"¿Entonces... vas a dormir aquí esta noche? —preguntó Daphne con esperanza, un leve rubor en su cara—. Cierto que Atticus acababa de proponerle matrimonio, pero eso no significaba que quisiera dormir con ella. Hasta ahora no había mostrado ningún deseo carnal por ella, y Daphne aún tenía un mal recuerdo de la última vez que compartieron una cama, de camino a Raxuvia en la posada.
¿Fue hace solo una semana? Parecía toda una vida.
—Querida esposa, ¿vas a echar a tu pobre marido afuera? ¿Después de que él te ha propuesto matrimonio? ¿Con un anillo que cuesta un millón de monedas de oro? —Atticus parpadeó y una sonrisa burlona cruzó su rostro.
Daphne balbuceó, su cara se volvía más roja. Cuando Atticus lo puso de esa manera, su pregunta parecía realmente absurda.
—¡Solo estaba preguntando! ¡No sabía si querías compartir una cama conmigo!