Chapter 8 - Fuente caos

"¡CARAJO!"

¡CLANK!

Una voz y el sonido del metal golpeando contra metal interrumpieron el silencio de la noche. Este ya era el quinto edificio que Hawk había revisado y, al igual que los cuatro anteriores, estaba vacío. En su exasperación, arrojó un tubo de metal contra la puerta.

"¡A este maldito ritmo nos llevará una eternidad encontrar esa maldita colmena! ¿No podrían simplemente dec..." Mientras Hawk se quejaba, la voz de Falconer interrumpió a través del comunicador.

"¡Lo encontré! Ven rápidamente al edificio L, esto es un desastre"

"Voy en camino." Con esas palabras, Hawk salió del edificio y corrió hacia donde se encontraba Falconer

Apenas 30 segundos después, Hawk llegó al edificio L. No era sorprendente que llegara en tan poco tiempo. Los cazadores, como él, entrenaban sus cuerpos hasta el límite, preparándolos para soportar el intenso proceso de la "infusión". Esta transformación los convertía en Energizers, seres con habilidades sobrehumanas: velocidad, fuerza, reflejos, todo se potenciaba. Y cuando combinaban estas habilidades con sus trajes de combate y Nano-armas, podían enfrentarse en igualdad de condiciones a los therians¹. En equipo, incluso eran capaces de matar a un Primal.

Los Primals, por otro lado, eran criaturas evolucionadas con un único propósito: destruir. Eran bestias de gran tamaño, mucho más grandes que cualquier animal común. Poseían una fuerza descomunal, eran rápidos, feroces y su piel era resistente a cualquier ataque común. Sin embargo, a pesar de todas estas características impresionantes, los Primals carecían de inteligencia. Se guiaban únicamente por puro instinto, actuando como depredadores despiadados en busca de su presa.

Lo que los hacía verdaderamente aterradores era su capacidad para absorber la Fuente Caos, una especie de energía omnipresente en el mundo de Smythos. La Fuente Caos, como su nombre lo indica, era una energía en total desorden, una mezcla volátil de diferentes tipos de energías que se repelían y atacaban entre sí. Si un humano intentaba absorberla, en el mejor de los casos, sufriría mutaciones bestiales. En el peor, implosionaría. En cuanto a los therians, era desconocido qué sucedería si intentaban absorber esta energía, o si incluso eran capaces de hacerlo.

Hawk entró en el edificio con una velocidad asombrosa, llegando rápidamente al lado de Falconer. Sus ojos se posaron en la escena que se desplegaba ante ellos, y no pudieron evitar sentir una mezcla de horror y fascinación. Era tal y como Falconer lo había descrito, un auténtico desastre.

La sangre seca salpicaba las paredes y el suelo, creando un patrón caótico y macabro. Cuerpos mutilados yacían esparcidos por todas partes, como muñecos rotos abandonados por un niño caprichoso. En el centro de la sala, la máquina que debería haber estado intacta y operativa, estaba destrozada. Marcas de abolladuras deformaban su estructura, partes desgarradas mostraban huellas de garras y otras secciones tenían cortes precisos como si hubieran sido realizados por una hoja afilada.

"Así que eso explica por qué no encontramos a ninguno de los subordinados del idiota que manejaba esta colmena", comentó Hawk, su voz resonando en el silencio del lugar. Sus ojos se posaron en dos cadáveres, sus uniformes hechos jirones, como si una bestia salvaje los hubiera atacado.

"Frank", corrigió Falconer, su voz aunque baja, resonó en el lugar.

"¿Eh?" Hawk giró su cabeza, frunció el ceño, confundido. "¿Quién es Frank?"

Falconer suspiró, dejando escapar una mezcla de frustración y resignación. "El nombre de ese idiota era Frank", respondió. "Debió querer aumentar la producción y, para lograrlo, trajo a sus subordinados aquí. Quizás en un intento de aumentar sus contribuciones y salir de este lejano lugar. Ahora quedarán aquí, enterrados sin cuerpos completos, junto a los cadáveres de algunos vagabundos. Bueno, no hay tiempo que perder. A trabajar", concluyó, acercándose a uno de los cuerpos para inspeccionarlo con detenimiento.

"Los cortes son erráticos, pero limpios, los huesos restantes están rotos eh, probablemente de un fuerte golpe y falta el corazón"

"Si, bueno, eso no nos dice mucho", exclamó Hawk con frustración. "¿Cómo diablos se supone que averigüemos qué los mató?"

Falconer inclinó la cabeza ligeramente, mirando a Hawk con cierto desdén. "¿Eres realmente idiota?", dijo con voz serena pero cargada de sarcasmo. "Se sabe que la mayoría de los therians poseen garras y superan en fuerza a los seres humanos comunes. Pero solo un número reducido de ellos se dedica a devorar corazones. Y entre esos, solo hay uno capaz de destrozar la mayoría de los huesos con un solo golpe, con garras lo suficientemente afiladas para cortar el hueso y destrozan el pecho para tragarse el corazón".

"Estás hablando de..." Hawk dejó la frase en el aire, sin atreverse a mencionar el nombre.

"Sí, un lycan", confirmó Falconer con solemnidad. "Un objetivo de 3 estrellas. Sin embargo, este lycan en particular aún es joven, tal vez un máximo de 2 estrellas".

La incredulidad se reflejó en los ojos de Hawk. "¿Cómo estás tan seguro de que es joven?"

Falconer suspiró, cansado de la actitud desafiante de su compañero. "En serio, no sé cómo lograste convertirte en un cazador", murmuró con desdén.

"El cómo me convertí en cazador no es tu incumbencia, maldito idiota", respondió Hawk con una mezcla de irritación y enojó. "Solo dime, ¿Cómo estás seguro de que es joven?"

"¿En verdad crees que un lycan adulto y experimentado dejaría tal desastre, especialmente en un lugar tan apartado?", continuó Falconer, ignorando el comentario de Hawk. "Esto fue un acto impulsivo, propio de un animal salvaje. Los therians no son tan estúpidos como crees, Hawk, bueno, al menos la mayoría de ellos".

El ambiente se estaba volviendo cada vez más tenso, como si en cualquier momento fueran a saltar a la garganta del otro. Sin embargo, una voz que emanaba de sus comunicadores los detuvo en seco.

"Grupo 2B, ¿Cuál es la situación?"

"Informando, señor. Todos están muertos, la colmena está destruida. Todo indica que fue causado por un lycan joven, señor", informó Falconer con una voz llena de seriedad.

Hubo un silencio prolongado en la línea, solo interrumpido por el zumbido estático del comunicador. Luego, la voz volvió a sonar. "Bien, empiecen a rastrearlo. Si consiguen completar la misión sin contratiempos, les daré la oportunidad de sumergirse en el vial fortalecedor de bajo grado."

"¡SÍ, SEÑOR!" Respondieron ambos enérgicamente. Sus ojos brillaban con anticipación al escuchar las palabras "vial fortalecedor". Esa era una oportunidad que no podían dejar pasar. Con renovado vigor, se prepararon para la caza, dispuestos a hacer todo lo posible para rastrear y capturar al "joven lycan".

***

Reynarth, al regresar a su casa, se encontró con un silencio ya un poco familiar. "¿Mamá? ¿Papá?" Pregunto, pero no hubo respuesta.

Con un suspiro de alivió su mirada se desvió hacia el contestador automático, cuya luz parpadeante indicaba la presencia de un mensaje no escuchado.

Presionando el botón de reproducción escucho el mensaje que contenía. "Reynarth." Era su madre. "Intente llamarte, pero tu celular mandaba buzón y ahora no respondes el teléfono de casa. Espero que no estés haciendo nada indebido en casa mientras no estamos eh." A pesar de la gravedad de sus palabras, tenía un tono juguetón al final de su voz, lo que hizo sonreír a Reynarth.

"Bueno, el punto es que no estaremos en casa unas horas más, nos acaban de avisar que llegarán unos heridos de gravedad por armas de fuego, estaremos en cirugía." La voz de Marianne se volvió más seria, y Reynarth pudo imaginarla, con su bata blanca y su rostro concentrado, preparándose para la larga noche que le esperaba.

"Te preparas algo saludable para que comas, así como te he enseñado, nada de solo cereal con leche y frituras. Cuídate mucho, sí, tampoco te duermas muy tardé. En fin tengo que irme, te quiero hijo." El mensaje finalizó con un click y el silencio volvió a reinar en la casa.

Después de escuchar el mensaje de Marianne, una sonrisa se dibujo en el rostro de Reynarth. No pudo evitar recordar a esa mujer tan amorosa y hogareña que lo había criado con tanto cariño y dedicación durante todos estos años.

Por otro lado, Richard, era más estricto y frío, un gran contraste con su voz suave y tranquilizadora. Él era más alejado de Reynarth e incluso pareciese como si lo evitará en algunas ocasiones.

Reynarth en ocasiones se preguntaba si incluso Marianne había sido la que tomo la decisión de adoptarlo sin consultarlo con Richard.

Dejando esos pensamientos de lado Reynarth se subió a dormir, extrañamente aunque no había cenado ni comido nada durante la tarde se sentía llenó, como si se hubiera comido un gran pastel él solo.