—Contrataste a mi segundo hermano para matarme, y me enteré de inmediato. ¿No te parece muy risible? —Qiao Xi parpadeó, y sus ojos se llenaron de duda—. Ah Zheng quiere matarlos a todos para vengarme. No puedo agradecerle lo suficiente, entonces, ¿por qué habría de temerle? Señora Yao, ¿no me dirá que pensaba que odiaría a Ah Zheng por esto?
—La Señora Yao abrió sus ojos de par en par horrorizada. Nunca esperó que el maestro del Pabellón Ling fuera en realidad el segundo hermano de Qiao Xi.
—Siempre pensó que el Pabellón Ling atacaría nuevamente a Qiao Xi. Como ya habían aceptado el dinero, deberían matar a Qiao Xi. Incluso si su familia había sido capturada, el Pabellón Ling debería cumplir su promesa.
—Mientras Qiao Xi estuviera muerta y el Presidente Gu estuviera presente, Gu Zheng podría aceptar el compromiso. ¿Quién hubiera pensado que Qiao Xi tendría formas de seguir viva?
