—¡Príncipe Nathaniel! —Daphne gritó. Cuando el príncipe heredero Raxuviano se volvió para mirar, Daphne agitó la mano, sonriendo cortésmente con Zephyr en sus brazos.
Durante la última noche, el grifo se había recuperado notablemente bien. A pesar de la multitud de pistas sospechosas que encontró ayer que vinculaban con los experimentos secretos de Sirona con los grifos, al menos los dos sanadores tomaron la decisión correcta de transformar a Zephyr de nuevo en su forma de grifo. Esto le había permitido sanar de maravilla y, según la estimación de Daphne, aunque no muy profesional, Zephyr estaría completamente curado en un día o dos más.
Por lo tanto, decidió que era más seguro tener a Zephyr con ella en vez de dejarlo en una habitación solo, expuesto a ataques y secuestros repentinos. Aunque Daphne no pensaba que esos secuestradores intentarían algo a plena luz del día, no quería correr el riesgo.