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Cuando el pequeño perro negro escuchó la conmoción que venía de la puerta, se levantó y miró fijamente a la puerta con sus ojos parecidos al obsidiana. Se dio la vuelta y miró a la desconocida Qiao Xi, inclinando la cabeza con curiosidad.
Los ojos de Qiao Xi se abrieron de par en par. ¡Este perro era demasiado lindo!
Pero, ¿cómo se puede criar un perro en la misma habitación que un niño? Los niños son frágiles. Gu Zheng era demasiado descuidado.
Justo cuando Qiao Xi estaba desconcertada, Gu Zheng ya se había agachado ligeramente y llamado con dulzura al pequeño perro negro que no estaba lejos—. ¡Lele, ven con papá!
El cuerpo de Qiao Xi se congeló abruptamente mientras las comisuras de su boca se retorcían levemente.
¿Se llamaba Lele?
¿Este era el hijo de Gu Zheng?
Sintió un zumbido en sus oídos por un momento, y su mente quedó en blanco.
