—¿Cómo puedes pedirle a Daphne que abandone las cámaras internas? Nesrin, ¿has perdido la razón? —exigió Cordelia, casi gritando a su prima menor. Su prima menor la miró fijamente, negándose a ceder.
—¡Sí, la he perdido! Prima, han pasado horas. No tenemos suficiente comida ni agua para todos nosotros. ¿Por qué deberíamos compartirla con una extraña como ella, especialmente cuando fueron ella y su esposo quienes nos trajeron estos problemas? —contestó Nesrin.
—Tú sentiste cómo temblaba la tierra muchas veces, los edificios se derrumban una y otra vez —replicó Cordelia—. ¡Echar a Daphne sería nada menos que enviarla a su muerte!