El grito de Adrián resonó todo el restaurante.
Muchos de estos discípulos eran del sexto o el séptimo nivel de la condensación del Qi, después de todo para comer aquí, se necesitaba tener un cierto poder de riqueza.
Cuando escucharon las palabras de Adrian, todos se rieron.
"¡Otro que ha caído en manos del hermano Tunchi!"
"¡Jajajaja, no pensé que un nuevo cometería este error, que no le explicaron!"
"Shhh, veamos que sucede"
Los comentarios siguieron, muchos parecían que ya sabían que era lo que iba a pasar.
Pero eso no le importo a Karla, después de todo, a ella le pagaban por lo que comía su cliente, y si no tenia dinero, había otras maneras de pagar, y eso no le importaba, después de todo, a ella siempre le pagaban.
"¡Sus órdenes serán atendidas!" – Karla llevo apresuradamente a Adrián a una mesa vacía, esperando que no recobre la capacidad de pensar, para saber lo que estaba haciendo.
Adrián, sin embargo, sus pensamientos de nublaban, pero su conciencia seguía estando presente. Después de todo, haber pasado por tantos eventos traumantes lo habían ayudado mucho con su capacidad de pensar, incluso en esta situación.
La tercera entidad sintió de repente las burlas hacia su señor, por lo cual quiso hacer algo, pero Adrián la detuvo con un pensamiento, aun no conocía a la tercera entidad, y no quería saber lo aterradora que era.
Pero parecía que la tenía bajo su control.
"¡Aquí traigo los platos!"
Dijo Animadamente Karla, mientras cientos de platos eran puestos en orden, muchos de ellos, llevaban carne de animales espirituales, hojas con 10 años de antigüedad, y fruta.
Realmente eran platos dignos de un cultivador, pero el precio también parecía insondable.
A Adrián no le importo que los demás lo vieran, simplemente se abalanzo contra toda la comida, y empezó a comer como un loco. Su cuerpo le pedía comida a gritos, ahora que estaba en su vista no iba a desperdiciarla.
"¡Mira como come, de seguro ya paso ese umbral!"
"¡El Hermano Tunchi realmente consiguió un nuevo esclavo!"
Todos se rieron esperando que tuviera un final amargo, después de todo, todos sabían quien era el jefe de este Restaurante Mil y un sabores.
Era gente que no se podía ofender fácilmente.
Adentro de la cocina del Restaurante, la gente normal se sorprendería al ver que las paredes y el techo estaban ensanchados el doble de lo normal, había mucha gente corriendo por todos lados, con platos grandes en sus brazos, algunos parecían cansados, pero no querían demostrarlo, frente a una persona que estaba cortando una vaca de quince metros, con solo sus brazos.
Esta persona era gigante, parecía medir mas de dos metros, su cuerpo era solo puro músculos, y vestía un uniforme de cocinero blanco, cualquiera que lo viera se quedaría impresionado, por su cuerpo, y por la forma en que cortaba a tal bestia.
Su aura se podía sentir con solo un vistazo, desprendía un aura tan grande que parecía que podía explotar el techo.
Ante tal persona, Karla se acercó alegremente.
"jefe, todos los platos han sido entregados" – Hablo Karla mientras podía imaginar cuanto seria su cuota, seria mas de lo que ganaba un mes.
El jefe de Cocina solo resoplo.
"Mira que pague todo, si no, solo llámame" – Fue lo único que dijo, parecía estar concentrado con la bestia. Que no le parecía importar lo que sucedía en su restaurante.
Karla asintió, mientras sus ojos se ilusionaron por ver el dinero que tendría en sus manos.
Adrián simplemente siguió comiendo.