"La pregunta del príncipe Nathaniel dejó a Daphne sin palabras. No podía encontrar su voz, simplemente miraba desesperada su tarta. Sus labios estaban entreabiertos, abriéndose y cerrándose una y otra vez como si fuera un pez fuera del agua, intentando desesperadamente respirar.
Al final, fue la risa del príncipe heredero la que cortó la tensión incómoda entre ellos.
—Mis disculpas, princesa Daphne —dijo él—. No debería haber hecho una pregunta como esa. No debo entrometerme.
—No es eso —finalmente dijo ella, apartando la mirada de su plato.
Cuando se encontró con la expresión tranquila de Nathaniel, Daphne se maldijo en silencio. Él no la apuró y simplemente esperó pacientemente a que Daphne estuviera lista para hablar.
Raxuvia era realmente un lugar maldito. Ya había cometido tantos errores y causado tantas fallas desde que comenzó el viaje.
—Mis hermanos... ellos no lo decían en serio —Su defensa por ellos era débil.
Lo hicieron. Ella sabía muy bien que sí.