```
—Esa mujer es el diablo. Una bruja completamente manipuladora —susurró amargamente Atticus mientras pisoteaba el suelo en la habitación que la mencionada bruja manipuladora amablemente les había ofrecido—. ¿Por qué te cae bien?
—Por la misma razón que tú me gustas, supongo —dijo Daphne secamente, rodando los ojos—. Por tus modales directos y tu apuesto buen aspecto.
Atticus alzó las manos al aire, ofendido por el comentario de Daphne.
—¡No tenemos nada en común!
Daphne soltó una carcajada.
—Si tú lo dices, querido esposo. Si tú lo dices —dijo con un tono no confrontativo, pero Atticus sabía que se estaba riendo de él por dentro.