—De regreso en el interior de la barrera.
Después de ser abofeteado y gritado por Evie, Gavrael permaneció en silencio. Simplemente la miró y luego, sin decir una palabra, le dio la espalda y se enfrentó a Thundrann.
Evie se calmó al mirar su espalda ancha. Había visto el shock reflejado en sus ojos, pero no parecía resentido ni enfadado de que ella lo hubiera abofeteado. Sin embargo, su silencio la molestaba. Ella había esperado completamente que él respondiera a su temperamento.
Mirando fijamente su espalda ancha y fuerte, Evie estaba a punto de extender la mano cuando él habló.
—Lo sé, Evie... —su voz era baja y controlada. Podía ver cómo apretaba y relajaba sus puños intermitentemente—. Soy consciente de que tú eres más que capaz ahora. Sé que eres fuerte y poderosa incluso sin que me lo digas —hizo una pausa, todavía sin mirarla—. Sé que tú... no eres la Evie que solía conocer —su voz se suavizó al pronunciar esa última frase, como si estuviera hablando consigo mismo.
