—Santa mierda.
El exabrupto se escapó de los labios de Nathaniel antes de que pudiera controlarse. Sus manos se golpearon en la boca, sus ojos se abrieron de par en par horrorizados mientras miraba hacia atrás y adelante entre la cabeza cortada y los Vramidianos presentes en la habitación. Nunca fue alguien que disfrutaba una elección tan vulgar de lenguaje pero esta vez, no pudo evitarlo.
No todos los días veía a una mujer decapitada, especialmente una que se parecía tanto a su ex prometida.
—Pero... Ella... Princesa Dafne... —Nathaniel miró la cabeza, su rostro palideciendo varios tonos. Luego se volvió a mirar a Dafne, quien todavía yacía inconsciente en la cama, perfectamente intacta aparte de que parecía un poco peor para el desgaste.