- Ya no me lastimes más.
Estas fueron las últimas palabras que Damián le dedicaría a Camila. Ya no quiso desperdiciar su saliva.
*SOB *SOB *HIP *SOP
Camila quien paró de sollozar se puso de pie y le dio un último vistazo a Damián. Si quería terminar con ella podía entenderlo. Ya no era una mujer pura que pudiera estar a su lado. En el corazón de Camila, ella solo quería que él sea feliz.
- Esto se terminó. Solo… Espero que encuentres a alguien que te haga feliz. Yo le pediré al señor que te libere. Estoy segura que no rechazará mi pedido. Por favor… Solo… Cuídate. A partir de hoy ya no somos nada.
Derramando todas sus lágrimas Camila salió corriendo. Ya no podía ver a su amado nunca más, Esto sería lo último que haría por él y a partir de ese momento ambos serían extraños.
Los guardias escucharon todo lo que la pareja habló. Esto fue una costumbre para ellos ya que no podían alejarse de sus puestos de trabajo. Ambos se sintieron mal por Damián quien perdió a su mujer a manos del señor.
Nadie sabía por qué lo hizo. A la vista del público Camila, Doménica y Olivia eran inocentes de cualquier acto por lo que no sabían que en realidad estaban "pagando" una condena. Solo los dos guardias sabían del caso de Doménica y Olivia, pero desconocían el de Camila.
En sus mentes pensaban que Camila lo cambió por un noble rico y poderoso como lo era Merlín. Esto fue un comportamiento regular para las plebeyas que aspiraban a casarse con un noble y dejar la pobreza.
Sintiendo lastima se acercaron a la celda donde un hombre lloraba en silencio.
- Déjala hermano. No vale la pena.
- Si. Hay muchos peces en el mar.
Esta fue su rutina diaria. Aunque nada de lo que dijeran podría ayudarlo. Él tampoco reaccionaba por lo que después de decir algo volvían a sus puestos.
- Lo siento.
Damián pronunció una simple frase que pareció ser solo un susurro. Con esas palabras la última lagrima que tenía por culpa de la deshidratación cayó al suelo.
Frente a la habitación de Merlín una mujer lucía inquieta preguntándose si debía irrumpir en la habitación.
Ya era tarde en la noche y Merlín le había dicho que no lo molestaran hoy. Reuniendo valor Camila tocó la puerta.
*TOC *TOC
- Adelante
Al abrir la puerta Camila vio a Merlín alimentándose del hermoso cuello de Olivia. Doménica también estaba tumbada en la cama con un tono de piel más pálido de lo común.
Merlín estaba hambriento y esto era evidente al ver su cara con sus ojos completamente rojos. Cuando despertó como un barón vampiro la sed y el hambre lo envolvieron. El cuerpo se había destruido y reconstruido múltiples veces en un corto periodo de tiempo, haciendo que el gasto energético sea enorme. Esa energía tenía que provenir de algún lugar. Hambriento y sin opciones tomó a las despreocupadas Doménica y Olivia que en ese momento pasaban por el pasillo y comenzó a drenarles su sangre.
Esta vez la sed fue mucho más grande de lo usual obligándolo a tomar más de lo necesario. Ahora ambas estaban pálidas y con su vitalidad al mínimo. Merlín temía que las pudiera matar si esto continuaba. Afortunadamente para ellas una presa se ofreció al tocar la puerta.
- Ven.
Una sola palabra fue suficiente para que el cuerpo de Camila empezara a moverse hacía su dirección. Sentándola en su regazo Merlín empezó a lamer el cuello de Camila suavemente. Tenía hambre, pero sus instintos vampíricos eran más fuertes. Dentro de él existían las ganas de jugar con su comida.
- Señor… yo tengo algo que pedirle.
Mientras Camila hablaba Merlín ya había comenzado a chuparle la sangre. Sin importarle este detalle, Camila pensó si debía continuar. Las dudas en su corazón se reflejaban en su comportamiento haciéndola cometer actos que nunca haría.
- ¿Puedes liberar a Damián? ¡Te serviré con todo lo que tengo! Solo te pido que lo dejes ir.
Merlín no respondió y simplemente se dedicó a saborear su sangre. Lastimosamente el sabor de la sangre de Camila había cambiado volviéndose amarga. Al principió Merlín no entendió a que se debía. Luego entendió que el sabor de la sangre se veía influenciada por el estado de ánimo de las mujeres.
Esta era la única opción plausible, ya que estas mujeres tenían órdenes estrictas de intentar nada en contra de él o ellas. Este sabor amargo le hizo retirarse de su cuello y mirar fijamente sus ojos.
- Por favor.
La voz de Camila volvió a resonar con claro tono de súplica que amenazaba con romperse en llanto. Merlín vio sus ojos ligeramente hinchados indicando que había llorado recientemente. Aunque intentó taparlo con maquillaje ligero no podía pasar por alto de los agudos sentidos de un vampiro.
La sed que tenía fue menguada al ver el dolor en el rostro de Camila. Esta mujer fue herida profundamente en su corazón. En los días anteriores notó que el sabor cambiaba lentamente, pero nada significativo.
Tal vez se deba a que le dio permiso de ver a su ex prometido en el calabozo. Ya era hora de ponerle fin a ese asunto también. Lo había torturado tanto física como mentalmente. Ya que Camila se había ofrecido a visitarlo, no la rechazo y decidió hipnotizarlo. Obligándolo a experimentar los momentos felices que tuvo con Camila mientras ella le explicaba como hacía el amor con otro hombre.
Sentía que ese hombre se rompería muy pronto. Nadie sería capaz de soportar esa tortura emocional mientras era privado de comida y agua.