Mientras Daphne le prometía a Sirona que haría el esfuerzo de hablar con Atticus, todavía se encontraba sin saber qué decir cuando intentaba imaginar cómo procedería la conversación. Una simple disculpa parecía demasiado insignificante para algo de tal gravedad, pero Daphne tampoco podía pensar en una forma de cerrar esa brecha.
Resultaba difícil ser honesta cuando ni siquiera ella estaba clara acerca de sus propios sentimientos. Daphne se dejó caer en su cama y enterró su cara en las almohadas. Ahora que estaban durmiendo en habitaciones separadas, una parte de ella extrañaba el aroma de pino y cedro en su cobertor. Había sido un aroma reconfortante, luego uno desgarrador y ahora…
Ahora no sabía qué pensar. Sus manos se apretaron en la fresca tela mientras aspiraba una profunda bocanada de aire.