"Daphne sonrió diabólicamente al vislumbrar el breve atisbo de miedo en el rostro de Alistair. Verlo temer a su pequeña y antes inútil hermanita, le daba una embriagadora oleada de adrenalina y poder.
En ese preciso momento, sentía que podía hacer cualquier cosa. El mundo era suyo. Atticus se había amputado la mano, y Daphne sabía que podía superarlo, quizás tomaría un brazo o tal vez una pierna. No le bastaba con matarlo, quería mutilar a Alistair para asegurar que viviera el resto de su vida en desgracia, pagando por sus crímenes.
Envío otra ola de agua en su dirección, lo que lo hizo atragantarse. Desafortunadamente, el agua solo tuvo el efecto de aturdirlo, aporreándolo con fuerza. No estaba generando suficiente sangre para su gusto.
Y Alistair, a pesar de todo su miedo, se estaba negando a rendirse. Su orgullo no le permitía suplicar por misericordia, y todavía había una parte de él que creía que podía resistir a Daphne.