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Chapter 24 - Capítulo 24

Ash pudo resistir el viento, y de la nada, desde dentro de los árboles donde se había escondido, apareció sangre en el suelo. En ese momento, la lagartija salió, transformada en una forma humanoide pero con la misma apariencia de lagartija: escamas, uñas y dientes filosos, con una sonrisa e impresión al ver a Ash.

—Déjame presentarme, soy uno de los guardianes de este lugar —dijo la lagartija inclinándose.

—¿Guardían? ¿No se supone que este dominio está creado para que los aventureros prueben su fuerza y como recompensa puedan tomar tesoros de este lugar? —preguntó Ash mirándolo fijamente.

—Para los humanos, esto es una dungeon con bestias que matar para mejorar y demostrar su fuerza. Pero para las demás razas de este mundo, este lugar fue creado para proteger algo muy preciado que no se puede comparar con el oro o el diamante. Nosotros estamos encargados de que nadie llegue a ese lugar... —respondió la lagartija moviendo los dedos de la mano.

—¿Cuántos pisos son? ¿Y por qué es tan importante que los guardianes den su vida por cuidar de lo que mencionas? —preguntó Ash.

—¿En serio crees que te lo voy a decir? Kukuku... haré una excepción. Son cincuenta pisos. Nadie, y lo digo en serio, nadie podrá llegar al último piso. Nosotros, los guardianes, no somos inmortales, pero cada vez que nos matan, podemos reencarnar y aparecer de la nada. Tampoco podemos salir de aquí —dijo la lagartija observando el lugar—. También... sé que no perteneces a este mundo. Kukuku... dime, ¿cómo llegaste hasta aquí? —gritó con felicidad.

—¿Huh? Pertenezco a este mundo, soy de la familia Starwind —dijo Ash.

+—Tenemos los ojos malditos y tu aura es muy diferente a la de cualquier ser vivo de este mundo... Emanas una gran cantidad de energía y posees todos los elementos a excepción de dos. ¿Sabes por qué? Para obtener algo, tienes que perder algo... kukuku —dijo la lagartija—. Esas heridas que no sanan en tu rostro fueron causadas por ese mismo elemento que no posees.

—¿Qué rayos está diciendo...? —pensó Ash enfadado—. ¿Y dime, cómo es que no puedes abandonar este lugar? ¿Cómo obtuviste esos ojos? ¿Cómo sabes de los elementos? —preguntó con muchas dudas.

—Este lugar no existía antes de la guerra... Este mundo era hermoso, no había guerras ni destrucción, los humanos no emanaban maldad —dijo la lagartija con nostalgia—. Se mencionó la llegada de dos humanos con la fuerza de un héroe, algo que para nosotros no era de temer, pero poco a poco llegaron a la fuerza de un dios. Ellos se hacían llamar dioses de este mundo. No sé exactamente lo que querían, pero escucharon los rumores de que les teníamos vigilados, así que primero asesinaron a nuestros espías, luego acabaron con los dioses, las brujas y los primordiales —dijo con tristeza.

—¿Quiénes son esos dioses...? ¿Cómo es que llegaron aquí? ¿Por qué asesinaron a los dioses de este mundo? ¿Cuáles brujas? ¿Cuáles primordiales? —preguntó Ash desesperado.

—No lo sé, pero de lo que estoy seguro, humano, es que emanaban el mismo aura que el tuyo, de eso no hay dudas. Por eso déjame preguntarte a ti, ¿cómo llegaste a este mundo? ¿Quién rayos eres y por qué estás aquí? —preguntó la lagartija, cambiando de tono a uno más enojado.

—Soy de la familia Starwind de este mundo, del reino de Arcadia, y lo único que quiero es traer de vuelta esa paz de la que tanto mencionan —dijo Ash—. Y para eso necesito información de todo. ¿Dónde están esos dioses actualmente? —preguntó.

—¿Huh? Kukuku, los primordiales y las brujas eran dioses que cuidaban tanto este mundo como el de los demonios. Al ser sellados, la puerta de los demonios fue cerrada hasta ahora. Nunca se mencionó lo sucedido, así que para ellos debería llamarse traición. Cuando vuelvan, no nos darán la bienvenida de buena manera —respondió la lagartija—. ¿Cómo piensas traer paz a este mundo si no puedes derrotarme? Esos dioses nos podrían hacer cenizas si ellos lo desearan —dijo con una sonrisa nerviosa.

—Entonces, ¿fueron ellos quienes los sellaron aquí también? —preguntó Ash caminando entre los árboles.

—¿Eh? Sí... Luego de sellar y asesinar a los dioses, crearon esta estructura o, como lo llaman, "dungeon", para proteger algo muy preciado para ellos, algo que no debe ser tocado por otros. Tenemos un voto de silencio. Si mencionamos lo que protegemos, el voto se rompería y nos desintegraríamos —dijo la lagartija observando a Ash y lo que hacía.

Déjame cumplir con traer paz a este mundo y te prometo contarte todo... —mencionó Ash—. Ahora enfoquémonos en ellos —dijo mirando al pasadizo que llevaba al quinto piso.

En ese momento, aparecieron varios sujetos que venían junto a Aric. Eran mercenarios que Aric trajo para reclamar la recompensa. Corrieron para avanzar al siguiente piso, mencionando:

—Cinco de ustedes únanse a este combate. Quiero ver lo que ese tipo hará —dijo señalando a Ash.

Luego de irse, los mercenarios comenzaron a atacar a Ash. Él esquivó todos los ataques y se alejó de ellos. De repente, la lagartija apareció y acabó con todos de un solo golpe con sus uñas filosas.

—Si logras cumplir con lo que mencionas, te prometo contarte todo acerca de este mundo —dijo la lagartija sonriendo—. He estado tanto tiempo en este lugar que... no está nada mal confiar en alguien y en sus promesas —mencionó.

—Es una promesa. Volveré para que puedas contarme al menos algo y yo te diré los cambios que hice en este mundo —dijo Ash, corriendo hacia el pasadizo que llevaba al cuarto piso, queriendo reunirse con su grupo.

—Otra cosa, Ash... —dijo la lagartija, mirando a Ash, quien se detuvo para escuchar—. No somos malos... ninguna raza es mala o peligrosa, simplemente tuvimos la mala suerte de ser abandonados por nuestro dios... nadie tiene intenciones de matar a alguien, simplemente seguimos órdenes —mencionó. Ash asintió con la cabeza, dijo "de acuerdo" y continuó corriendo.

En el piso seis, el combate seguía intensificándose, ambos luchadores gastaban su energía en sanarse y tomando distancia cuando de pronto lanzaron sus espadas, las cuales chocaron provocando rayos y muchas chispas. Al mismo tiempo, corrieron hacia el otro para pelear cuerpo a cuerpo. El gorila dio muchos golpes en el suelo como un animal enloquecido, mientras Kai saltaba, lanzando bolas de fuego y acercándose hacia el gorila. Este intentó darle un golpe en el aire, pero Kai esquivó y se posicionó frente a él. El gorila sonreía mientras Kai permanecía serio.

Comenzaron a golpear con mucha velocidad, recibiendo los impactos que hacían que la sangre volara. Eran golpes demasiado rápidos y directos al rostro, haciendo retroceder a Kai, ya que los brazos y puños del gorila eran más grandes, lo que le daba ventaja. Entonces, Kai le metió un rodillazo, agarrándolo de la cabeza para impulsarse y alcanzar su espada. El gorila, corriendo, tomó su espada y ambos comenzaron a combatir en un duelo muy elegante, recibiendo cortes por todo el cuerpo. Ninguno podía curarse por completo, al estar usando elementos de fuego potenciados, uno con fuego normal y el otro con fuego oscuro.

De repente, ambos notaron la llegada del grupo de Aric, quienes congelaron todo el lugar, afectando solo a los minotauros y arañas. Desde lejos, vieron a Kai y al gorila peleando en el techo del estadio con tanta velocidad que rompían las estructuras. Luego, Aric usó su elemento fuego para derretir todo y eliminar a los enemigos a su alrededor. Aric corrió hacia el pasadizo, mandando a cinco mercenarios para atacar a Kai, mientras diez personas, incluido Aric, continuaban avanzando.

El gorila, viendo cómo atacaban desde lejos con invocaciones, hechizos y arcos, se enfureció y les lanzó la espada, potenciándola con fuego y quemando toda la plataforma del estadio.

—Eres muy fuerte, lástima que nos interrumpieron —mencionó el gorila con el rostro serio—. ¿Cómo te llamas, muchacho?

—¿Huh? Me llamo Kai Starwind —respondió con seriedad.

—Sé las intenciones que tienes en este lugar, solo quería probar tu fuerza, nunca tuve la intención de matarte —dijo el gorila, cayendo del techo para agarrar su espada.

—No puedo curarme por completo... —mencionó Kai, bajando del techo usando su elemento viento para caminar—. ¿Qué es este lugar? —preguntó.

—Es un lugar donde fuimos enviados como guardianes para cuidar algo muy preciado. No te preocupes, no es un tesoro —respondió el gorila—. Adelante, pueden seguir, nosotros no interferimos. Ha sido un gusto luchar contigo, eres muy fuerte, Kai Starwind —mencionó, mirando cómo llegaba Ash.

—¿Hermano? ¿Qué haces aquí? —preguntó Kai.

—Es momento de ponerle fin a Aric... —respondió Ash—. ¡Vamos! —exclamó, y ambos corrieron hacia el pasadizo.

Por otro lado, Nadia y Nina enfrentaban dificultades, acorraladas y sin saber qué había pasado con Ash y Kai. Mientras buscaban en una antigua biblioteca llena de polvo y telarañas, Nina encontró un pequeño cofre que contenía un libro hermoso con un rubí en el medio. Decidió esconderlo y no decir nada. Afuera, los que montaban guardia comenzaron a gritar que se apresuraran, ya que los cristales volvían a tomar su forma y la puerta cambiaba de color, obligándolos a salir apresuradamente de su búsqueda fallida.

—¡Maldición, maldición, maldición! —exclamó Aric furioso.

—Recogimos algunos libros, señor, pero no creo que sean los correctos —mencionó uno de los mercenarios.

—Un momento... revisen a todos —ordenó Aric.

Lyra encontró el libro que Nina había escondido.

—Señor, Nina tenía este libro oculto —dijo Lyra, entregándoselo a Aric.

—¿La matamos, señor? —preguntó Hana con una sonrisa despiadada.

—¿Mmmh? —dijo Aric.

Hana sacó su espada y comenzó a acercarse a Nina. Nadia intentó detenerla, pero Aric apareció y, cuando iba a golpear a Nadia, Ash surgió de la nada, deteniendo la mano de Aric.

—¿Qué pensabas hacer, maldito bastardo? —dijo Ash, golpeándolo fuerte en el estómago y mandándolo a volar.

—¿Quién demonios te crees...? —dijo Hana, queriendo golpear a Ash.

Todos voltearon y vieron a los siete mercenarios en el suelo, sangrando. De repente, el piso se congeló, atrapando los pies de Aric, Lyra y Hana.

—¿Qué es esto? —preguntó Hana, intentando liberar sus pies.

El suelo se derritió rápidamente, y Ash les dio una patada a Lyra y a Hana, haciéndolas volar. Kai, con su espada, la puso en el cuello de Aric. Nina y Nadia agarraron sus armas, mientras el libro de Nina y el báculo de Nadia dejaban de brillar.

—Este es nuestro fin, supongo... —pensó Aric, observando la situación.

—Muchas gracias a ambas —dijo Ash con una sonrisa—. Sin ustedes, con el primer ataque de ese monstruo hubiéramos muerto.

—¿Eh? —dijeron Nadia y Nina, confundidas.

—¿Creen que no lo notamos? Sé que antes de irse, usaron un hechizo en nosotros para potenciar nuestra curación y la protección de escudo de Nadia. ¡Ja, ja! —dijo Ash—. Muchas gracias, chicas.

Ambas aceptaron, sonrojadas y avergonzadas por el momento.

—En cuanto a ustedes, por todo lo que hicieron, se merecen la muerte —dijo Kai con enojo.

—Acepto eso, pero con tal de que dejen a ellas dos irse —dijo Aric.

—¿Por qué aceptaríamos tal cosa ante un asesino como tú? —preguntó Ash.

—Porque soy el único que lo merece —respondió Aric, con una sonrisa de aceptación—. Al menos, antes de que se vayan, les diré a ambas que sigan mandando dinero a mi pueblo... Con eso, me iría feliz de este mundo.

—Pero, Ash, eso no puede ser. Darles un castigo bastaría —mencionó Nadia.

—Sí, no somos asesinos, Ash... Kai... un castigo bastará —dijo Nina.

—No... —respondió Ash, atacando con su espada mientras todos cerraban los ojos.

—Necesitaré que me cuentes algunas cosas, y deberás hacer lo que te pida a partir de ahora. Trabajarás para mí y me ayudarás en lo que necesite —murmuró Ash cerca del oído de Aric.

—¿Quién diablos se cree este mocoso...? —pensó Aric—. Está bien, no me queda otra opción, así que lo tomaré —murmuró también al oído de Ash, con una carcajada.

—Llevaremos a los sobrevivientes al gremio. No quiero preguntas ni nada, vámonos —dijo Ash, cargando a uno de los heridos.

—¡Sí! —respondieron todos.

—Qué muchacho tan extraño... En su lugar, los hubiera asesinado a todos —pensó Aric.

Cargaron a los heridos usando sus elementos de viento y tierra. Lyra invocó un golem que les permitió cargar al resto mucho más fácilmente. Sorprendidos, notaron que no había ningún monstruo cerca; todo estaba vacío. Salieron de la dungeon con mucha facilidad y se dirigieron al Gremio. Una vez allí, auxiliaron a los heridos, aunque no pudieron curarlos en ese momento, lo que atribuyeron a algo propio de la dungeon. La recepcionista los felicitó, al igual que los demás aventureros, al ver que llegaron con Aric y su grupo. Festejaron, y Aric invitó a todos a beber cerveza. Todos bailaron y celebraron, mientras Ash salió del gremio y se topó con Aric.

—Hola —dijo Ash mirando al cielo.

—¿Por qué lo hiciste? Tenías la oportunidad de acabar con mi vida. He hecho muchas cosas malas —respondió Aric.

—Intenté, pero no pude. Ver la expresión de las chicas... me era imposible hacer tal atrocidad. No somos así, Aric. No somos asesinos, y sé que tú tampoco lo eres —dijo Ash, mirándolo fijamente.

—¿Y tú qué sabes de mí, niño? —dijo Aric con tono enojado.

—Todos haríamos lo que fuera por ayudar a alguien. Sé que tú hacías eso por algo —mencionó Ash—. Pero hay otras formas. No todos somos malos. Antes de juzgar a alguien, debes conocerlo. Y para juzgarte a ti, Aric, necesito conocerte —añadió con una sonrisa en los labios.

—¿Qué? —dijo Aric asombrado—. Jajaja, está bien. Poco a poco sabrás de mí. Por ahora, entra y ve a disfrutar el momento —mencionó con alegría.

Mientras todos celebraban, Ash agarró del brazo a Aric y lo llevó adentro para unirse a la celebración. Por otro lado, el príncipe Ardin escuchó acerca de los logros de Ash y Kai. Enfurecido, lanzó insultos y declaró: "Iremos a darle una visita…".