—Como todo rumor, rápidamente cobró vida propia, mutando después de cada relato —el rey Cyrus solo podía rechinar los dientes de ira mientras en las calles se murmuraba sobre su hija favorita.
Hazelle hizo lo mejor que pudo, o eso pensaba el rey, para detenerlo, pero sus poderes eran limitados. Con la influencia de su esposo sobre la multitud disminuyendo, no había mucho que ella pudiera hacer. Pero por otro lado, tampoco había mucho que quisiera hacer. Había trabajado duro para que las hermanas Molinero cayeran y ahora que una había tomado el anzuelo, Hazelle no estaba preparada para salvarla de su propio error.
Más importante aún, la Reina Anette se aseguró de que las noticias sobre el vergonzoso affaire de Drusilla se extendieran por doquier, tanto que todos, desde los bebés pegados al pecho de sus madres hasta los viejos y sin un centavo mendigos que vivían en los barrios bajos, supieran del comportamiento lascivo de Drusilla.
Y todos tenían una opinión al respecto.