El grupo se adentró en la dungeon, explorando cada piso y eliminando a los monstruos con facilidad mientras buscaban a otros aventureros o alguna puerta secreta. En el primer piso, al igual que en los túneles, encontraron muros muy altos y resistentes, casi imposibles de romper. Era un laberinto para alcanzar el siguiente túnel que los llevaría al segundo piso. A pesar de buscar pistas y eliminar enemigos, no encontraron nada relevante hasta llegar al tercer piso.
Los túneles del tercer piso descendían hacia los niveles inferiores. Los primeros pisos albergaban monstruos fáciles de derrotar como escarabajos gigantes y esqueletos con armaduras. Desde el sexto piso en adelante, encontraron minotauros y arañas gigantes más resistentes. Además, el ambiente comenzaba a cambiar, al igual que la cantidad de oxígeno disponible.
Al llegar al tercer piso de la dungeon, se encontraron con un entorno cubierto de vegetación densa y misteriosa. Grandes árboles con hojas oscuras y gruesas raíces sobresalían del suelo, creando obstáculos naturales. La luz era tenue, filtrada a través de la espesa copa de los árboles, y el ambiente estaba cargado con un aire pesado y húmedo. La flora era extraña, con plantas luminiscentes que emitían un brillo verde pálido, y había una constante sensación de ser observados. No encontraron rastros de la lagartija, lo que llevó al grupo a pensar que podría tratarse de una trampa.
—¿Creen que sabían que llegaríamos? —preguntó Nadia mirando alrededor del lugar.
—Parece que sí... Yo lo distraeré, ustedes avancen. Kai, cuida de ellas. Nina, Nadia, cuiden de Kai —respondió Ash, entrando al piso seis.
—Pero podemos derrotarlos juntos —dijo Nina, extendiendo el brazo para detener a Ash.
—Si el bicho es igual que el del sexto piso, significa que no pueden morir. Solo debo retenerlo para que avancen y sigan buscando —dijo Ash, activando su elemento rayo—. Si llegan a encontrarlo, no duden en regresar.
—Sigamos... —dijo Kai.
—Pero... ¡es tu hermano! No puedes dejarlo aquí. Tenemos que luchar juntos —dijo Nadia, enojada.
—Tenemos una misión. Mi hermano estará bien... No lo dudes. La prioridad ahora es encontrar a los aventureros, aunque no sé por qué razón vimos que siempre entran y nunca salen —mencionó Kai, mirando hacia arriba.
—Pero... —dijo Nadia en voz baja.
—No se preocupen, los alcanzaré —dijo Ash con una sonrisa.
En eso apareció la lagartija entre los árboles, mirando fijamente a Ash.
—¡Corran! —gritó Ash, alistando su espada.
Le pareció extraño ver cómo la lagartija dejó pasar a los otros y solo se enfocaba en Ash, mirándolo y tratando de rodearlo.
Con mucha velocidad y enfoque en cada piso, no lograron encontrar nada relevante, lo que los obligó a avanzar hacia el sexto piso. Al llegar, se encontraron con un gran estadio restaurado, pero con la diferencia de que el esqueleto que habían visto anteriormente ahora había sido reemplazado por un gorila con armadura, musculoso y con una espada envuelta en llamas oscuras. A lo lejos, lo vieron sonriendo con los ojos cerrados. El estadio era impresionante, con gradas dispuestas en seis filas alrededor de todo el perímetro.
Kai mencionó que se encargaría de los monstruos, incluyendo al gorila. Hubo discusiones sobre si debían luchar juntos, pero ante la negativa y recordando la pérdida de su hermano, Kai les instó a continuar y encontrar a los aventureros. Les pidió que los trajeran a salvo, o al menos les dieran un entierro digno si los encontraban muertos después de llegar tan lejos.
Kai corrió directo hacia el gorila:
—Yo seré tu oponente —mencionó Kai con una mirada fría.
Nadia y Nina se dirigían hacia otro pasadizo para alcanzar el piso siete. En cuanto salieron, arañas y minotauros aparecieron de la nada para acorralarlas, pero el gorila levantó la mano y la palma, indicándoles que se detuvieran. Ellas obedecieron y pudieron pasar con facilidad.
Los dos combates estaban a punto de comenzar, mientras Nadia y Nina aprovechaban para buscar a los aventureros del gremio y la biblioteca.
Por el lado de Ash, la lagartija intentó golpearlo con su cola. Ash potenció su espada con el elemento agua y fuego, tratando de cortar la cola, pero chocaron y quedaron así unos segundos. Ash notó que era muy resistente y que no podría cortarla fácilmente. Mientras seguían en choque, la lagartija se acercó rápidamente para rasgar a Ash, pero él la esquivó con facilidad, girando y utilizando su habilidad de detección para identificar una debilidad en el cuello de la lagartija. Con rapidez, Ash intentó golpearla en el cuello con su espada, pero no obtuvo resultados. La lagartija aprovechó su proximidad y golpeó a Ash, rasguñándole el rostro.
Ash retrocedió y se inclinó para preparar otro ataque. Esta vez, activó su elemento rayo y fuego, intentando cortar a la lagartija en pedazos con gran velocidad. Luego, activó su elemento hielo para congelarla, pero la lagartija rompió el hielo sin mostrar signos de los cortes anteriores. En ese momento, la lagartija atinó un golpe con su cola, cortando el pecho y las piernas de Ash. Luego, abrió la boca y lanzó llamas de fuego tan potentes que lanzaron a Ash hacia la pared, causando grietas en su impacto.
La lagartija se acercó lentamente, viendo a Ash desmayado y sacando humo por la boca. Repentinamente, Ash abrió los ojos, apretó la espada y la dejó inmóvil con su elemento viento. Gritó, haciendo que pequeños rayos salieran a su alrededor. Envuelto en más llamas, Ash se acercó rápidamente a la lagartija. Justo cuando estaba a punto de cortarla, la lagartija logró moverse y esquivar el ataque, pero notó que Ash tenía una bola de agua en la mano. Ash lanzó el agua, apagando las llamas de su espada y creando un campo de rayos alrededor de ella. Con un movimiento rápido, punzó la espalda de la lagartija, electrocutándola con mayor fuerza debido al agua, y la lanzó volando con un fuerte torbellino de viento.
—Kukuku... entonces tenía razón... —murmuró la lagartija, desapareciendo entre los árboles y el humo que se había creado durante el combate.
—¿Puedes hablar? ¿Eh? —dijo Ash sorprendido.
—Déjame presentarme en mi verdadera forma, kukuku —mencionó la lagartija.
En ese momento, desde el lugar donde se había escondido la lagartija, se creó un viento muy fuerte que alejaba a todos los presentes. Ash clavó la espada con fuerza en el suelo para no ser arrastrado por el viento, quedando momentáneamente cegado por la intensidad del vendaval...
En el lado de Kai, activó cuatro elementos a la vez, fortaleciéndose con el agua y el rayo, potenciando con el fuego y manipulando el viento para intentar absorber las llamas oscuras. Ambos chocaron en el aire con sus espadas a una velocidad inimaginable, sólo se podían observar los choques e impactos de las espadas. El gorila, con un brazo, golpeó a Kai, quien se agachó para esquivarlo y trató de cortarlo desde abajo. Sin embargo, el gorila lo golpeó con el otro brazo tan fuerte que lo derribó al suelo sin darle oportunidad. En el aire, Kai atrapó la espada en llamas oscuras arrojada por el gorila con una lanza y lo lanzó con fuerza. Kai se levantó rápidamente y saltó hacia el gorila, pero éste lo atrapó con una mano, sorprendiendo a Kai, quien gritó y electrocutó al gorila hasta hacerlo soltar la espada. Los minotauros y arañas sólo observaban, aparentemente bajo órdenes de no intervenir.
—Eres muy fuerte... ¡ven y sigue divirtiéndome! —gritó el gorila con una sonrisa psicópata.
—No permitiré que ese maldito sueño se cumpla... —murmuró Kai, adoptando una mirada seria y preparándose para atacar.
Kai lanzó una bola de fuego poderosa, pero el gorila la recibió sin sufrir daños, aunque Kai logró cortarle el rostro con la espada en ese momento.
—Has hecho lo mismo que yo... jaja, interesante. ¿Qué harás ahora sin tu espada? —preguntó el gorila, limpiándose la sangre.
En ese momento, Kai apareció de la nada con una patada voladora, sorprendiendo al gorila.
—También sabe pelear cuerpo a cuerpo —murmuró el gorila con asombro.
Intercambiaron golpes letales mientras ambos se regeneraban de manera rápida. En un momento dado, se golpearon mutuamente y salieron volando, con Kai lanzando varias bolas de fuego mientras el gorila corría, esquivando y rodeando el estadio, impactando algunas de las bolas en los minotauros que estaban en los alrededores y levantando mucho polvo. Ambos se sacudieron del polvo y caminaron a sus respectivas armas para poder tomarlo.
Nadia y Nina caminaban por el pasadizo del sexto piso hacia el séptimo cuando vieron unos cristales brillantes, sorprendiéndose.
—¿Pueden escucharnos...!? —gritó Nina con la palma de la mano en la boca.
Nadia derrotó a nuevos enemigos, eran goblins aunque no eran fuertes; parecía que siempre planeaban antes de atacar. En eso, escucharon sonidos muy bajos detrás de los cristales.
—¡Toma, toma, toma! —dijo Nadia, creando púas de tierra y matando a los goblins.
—Espera, Nadia, acabo de escuchar algo, guarda silencio —mencionó Nina.
Nadia acercó una oreja a las piedras brillantes y pudo escuchar voces que murmuraban "¡Auxilio!" con un tono de voz muy bajo.
—¡Sí escuché algo! Apártate, Nina —dijo Nadia, apuntando su báculo hacia los cristales.
Potenciada con su elemento agua, Nadia luego usó tierra para crear puas que giraban velozmente y las lanzó a los cristales, rompiéndolos por completo. Dentro encontraron a diez aventureros, dos de los cuales estaban muertos y el resto herido, con hambre y sed, murmurando "por favor... dennos algo de tomar..."
Felices al ver que no solo rompieron los cristales, sino también una puerta morada con una insignia rara, una gota dentro de un círculo con doble marca. De repente, escucharon la voz de Aric.
—Muchas gracias, nos ahorraron mucho tiempo, jaja —dijo Aric, sosteniendo el báculo de Nadia.
—¡Tú, maldito! ¿Cómo llegaste hasta aquí? —gritó Nadia furiosa.
—Pero, ¿cómo... cómo pudiste llegar...? —murmuró Nina, asustada y sorprendida.
—Los seguimos, pero los grupos que entraron los días que estuvieron fuera solo eran cebos. Ellos se escondieron esos días y esperaron a que entraran para que los siguiéramos... —respondió Aric, acercándose a Nina— No me malinterpreten... solo quiero ese libro que está pidiendo el gremio y acaban de encontrar la puerta secreta, jaja.
—¿Y qué hicieron con Ash y Kai? —preguntó Nadia.
—Dejé cinco de los míos con cada uno para que se entretuvieran. ¿Será verdad que son fuertes? ¿Podrán sobrevivir a seis contra uno? Eso lo veremos, pero por ahora, entraremos, tomaremos el libro y nos iremos —respondió Aric, agarrando a Nina de la mejilla y dándole una cachetada—. Si se interponen en nuestro camino, no duden que los mataremos... —con una mirada seria.