—Él... ¿él aceptó? —La cara de Evie de repente perdió todo su color. Sin embargo, sus expresiones faciales no cambiaron en lo más mínimo.
—No he conocido a mi esposo o al príncipe todavía, pero parece que esto fue lo que el consejo concluyó y decidió. Si el príncipe no hubiera dado su consentimiento, no habría forma de que alguien pudiera haber tomado una decisión.
—Ya veo... —fue todo lo que Evie dijo. Pero su reacción fue evidente para la Duquesa. Era obvio que Evielyn estaba afectada e incluso probablemente devastada y con el corazón roto, a juzgar por la mirada desanimada en sus ojos.
Esto no era lo que la duquesa había esperado. ¿No odiaba ella a Gavriel tanto que no le permitía dormir con ella en la misma habitación? Aurora había escuchado que ayer, el príncipe dejó la habitación de la princesa y durmió en otro lugar. Incluso los sirvientes han comenzado a cotillear, diciendo que la princesa debe haberlo echado a la mitad del día.
