—¡Hermano! ¡Despierta! ¡Hermano, hermano, hermano, hermano! —gritaba Kai mientras lo sacudía y abofeteaba.
—Maldición... me duele mucho la cabeza —murmuró Ash con los ojos entreabiertos—. ¿Pero qué hace Kai? —pensó, mientras poco a poco recobraba la conciencia y comenzaba a sentir el dolor.
—¡Hermano, por fin despertaste! ¿Qué te sucedió? ¡Me tenías preocupado! —dijo Kai con lágrimas en los ojos, dejando de abofetearlo y comenzando a abrazarlo con mucha fuerza.
—Descuida, ya me siento un poco mejor. No sé qué me pasó, pero de la nada me sentí muy cansado y decidí tomar una siesta —respondió Ash, alejando a Kai—. Espera... ¿Qué es este dolor? —dijo mientras se agarraba las mejillas—. ¿¡Qué diablos te sucede!? ¡¿Por qué me golpeaste tan fuerte?! ¡Ahhh, qué dolor! ¡Me duele, me duele! —dijo mientras comenzaba a correr por todo el cuarto—. Pero esto no se va a quedar así... —sonrió mientras miraba a Kai con sed de venganza.
—Hermano, espera... ¿Qué me vas a hacer?... ¡No, no, espera! —gritó Kai.
Por otro lado, en el aula, Aurora, Freya y Lili estaban esperando al profesor cuando, en la puerta, vieron a los hermanos entrar y subir para tomar asiento cerca de ellas.
—Buenos días... espera, ¿Qué rayos les pasó en el rostro? —preguntó Aurora asustada.
—Seguro los pillaron en las recámaras de mujeres... pervertidos —murmuraron Freya y Lili con una expresión asqueada, dirigiendo la mirada a otro lado.
—Anoche, cuando llegué, vi a mi hermano durmiendo. Le pregunté si quería comer, pero no me contestó. Lo dejé descansar y, hoy en la mañana, quise levantarlo, pero parecía que estaba muerto, así que por la desesperación comencé a golpearlo y a gritarle que se levantara —respondió Kai con los ojos aguados y la voz a punto de llorar.
—¡Descarado! Y todavía lo dices como si fueras la víctima —dijo Ash.
—Ya entiendo ahora, ja ja ja, pero con esos cachetes inflados y rojizos te ves espectacular —mencionó Aurora, riendo.
—Vaya, pervertido, sí que te dejaron ese ojo bien morado —dijo Lili, sacando la lengua.
—Bueno, no se queden ahí y tomen asiento antes de que llegue el profesor —dijo Freya.
En eso, entra el profesor Thomas.
—Estudiantes, buenos días. Antes de iniciar las clases, quiero mencionarles esto —dijo el profesor mientras pegaba un afiche en el pizarrón—. Esto se trata de un torneo en la academia. Pelearán tanto los de primer grado como los del quinto. Aunque anteriormente eran grupos de dos o más, en esta ocasión decidieron que el torneo sería individual —mencionó mientras se rascaba la cabeza.
—¿Y cuál es el propósito de este torneo? —preguntó Amadeo levantando la mano.
—Cada año, los cinco reinos organizan un torneo para los combatientes más destacados de cada una de sus academias. El propósito es demostrar y ver qué reino tiene la mejor academia —respondió el profesor.
—¿Y qué ganamos tanto en este torneo como en el otro? —preguntó Kenjiro.
—Los seleccionados para representar la academia tendrán un descuento del cincuenta porciento, de pago de la mensualidad, y sobre el otro torneo, ni yo lo sé —respondió el profesor.
—La profesora Irene nos mencionó sobre el torneo, pero nunca nos dijo cuándo iniciaba —dijo Kenjiro.
—Bueno, alumnos, como están en primero, se les informó que a mitad de año comenzará el torneo de la academia y, dos meses después, se irá al otro torneo —dijo el profesor.
—¿Y ese torneo dónde se llevará a cabo? —preguntó Kenjiro.
—Recuerden en el mapa, los reinos están divididos como si fueran un círculo. En el medio hay una ciudad llamada Ciudad de los Mortales, ahí se llevará a cabo —dijo el profesor.
—¡Vaya! Ojalá pudiera ir —murmuró Amadeo con una sonrisa.
—Oye Aurora, ¿por qué se llama la Ciudad de los Mortales? —preguntó Kai.
—Es una ciudad que está en el centro de los cinco reinos. Mi padre me dijo que, cuando estuvimos en tiempos de guerra, esa ciudad era conocida antes como la Ciudad de la Paz, ya que era neutral y estaba prohibido pelear allí. También me dijo que lo cambiaron poco antes de terminar la guerra, ya que en esa ciudad vivían unos inmortales que cuidaron y ayudaron a la ciudad para que nunca hubiera guerra. Según se dice, desaparecieron hasta la actualidad —dijo Aurora.
—¡Vaya! Eso suena genial. ¡Yo también quiero ir y conocer el lugar! —murmuró Kai con alegría.
—Ahora que lo pienso, cuando intenté sentir el elemento viento, sentí que me absorbía toda mi fuerza. No domino del todo cada elemento, pero sé lo básico y ahora entiendo que con eso no bastará. Sin embargo, al concentrarme mucho, pude sentir dos energías que desconozco. ¿Será que existen más elementos de los que conozco? —se dijo Ash a sí mismo entre pensamientos—. Después de entrenar, seguiré intentando para ver qué sucede.
—Hermano, ¿estás bien? —dijo Kai.
—Te notamos un poco distraído estos días, ¿realmente estás bien? —mencionó Lili con una expresión pensativa.
—Sí, disculpen. Últimamente estoy leyendo muchos libros y es muy agotador —respondió Ash.
—Oigan chicos, ¿qué les parece si, después de las clases y entrenamientos, seguimos entrenando nosotros para el torneo? —preguntó Amadeo.
—Eso suena bastante bien —dijo Freya.
—¡Vaya! ¡Qué gran idea! —dijo Kai.
—Claro, después de clases nos vemos en el patio trasero de la academia —dijo Aurora.
En cuatro meses comenzaría el torneo de la academia Arcano Blade, así que el grupo tuvo la gran idea de seguir entrenando al máximo. Después de terminar la sesión con la profesora Irene, de ir a sus dormitorios y cambiarse para finalmente dirigirse al patio trasero de la academia, el grupo comenzó a entrenar. Su enfoque era dominar sus elementos, mantener una buena concentración, aumentar su resistencia física y perfeccionar su estilo de lucha individual. Así iniciaron los entrenamientos, y después de cada sesión, el grupo se sentía más motivado y más fuerte. Durante dos meses seguidos, se dedicaron intensamente a mejorar.
Una tarde en el patio trasero, el grupo no llegaba y se estaba haciendo tarde. Solo estaban Ash y Kai esperando al resto cuando de repente vieron al Héroe Ezra perdido por los pasillos. Los hermanos comenzaron a llamarlo para saludarlo.
—¡Aquí, señor Ezra! —gritó Kai.
—Vaya, vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? —dijo Ezra, caminando hacia los hermanos—. Hola chicos, no sabía que los hijos del gran Ragnar Starwind estudiaban aquí.
—Es un honor, Héroe Ezra. Estamos aquí para mejorar nuestras habilidades —dijo Ash.
—¿Y cómo les va? ¿Sorprendiendo al resto? —preguntó Ezra.
—Creemos que sí, estamos progresando, pero aún nos falta —respondió Ash.
—¡No se preocupe, señor! Nosotros seremos muy fuertes para superarlo y quitarle el puesto de héroe de este reino —gritó Kai, saludando como un soldado.
—¡Jaja, muy bien! Esa es la actitud, así me gusta. Si necesitan ayuda en sus entrenamientos, no duden en llamarme —dijo Ezra.
—Hablando de eso, señor Ezra, nos gustaría que nos ayudara a dominar nuestros elementos —dijo Kai.
—La clave está en la concentración. Traten de enfocarse en la energía que fluye por su cuerpo. Después de que su elemento esté fluyendo por todo el cuerpo, intenten usar la mayor cantidad de energía en sus espadas —explicó Ezra.
—¿En serio, solo eso? —preguntó Ash.
—Exactamente, mi estimado. Una mente en blanco es un arma letal contra el rival —dijo Ezra—. Con mucho entrenamiento y disciplina, lograrán volverse muy fuertes. El trabajo duro lo es todo.
Mientras los tres hablaban, divisaron al resto acercándose y saludando al Héroe Ezra. Comenzaron a entrenar, pero esta vez contaron con la ayuda del Héroe y sus consejos. Después del entrenamiento, el Héroe Ezra los felicitó y los invitó a comer algo, a lo que ellos aceptaron. Después de ese gran día, el Héroe Ezra decidió ayudarles en sus entrenamientos durante los siguientes meses. Con el tiempo, se volvió más unido al grupo, admirando su actitud y progreso. Sin embargo, a veces sentía nostalgia al recordar a su hermosa esposa que lo esperaba en casa.
Mientras todos se sentaban para descansar, la curiosidad los invadió y comenzaron a hacerle preguntas al Héroe Ezra.
—Disculpe, señor Ezra, ¿cómo se convirtió en el legendario Héroe que debe proteger este reino? —preguntó Kai.
—Kai! —intervino Ash con expresión enojada.
—Haha, tranquilo Ash. En cuanto a tu pregunta, Kai, es simple. Aunque yo no elegí serlo, el mandoble me eligió. En cada reino, cuando un héroe muere, el arma busca un nuevo portador, aquel capaz de usarlo. Son las famosas armas de los dioses, bendecidas y creadas con el propósito de proteger a su reino. Cada héroe tiene una variedad de armas, como espadas, lanzas, arcos o incluso, creo que en un antiguo libro se mencionaba uno con muchos encantamientos, pero no recuerdo bien. Por supuesto, en mi caso, fue mi mandoble —explicó Ezra—. Poco después de la muerte del héroe anterior, estuvimos sin uno por un tiempo. Cuando mis padres fueron asesinados por una emboscada, el mandoble vino hacia mí. El rey me dijo que me había elegido como el próximo héroe de este reino. Nunca tuve la intención de protegerlo, hasta que la conocí. Era una hermosa chica, con ojos marrones y trenzas de color marrón. No pasó mucho tiempo antes de que me enamorara de ella, y afortunadamente, ella también me aceptó. Cuando nos casamos, le prometí proteger su hogar y protegerla a ella —dijo, con un rostro perdido en el amor—. Si ustedes quieren volverse fuertes, deben tener un motivo por el cual hacerlo. Deben entrenar duro, nunca rendirse ni perder la cordura. Perder ante alguien no es motivo de decepción, sino de entrenar y superarlo hasta vencerlo —concluyó con orgullo.
—¡Vaya, qué gran historia! —exclamaron los chicos.
—No se preocupe, gran héroe, conocemos todas sus hazañas y ahora sabemos por qué lo hizo. Le prometemos que lo superaremos —dijo Kai.
—¡Sí! —respondieron los demás.
—¡Haha, eso es! Cuando eso suceda, ustedes tomarán mi lugar para poder vivir tranquilos con mi amada esposa. Pero esperen... ¡Rayos, ya se hizo tarde! Nos vemos en el próximo entrenamiento. Cuídense —dijo Ezra mientras se levantaba y se iba.
Todos se levantaron y prometieron volverse más fuertes por el motivo que tenían, decididos a superar las expectativas mutuas. Gritaron con determinación que serían los más poderosos.