El mayordomo abrió respetuosamente la puerta del auto e invitó a Qiao Xi a subir. Ella no esperaba ver a un hombre en el auto. El rostro de ese hombre estaba pálido y se veía cansado. Parecía que había estado enfermo durante mucho tiempo.
Con su experiencia, ella adivinó que este hombre no tenía mucho tiempo de vida. Sus ojos revelaban la grisura de la muerte.
El hombre no dijo nada y solo miró a Qiao Xi antes de cerrar los ojos exhausto. Debido a su enfermedad, no tenía la energía para prestar atención a nada más.
Por alguna razón, el corazón de Qiao Xi se dolía al ver a un hombre tan débil. Quizás era porque su corazón sufría por un paciente que estaba a punto de morir.
El viaje fue muy tranquilo. El auto se detuvo lentamente en la residencia de la familia Situ. El mayordomo salió del auto para abrir la puerta al hombre. Después de que Qiao Xi se bajó del auto, vio a algunos guardaespaldas empujando una silla de ruedas y ayudando al hombre a sentarse en ella.
