La niña poseía un gran encanto y estaba seguro que podría alcanzar el mismo nivel de belleza que Camila u Olivia. Lamentablemente no estaba dispuesto a criar a la esposa. Sé que esto era común en el juego de los hombres que iban al mercado de esclavos para comprar niñas y criarlas para que sean sus esposas en el juego, aunque no pudieran hacer nada con ellas.
Sin duda eran perdedores.
Una vez la subasta comenzó todos los hombres enloquecieron por la niña. Al ser joven su valor se incrementó exponencialmente. Sobre todo, esos viejos nobles estaban dispuestos a dejar sus fortunas con tal de tener a esa niña.
- Maestro. ¿No está interesado?
Camila me miró con un rostro sorprendido. Incluso ella notó lo hermosa que era la niña. Lamentablemente carecía de esos gustos especiales.
- No. Es muy joven para mi gusto.
Por alguna extraña razón Camila sonrió. Estaba contenta con estar en mi regazo. Mientras la subasta continuaba con la niña del centro llegaron mis compras. Le di las monedas exactas a Akari quien se las entregó al gordo quien se fue contento. Ni siquiera se molestó en contar. Akari me entregó los contratos que firmé enseguida.
Las dos mujeres lucían cansadas y hambrientas. Una lucía realmente preocupada por algo. Era la mujer con el cuerpo tonificado y grandes pechos.
- Se… Señor… Digo… Maestro... Puedo…
Camila la fulminó con la mirada por molestarme. Le di una palmada en cabeza y miré a la mujer.
- Dime.
Éramos personas y yo no fui criado en este mundo. Aunque tenía desdén por la vida no significaba que no escucharía a nadie o los trataría mal. Los usaría como peones desechables a lo mucho.
- Yo.. Digo… Esa niña es mi hermana. Por favor le ruego al señor que la compre. Estoy seguro que ella…
La mujer no se atrevió a decir nada. No quería pronunciar las siguientes palabras, pero aun así por el bien de su hermana las dijo.
- Estoy segura que le servirá muy bien en la cama. Ella es joven y aun es virgen.
- Suficiente.
No me molestaría en seguir escuchándola. No quería a una niña. Sin embargo, la mujer no se detuvo.
- Ella tiene un don especial.
El silencio se hizo en la sala.
Merlín sabía muy bien lo raro que eran las personas con talentos.
- Habla.
- Ella tiene la capacidad de hablar con los espíritus.
Al instante Merlín entendió la gravedad de la situación. La capacidad de hablar con un espíritu era extremadamente rara entre los humanos. Aunque los elfos poseían esa capacidad al nacer la van perdiendo gradualmente. Solo los altos elfos podían mantener esa capacidad.
- 10 monedas de oro
Escuchando el precio Merlín sintió picazón. Ya era caro intervenir en este momento y se arriesgaba a provocar a alguien. Sin esperar perder esta oportunidad hizo su oferta.
- 20 monedas de oro
Quería que todos se retiraran. Si dada un precio ridículo entonces los otros entenderían que estaba dispuesto a todo por esta niña. El silencio reanudo la sala y solo la voz del presentador hizo eco después del conteo.
- Vendido.
Nadie sabía porque estaba dispuesto a gastar una suma tan grande por una niña. Algunos incluso pensaron que tenía gustos especiales por niñas pequeñas y que me había enamorado a primera vista.
Simplemente los dejé con sus malentendidos.
- Más te vale que sea verdad lo que dijiste. Caso contrario conocerás el infierno en vida.
Mis palabras fueron crueles y esto hizo temblar a la mujer con el cuerpo tonificado. Esta realmente molesto.
Durante las siguientes ofertas no hice un precio. Aunque había mujeres ninguna estaba a la altura de lo que buscaba. Incluso hubo una noble caída que conmocionó a todos los hombres. Alcanzó el ridículo precio de 30 monedas de oro.
También revisé los niveles de esas mujeres. Lastimosamente todas eran débiles y no tenían nada especial.
La razón por la que estas tres bellezas estaban primero fue porque eran plebeyos. Las siguientes mujeres eran hijas de comerciantes o nobles que cayeron en ruina. Era como tener la capacidad de tener algo caro. Esa fue la única motivación de la gente por comprarlos, aunque carecían de belleza.
Esto me recordó a la gente que hacía fila por días para comprar objetos de edición limitada. Eran solo objetos e incluso algunos eran inútiles. No entendían como no pudieron ver el potencial de estas tres bellezas. Afortunadamente para mí eso me ahorró mucho.
Durante ese tiempo la niña llegó. Lastimosamente este no era el lugar adecuado para comprobar su talento.
Lo que si tenía que admitir es que era una pequeña belleza ahora que la veía de cerca.