Los hermanos de Daphne se habían reunido todos al frente de la multitud, sus ojos abiertos de horror y mandíbulas abiertas de asombro. Drusilla estaba al frente, sus manos flotaban alrededor de sus labios mientras miraba a Daphne, abrazada en los brazos de otro hombre mientras su esposo estaba a un lado, observando todo desarrollarse.
—Abre los ojos, Drusilla —dijo Alistair con una burla—. Obviamente está poniéndole los cuernos al Rey Atticus.
Una desagradable sonrisa curvó sus labios mientras cruzaba los brazos sobre su pecho, victorioso. Luego se dirigió directamente a su cuñado.
—¿Qué te dije, Rey Atticus? Te advertí que solo era cuestión de tiempo antes de que tú―
Alistair no tuvo la oportunidad de terminar su frase. Fue abruptamente interrumpido cuando un árbol entero voló hacia él, obligándolo a esquivarlo. El árbol aterrizó a mucha distancia, deslizándose por el suelo antes de chocar con otro, partiendo el tronco en dos.