—El Rey Calarian los había visto a ambos y levantó su copa en un brindis. Atticus guió a Daphne para sentarse junto a él, mientras él se sentaba frente al Rey Calarian. No le importaba ni un comino las extrañas costumbres de asiento de Raxuvia ahora. El Príncipe Nathaniel podría meterse su separación de género en el trasero.
El simple pensamiento lo hizo sonreír aún más. Daphne le lanzó una mirada curiosa, pero él simplemente la presentó al Rey Calarian, quien la saludó con una sonrisa complacida.
—A juzgar por lo felices que se ven ambos, debes haber seguido mi consejo —dijo el Rey Calarian a Atticus.
—¿Consejo? —preguntó Daphne.
—Fue un buen consejo. Gracias —dijo Atticus—. ¿Pero estás bebiendo cuando tenemos una competencia de tiro con arco en una hora?
—Calarian se rió—. Esta pequeña cantidad de vino no significa nada para mí. ¿Y qué puedo decir? Ver parejas felices me hace querer disfrutar.
Se volvió hacia Daphne y susurró conspiradamente.