—¡Atticus! —Se dio la vuelta para mirar a su esposo. Había un rubor rojizo en su cara mientras la miraba, parpadeando lentamente bajo las luces. Se apresuró a abrir la puerta de su habitación y le hizo un gesto a Atticus para que entrara—. ¿Bebiste mucho?
—Solo un poco. La comida de Xahan es muy picante, así que necesité beber para pasarla —dijo Atticus, con un tono más ronco de lo habitual mientras miraba a Daphne y luego a la enorme cama preparada para su llegada. Su esposa se veía más pálida de lo normal, pero su atención estaba en la decoración de la habitación. Daphne se giró para ver lo que él miraba, y su boca se abrió de sorpresa.
Había pétalos de flores esparcidos por todas las sábanas mientras las velas aromáticas brillaban e iluminaban la habitación con una luz tenue y romántica. El aroma embriagador de las bayas de briscus y la vid de aedrove llenaba la habitación, haciendo que el cuerpo de Daphne se calentara ante las implicaciones.