechó, y cumplió la fantasía sexual que muchos pervertidos y dementes tienen. Y la última vez fue conmigo, ya que la abrumé con un ataque devastador.

Ahora, Badigadi en términos normales sería pan comido. Sin embargo, esa armadura es un problema. Poco a poco está tomando el control de Badi. Y aunque este se sienta abrumado y quiera rendirse, la armadura lo obligará a pelear hasta que esté casi muerto antes de abandonarlo.

Así que la única opción es sellar a este bastardo idiota. Además, Badigadi ya no es tan fuerte. Desde que le corté un brazo y ese trozo de carne, su poder ha disminuido comparado con cuando lo enfrenté más allá del abismo o en Hiurelil. Es como dijo Orsted, cuando me contó cuando peleo con ese tipo de la tribu del océano que la uso.

Esto sería muy diferente si el que estuviera dentro de esa armadura fuera Alek o Atofe. Ahí sí que las vería bien negras.

Creo que Laplace no entendió eso cuando combatió con este idiota. Si el Dios Dragón hubiera pensado bien eso(…).

Bueno, no voy a criticar al tipo. Él no tenía el tiempo para darse cuenta de que, al debilitar al portador, la armadura empieza a absorber más rápido su vitalidad.

Como sea, volviendo a la batalla, Badigadi y yo aún estábamos trabados en combate. Kajakut elevaba mucho mi nivel de poder. Realmente era la espada de un héroe. La armadura nunca se había topado con esta arma. En uno de esos ataques, le dispare un cañón a Badigadi en su pierna, que lo desestabilizó un segundo. Y aproveché para cortarle uno de sus brazos. Antes de que se pegara, le disparé con la ametralladora cientos de cañones de piedra que desgarraron uno de sus brazos, el cual le lancé a Eris.

— Rudeus, no quedan círculos. Los demás están destruidos, me dijo.

— ¡Tíralo al abismo!, le grité.

Pero en ese momento, Badigadi estaba encima mío.

— ¡No pierdas la concentración, idiota!, —me dijo, dándome un puñetazo, destrozando el pecho de mi armadura, dejando mi cuerpo expuesto. Lanzándome a cientos de metros, hasta chocar con una roca.

Sentí cómo tenía dañados mis pulmones y tenía fracturas. Vomité sangre y me sentía mareado.

Me lancé Curación, pero no podía moverme. Es decir, la armadura no podía moverse. Aún tenía aferrada Kajakut en mi brazo.

Badigadi se había vuelto a encogerse. Ahora solo tenía un brazo, pero aún así se dirigía hacia mí para darle el golpe fatal.

— Jajajajaja, Wuajajajaja, nada mal, Rúdeus Greyrat. Tu estrategia fue mejor que la de Laplace. Sin embargo, él, aún después de muerto se las arregló para destruirme. Y tú ya no puedes más. Wuajajajaja. Lo siento, chico, te llegó tu hora. Hablaré de ti en el futuro, y tu nombre no se perderá en el tiempo . Eso es lo que puedo hacer por ti, los bardos cantarán sobre ti, Reidar Reí, Rúdeus Greyrat, Jajajaja, Wuajajajaja.

Empuñó su mano para rematarme, justo en el momento en que un cometa rojo atacó.

La espada de luz que lanzó Eris usando la espada de Gal Farion debe haber estado en nivel Dios del filo, o la armadura se había debilitado ya que habíamos sellados los brazos de Badigadi con los guanteletes de la armadura puestos. Sea como sea, Eris le arrancó el brazo gigante.

— ¡Maldita perra!, gritó Badigadi, mientras Silphy, papá, Ruidjerd, Ghislaine e Isolte salían del bosque para dar un último ataque.

Yo salí eyectado de la armadura y tomé Kajakut, mientras le daba todo mi maná a la espada.

— ¡Eris, apártate!, grité, mientras Eris se posicionaba detrás de mí.

— ¡Quinta técnica del Dios del Cauce, Espada del Dios del Agua!, dije, mientras el cielo se volvió negro, un aura de batalla eléctrica me cubría, y todo se congelaba. Pero mi maná se había agotado. Caí de rodillas con Kajakut en mis manos, que brillaba en electricidad y zumbaba con la corriente , pero ya no tenía fuerzas para lanzar el ataque.

— Wuajajajaja, perdiste, Rúdeus . No te queda maná para atacarme. No podrás usar tu poder. Wuajajajaja.

— Yo no, pero ella sí,— le dije, mientras lanzaba la espada al aire cargada con mi maná y la técnica del Dios del Agua lista para dar el golpe.

Un cometa rojo salto por sobre mi, la tomó en sus manos y atacó a Badigadi, el cual había empezado a flotar, la espada bajó cortando la armadura generando una gran explosión de plasma, 20 más grande que el ataque con el que derrote a Alek.

Vi cómo la armadura se empezó a separar del cuerpo de Badigadi cayendo hecha trizas . Badigadi me miró un segundo , sonrió, y su cuerpo explotó. No, no explotó. Se desintegró en cenizas, no grito de dolor ni hizo ruidos, simplemente desapareció, mientras los restos de la armadura caían por el abismo del Wyrm de tierra haciendo sonidos metálicos a medida que desaparecía en su interior , Kajakut casi cae también pero con lo último de fuerza que tenía la alcance a retener, no es buena idea dejarla caer con los restos de la armadura, si el brazo de badigadi qué esta en el abismo se regenera, sería muy malo que regresará con la armadura y además con kajakut . No sé si murió o no, no creo porque aún sus brazos están sellados. Pero el brazo que cortó Eris no se movía. Era como si estuviera muerto sin embargo es un demonio inmortal, debemos estar alertas.

Mientras en el cielo electricidad uminaba el cielo y las nubes, y las ondas de choque se escuchan retumbar en las montañas, de hecho quedamos sordos por varios segundos.

Me paré frente al abismo, mirando hacia el fondo, esperando que Badigadi se hubiese regenerado y subiera el acantilado. En ese caso, deberíamos huir y pedirle a Orsted que lo mate. Yo ya había dado todo, no tenía fuerzas y apenas me quedaba maná .

— Rúdeus , ¿está muerto?, —me preguntó Eris, que estaba a mi lado.

— No lo sé, mi amor. No quiero bajar a comprobarlo ya no le queda maná para sellarlo.

— Ya veo, —dijo Eris, que de pronto cayó de rodillas. Yo fui con ella, pero las fuerzas me habían abandonado y caí cerca de ella y la abracé.

— ¿Estás herida, amor?

— No, me siento cansada, —me dijo. —Rúdeus, tu pelo, es blanco, —me dijo.

Al mirarme, mi mechón era blanco. Es decir, había gastado todo mi maná. Cuando miré a Eris, esta estaba demacrada y tenía un mechón blanco.

— Eris, tu cabello también está blanco.

— Jeje, supongo que hacemos juego con Silphy,— dijo, con su carita demacrada. Ella había agotado su maná también y estaba sin energías.

Cuando Silphy llegó, trató de curarla, pero nada pasó.

— Tranquila, Silphy, es agotamiento de maná, —le dije.

— ¿Pero cómo?, —preguntó Eris.

— Le estaba dando todo mi maná para aumentar su ataque. Seguramente, Kajakut siguió absorbiendo tu maná, Eris, por eso el ataque fue tan poderoso. Combinó la fuerza de la espada, juntos con nuestros manás, —le dije.

— Eso es genial, Rudeus,— dijo Eris, antes de caer dormida.

— Silphy, ¿dónde están Liz y Cliff?, le pregunté.

— Zanoba y Doga los llevaron a la aldea. Están bien, solo algo mareados.

— Silphy, puedes llevar a Eris a la aldea para que descanse y traer a Cliff. Dile que no me queda poder mágico, y debemos conjurar barreras mágicas para los brazos y sellar a badigadi antes de que se regenere. Y dile a Orsted que esté alerta por si el Dios de la Lucha vuelve a tomar el cuerpo de Badigadi antes de sellarlo .

— Sí, lo haré, —dijo Silphy, tomando a Eris en sus brazos.

—Papá , Isolte, Ghislaine, Ruidjerd, acompañenme por favor,— les pedí

— Rudy, ¿tú qué harás?, —me dijo Silphy.

— Voy a buscar a Geese. Mientras no muera, esto no ha acabado, —dije.

Cruzamos el abismo, y gracias al olfato de Ghislaine, rápidamente encontramos a Geese. Estaba ahí, tirado y chamuscado, apoyado contra un gran árbol. Al parecer, Tormenta de Fuego sí lo alcanzó.

Cuando llegamos a su lado, estaba con los ojos cerrados, y pensé que estaba muerto, hasta que abrió los ojos.

— Hola, jefe. Bueno, si estás aquí, supongo que Badigadi fue derrotado, ¿no?, jajajaja. Maldita sea, tus armaduras, tus técnicas de esgrima, tu magia de agua y de tierra . Estaba preparado para todo, menos para magia de fuego. Maldito hombre Dios, no mencionó que eras un Santo del Fuego. Jajaja, supongo que el hijo de puta planeaba que yo muriera también, ¿no? Jajajaja.

Sabes, jefe, cuando te conocí en la aldea Doldia y te vi vencer a ese Santo del Norte con solo once años, supe que serías alguien en la vida . Aunque nunca me imaginé que te convertirías en el maldito Reidar Reí, el primero en utilizar la quinta técnica desde el primer Dios del Agua. Jajajaja, por eso busqué al Dios del Norte, al Dios del Filo, al Dios Ogro, al Rey Demonio Vita, y al Rey Demonio Badigadi, para que usara la armadura del Dios de la Lucha. Y ni siquiera con esos pude derrotarte. Maldita sea, si solo uno de esos idiotas hubiera sobrevivido junto con el Dios de la Lucha, habríamos ganado. Pero los malditos no me hacían caso. Malta, preocupado de su isla, Gal Farion, obsesionado con matar a Orsted, Vita un idiota demasiado confiado y Aleksander. Ummm, Aleksander era un estúpido . Malditos tontos, no pude controlarlos, y mira cómo me fue, jefe.

— Bueno, buscaste idiotas que eran rango Dios. Ellos no escuchan a los demás, Geese,— le dije.

— Oh, ya callate , jefe, no seas condescendiente conmigo. Tú buscaste a la loca de Atoferatofe, a la Reina (Emperatriz Espada) , Eris, al Dios del Norte Alex Ryback ¿Y esa es Ghislaine?, jajaja, hola, gatita, —le dijo, mientras Ghislaine lo miraba con cara complicada.— Tú buscaste gente que no escucha. Sin embargo, ellos confiaban en ti y en tu causa, te siguieron y te apoyaron. Realmente me sorprendiste con Atofe. Pensé en reclutar la ¿sabes? , pero el hombre Dios me dijo que era imposible. Jaja, Maldita sea, y tú la tenías en la palma de tu mano, a esa maldita psicótica y al otro loco de su hijo, Alex. Eso era porque ellos te respetaban por tu poder y por todo lo que hiciste, jefe. Mírate, eres el maldito Dios del cauce .

Por eso, cuando llegó la hora de la verdad, ellos no dudaron en venir en tu apoyo, jefe.

— Eres un maldito imbécil, Geese. Yo pude protegerte de Hitogami. Si me lo hubieras dicho, hubieras estado bajo nuestra protección.

— Ja, claro que no. Orsted me habría matado.

— A mí me perdonó,— le dije.

— No lo hizo. Solo se dio cuenta de que el hombre dios te engañaba. Tú nunca confiaste en el hombre Dios, jefe . Por eso fuiste a buscar a Roxy y tu destino con ella, el cual él hombre dios trataba de impedir, se hizo realidad. Y con ello, tu hija, a quien el hombre Dios le teme.

— ¿Por qué me mandaste a buscar para ir a Lapam , Geese? Si sabías que Hitogami me quería separar de Roxy?.

— Jajaja, no lo sabía en ese momento . Era para que nos ayudaras con Zenith.

—¿ Y cuando fuimos a buscar a Roxy al laberinto? .

— Ummm, la chica me agrada. No quería que muriera, y tú tampoco, jefe. Aunque no me creas, en verdad te aprecio. Lamentablemente, el destino nos encontró en diferentes bandos . Yo estaba en deuda con el hombre Dios. Él me salvó la vida muchas veces. Y si, me engañó y me hizo sufrir, pero fueron más las veces que me salvó, ¿sabes?

Tú no entiendes, jefe. Tú puedes hacer de todo e ir al mundo sin miedo. Yo no Tengo ese poder, ¿sabes?.

Un día, el hombre vino hacia mí, llorando y suplicando casi de rodillas qué por favor lo ayudara. Y por primera vez en mi vida, sentí que se siente ser alguien importante, jefe. Un Dios había venido a besarme los pies. Hice lo mejor que pude, recluté a los mejores combatientes del mundo y te di pelea, jefe. Te di pelea. Yo, un insignificante mono, del contingente demoníaco, le di pelea, y puse en serios problemas nada menos que al mismísimo Dios del Agua, al Dios del Norte, Kalman II, y a la Reina Demonio, Atoferatofe. Una mujer que ni el hombre Dios se atreve a contactarla.

Con mis fuerzas, casi te derrotó, jefe. Jajajaja. Al final de mis días, si logré hacer algo importante(…) Cof, Cof, —dijo, tosiendo sangre negra de sus pulmones chamuscados. Yo no lo iba a curar esta vez.

— Eres un idiota, Geese. Yo te apreciaba. Mi familia, mis padres te apreciaban. Yo habría ido a salvarte a cualquier parte del mundo.

— Lo sé, jefe. Eres igual que ese idiota tras tuyo,— dijo, mirando a Paul. Tú eres una persona de buen corazón, al igual que tu padre, peor el lo oculta bajo esa máscara de fanfarron y mujeriego .

Escucha, jefe. El Dios de la Lucha, el Rey Demonio Vita y yo éramos los últimos apóstoles. Nadie más en este mundo va a ayudar a Hitogami por voluntad propia.

— ¿Hablas en serio?, —le pregunté.

— Así es. Él me dijo que este era su último plan, que si fallaba, estaría perdido. El otro día, cuando mataste a Kalman III, vino a mí y me dijo: "Maldito mono, hijo de puta, es tu culpa estoy perdido". Jaja, debiste verlo cómo chillaba del miedo. Realmente, él teme a tu descendencia y al Dios Dragón, y te teme a ti, jefe.

— Entonces, se acabó. ¿No más apóstoles?,— pregunté

— No, no dije eso jefe. Dije que nadie más vendrá por voluntad propia. Eso no quiere decir que él se rindió. De seguro, enviará idiotas con la promesa de tesoros o fama. Pero nadie de nuestro nivel. Serán pan comido para ti, ya nadie vendrá de rsndo divino, escucha si haces las cosas bien, ganarás. El hombre Dios está jodido. Jaja, debe estar cagándose del miedo ahora mismo.

— Ya veo.

— ¡Maldita sea, no me digas eso!, —dijo, explotando en llanto.— Traje al Dios del Filo, al Dios del Norte, al Dios Ogro, y los derrotaste. Luego, al Dios de la Lucha, y mira cómo terminé. ¡Regocíjate de mí! ¡Búrlate! No te quedes ahí mirándome sin ninguna maldita expresión, —dijo, llorando amargamente.

— Fuiste un hijo de puta duro de matar, Geese.

— Jefe, ¿recuerdame como un oponente fuerte? Por favor. No como el mono de la aldea Doldia o el ladrón del laberinto de Lapam. Recuerdame como un adversario fuerte como un gran enemigo.

— Lo fuiste, Geese. Casi me mataste varias veces. Y casi me haces ir a la guerra con la iglesia Milis. Fuiste un gran adversario. Tuve la batalla más complicada de mi vida, y todo esto fue por ganarte,— le dije, mientras soltaba el agarre de Kajakut, la cual tenía lista para matarlo desde que lo encontré.

— Gracias, Dios del Cauce, —me dijo, sonriendo.

— Geese,— le dijo Ghislaine de pronto, que se puso frente a él.

— Hola, gatita. Tanto tiempo. Han pasado muchos años.

— Así es.

— Recuerdo cuando Paul metía su cabeza en tus tetas, y Zenith se ponía furiosa. ¿Recuerdas, gatita?

— Sí, le dijo Ghislaine, sonriendo.

— Jaja no se porque recorde eso mientras estoy muriendo. Hazme un favor y Dile a Tallhand si lo vez, que lo estaré esperando para tomarnos un trago en el otro mundo. También a ti, y a Zenith, —le dijo Geese.

— Yo llegaré primera, más que seguro,— le dijo la gata.

— Ahí los esperaré, —dijo el mono.

Luego Papá se acercó a él.

— Hola Paul, amigo . Quisiera que sepas que yo (...).

No alcanzó a decir nada, papá sacó su espada y le cortó la cabeza, mientras Ghislaine cerró sus ojos, apretó los dientes y giró su cabeza a un lado.

— Eso te pasa por tratar de matar a mi hijo y secuestrar a mi esposa, hijo de puta. Métete tus tragos en el más allá por el culo, traidor, hijo de perra y ya no somos amigos . Jamás te perdonaré, —dijo papá, con una cara de odio y sangre fría que jamás le había visto. Luego, envainó su espada y caminó junto con Ruidjerd unos metros, mientras dio la espalda al cadáver de Geese y cruzó sus brazos, mientras Ruidjerd ponía su mano en el hombro de papá.

— Adiós, Geese, —le dije a su cadáver. —Maestra, ¿recuerdas el hechizo que te enseñé?.

— Sí, claro. Jamás lo olvidé,— me dijo.

— ¿Puedes quemar el cadáver, por favor? Casi no me queda maná.

— Claro, —que la gran protección te encuentre, Invoco el poderoso calor aquí y ahora, Bola de Fuego, —dijo, lanzando el hechizo que incineró a Geese. Luego de un rato, Ghislaine tomó sus cenizas y las depositó en una tela que envolvió.

Nos pusimos de pie y empezamos a regresar a la aldea. Aún estaba asustado por Badigadi y el Dios de la Lucha, pero la misión principal está cumplida. Geese Nukadia, el más inteligente, el más escurridizo, la carta de triunfo , y por ello más peligroso de los apóstoles del hombre Dios, estaba muerto.