"El camino de regreso de las mazmorras fue silencioso. No había nada que decir después de que fueran recibidos con una vista tan horrorosa. Si se incluía a los prisioneros, había un total de al menos veinte cuerpos muertos en la mazmorra, cortesía de un solo hombre, Eugene Attonson.
Daphne no podía comprenderlo. ¿Cómo podría un hombre como Eugene, que la trataba tan amablemente, ser un asesino tan despiadado? Si él había sido capaz de tales hazañas, ¿por qué no pudo salvarla de los secuestradores? ¿Dejó que lo golpearan a propósito para que ella fuera capturada?
Y si él no fue responsable de los asesinatos, eso significaría que alguien más se lo llevó. Daphne esperaba que fuera prisionero, solo para no tener que pensar lo peor de él.
Pero en lo más profundo, una voz tranquila en su mente conocía la verdad. Su estómago se revolvía con náuseas, y Daphne se frotaba las sienes. Todos estos pensamientos le provocaban un dolor de cabeza y necesitaba desesperadamente respuestas.