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Chapter 11 - Expedición a la mazmorra. Parte 2

Expedición a la mazmorra. Parte 2

Subimos a los carruajes y nos adentramos en un camino que recorría el denso bosque, la mazmorra en cuestión estaba situada en la frontera entre el pueblo y los dominios del Imperio Lux Acadia.

Según el mapa primeramente nos adentraríamos en el bosque de Sakura y terminaríamos en el paramo situado en las fronteras de la Lux Acadia, ese lugar era bastante extenso y debido al suelo infértil solo había un pequeño puesto de avanzada para reponer nuestras provisiones. Pero eso no era importante en el momento, teníamos que preocuparnos de las camadas de lobos y bandidos que acechaban dentro del bosque.

Aoi estaba atenta a cada sonido y a la ruta, tenia una lista que iba tachando poco a poco, parecía estar acostumbrada al camino, pues cada cierto tiempo le daba instrucciones al conductor para tomar atajos y alejarse de zonas de peligro.

Por su parte Gell estaba observando el horizonte en silencio, era raro de su parte, pues generalmente era él quien sacaba los temas de conversación para que no nos aburriésemos. Miré a Nagisa y esta sonrío, pero no logré decir una sola palabra.

Gell se dedicaba a juguetear con el mecanismo de una ballesta, mientras Aoi se la pasaba estudiando el mapa y tachando cosas de su lista. Nagisa por su parte se encontraba afilando su espada, parecía notar cada vez que la observaba, era un poco incomodo cuando nuestras miradas se cruzaban.

Todos parecían ir en serio, pero yo no podía hacer mucho. Mi papel era ahuyentar a las bestias que se acercasen usando mi arco, que hasta el momento no habían sido más que un par de lobos, pero según Aoi dentro de poco podría acercarse una manada.

Cuando estábamos a punto de salir del bosque los caballos se detuvieron al asustarse, una manada de lobos estaba frente al carruaje, lista para atacarnos. Bajé del carro para ahuyentarlo, para mi sorpresa Nagisa y Gell habían bajado para ayudar. Miré a Gell, este sostenía un hacha de combate fabricada con acero negro. anteriormente usaba un hacha de acero damasco que le hizo su padre, era extraño verlo sin ella.

—Uhm, ¿Esa hacha es nueva?

Gell tomó su arma y la apuntó a uno de los lobos.

—Yo mismo forjé esta hacha, me tomó mucho tiempo hacer un arma de calidad, pero finalmente lo logré.

El parecía estar feliz con ello, pero conociéndolo no forjó esa arma por gusto.

—Bueno, acabemos con esto.

Gell se lanzó de lleno hacia los lobos, de un momento a otro aumento su velocidad, mientras que Nagisa cortaba con facilidad a cada uno de ellos.

«El chi es bastante conveniente».

Por mi parte concentré el ether en mi palma y lo lancé hacia uno de los lobos, traté de usar una concentración ligera, el efecto del ataque no causaba más que una molestia para las bestias, pero fue útil como una alternativa para distraerlos.

«Ahora podré ahorrar flechas».

Gell parecía poder lidiar por su cuenta con los lobos y Nagisa básicamente estaba matándolos de diestra a siniestre, de un momento a otro una manada de treinta lobos se había reducido a cinco ejemplares.

En un momento de distracción uno de ellos se abalanzó contra Gell, pero él reaccionó con destreza, dio un pisotón para impulsarse y usando esa aceleración dio un golpe lo suficientemente fuerte como para matar a su agresor.

Me sorprendí un poco, pero regresé rápidamente a mis sentidos cuando me di cuenta de que el cuerpo de la bestia estaba volando a toda velocidad en mi dirección. Reuní ether debajo de mis pies generando así un impulso que me sacó del peligro.

—¡Oye Gell! Mira bien a donde apuntas.

Gell colocó el hacha sobre sus hombros.

—Perdón, tampoco esperaba ese ataque sorpresa.

Suspiré y regresé al carruaje. Vi que Nagisa se estaba riendo en silencio, al parecer éramos como un duo de comediantes. Me sentía avergonzado, durante todo el viaje estuve nervioso por su presencia.

Gell también regresó no sin antes guardar su hacha y limpiar la sangre que se había derramado sobre ella. Nagisa solo pasó un paño seco sobre su espada y luego la enfundó, no se molesto en hacer más mantenimiento.

«Como esperaría del hijo de un herrero, cuida bien sus armas. Bueno, quizá solo tomó aprecio por esa hacha».

Alcancé una de las flechas de mi carcaj y la sostuve en mi mano derecha, Gell continuó trabajando en el mecanismo de su ballesta. Tras un rato sin hacer nada me aburrí y recordé la técnica de manipulación de ether que Rin me había enseñado. Como no tenía ningún objeto desechable cerca decidí usar la punta de mi flecha como recipiente.

El ether empezó a reunirse poco a poco, generando un brillo primeramente mortecino, en el momento en el que alcanzó cierta iluminación la punta de la flecha no pudo soportar más y terminó dividiéndose violentamente en una explosión. Nagisa y Gell cubrieron sus rostros, por suerte los fragmentos tenían la potencia suficiente como para dañar a alguien.

—Oye, ¿Qué demonios fue eso Hayato?—exclamó Gell.

Tomé uno de los fragmentos.

—Parece que la punta de pedernal no soportó la acumulación de ether.

Aoi se asomó por la cortina que dividía el carruaje del asiento del conductor.

—No hagan desastres en el vagón, no me dejan leer el mapa en paz.

Ella tenía unas ojeras profundas, su rostro denotaba su cansancio. Ambos agachamos la cabeza para disculparnos y regresamos a lo nuestro.

Cuando el sol se puso y llegó la noche los carruajes se detuvieron, decidimos acampar en un claro del bosque, Gell ayudaba a montar las carpas y Aoi a mantener todo en orden. Mientras que Nagisa y Feng fueron a explorar los alrededores para ver si estábamos seguros. Aoi leía con fervor diferentes atlas y mapas con información del lugar.

«Parece estresada».

Cuando Nagisa y Feng terminaron la exploración de la zona Aoi tomó un respiro y me señaló.

—Oye Hayato, tú sabes manejarte bien en el bosque, ve y busca algo de leña para hacer una fogata.

Empecé a estirarme un poco y luego bostecé.

—Está bien, vuelvo en un rato.

Todos parecían estar ocupados, así que nadie me prestó atención. Me adentré en el bosque para buscar algunas ramas secas, la linterna de aceite que me había llevado apenas y iluminaba un radio de dos metros, podía ser emboscado fácilmente.

«Qué aburrido... creo que jugaré un poco con el ether».

Tomé una roca del suelo y concentré una buena cantidad del ether reunido en la zona sobre ella.

«Creo que la flecha no soportó esta cantidad, sin embargo, una simple piedra está bien, no entiendo bien cómo funciona esto... ¿quizá su capacidad dependa del recipiente?».

—Bueno, a quién le importa.

Tras decir eso lancé la roca, cuando esta impactó con el suelo generó una onda expansiva que me asustó y terminé cayendo de lleno al suelo, haciendo volar un montón de tierra hacia mi dirección. 

«Genial, ahora me ensucié toda la cara. No creo que pueda tomar un baño hasta que regresemos a la aldea... sin embargo, eso fue interesante».

Luego de levantarme repetí el proceso un par de veces, era curioso ver como todo el ether reunido era liberado de golpe por la piedra en cuanto está impactaba con el suelo.

«Me preguntó si puedo usarlo con una flecha».

Regresé al campamento con tanta leña como pude. Aoi me miró con preocupación, no solo ella, todos parecían estar asustados, bueno, todos menos Feng, él más bien parecía tener curiosidad.

—¿Qué pasa? ¿Tengo algo en el rostro?

Aoi tomó un pañuelo y me lo lanzó.

—¿Para qué es esto?

Por primera vez en todo el día escuché a Feng hablar.

—Te está saliendo sangre de la nariz, deberías controlarte a la hora de manejar ether.

Me quedé perplejo, toqué mi rostro y sentí la tibia sangre derramándose.

—¿Eh?

Usé el trapo para limpiarla y me senté, lo cierto es que estaba un poco mareado.

«Qué extraño. ¿Cómo es que no me di cuenta de algo tan obvio? Si no me hubiesen dicho no me hubiese dado cuenta».

Incliné la cabeza y fui al carruaje para buscar mi equipaje, tenía una cantimplora en una de las bolsas.

—Qué raro, estoy seguro de que la había dejado aquí.

Mientras buscaba más a profundidad en mi equipaje alguien tocó mi hombro, cuando volteé a ver se trataba de Nagisa, ella estaba sosteniendo mi cantimplora.

—¿Buscabas esto?

Rápidamente se la arrebate y tomó un trago.

—¿Por qué tenías mi cantimplora?

Nagisa parecía estar avergonzada, Aoi se acercó a explicarme.

—Bueno, resulta que Nagisa olvidó traer la suya, así que decidí darle un poco de tu agua.

En cuanto escuché eso mi corazón se acelero y empecé a toser por culpa de los nervios, Nagisa me ayudó a reincorporarme.

—Oye, estás bien.

Guardé mi cantimplora y me senté.

—Si, no es nada, solo no vuelvas a tomar mis cosas sin permiso.

Aoi se sentó al lado de la fogata, por mi parte decidí sentarme un rato, por alguna razón me sentía fatigado. Nagisa estaba tarareando una canción que no pude reconocer. Tenía mucho sueño, sin embargo, no quería quedarme dormido. Feng colocó su mano sobre mi hombro.

—Puedes descansar en paz, por como se mueve tu ether, tu espíritu desea hablar contigo.

Volteé a verlo sorprendido.

—Como puedes saber eso.

Feng sonrió y no dijo una sola palabra, por mi parte fui al carruaje y me recosté, no tarde mucho en quedarme dormido. Poco a poco mi consciencia comenzó a desvanecerse, conforme mi vista se oscurecía, una maza de luz empezaba a brillar con intensidad.

Me encontré a mi mismo en un reino hechos de estrellas iluminando un espacio completamente vacío, ni siquiera estaba seguro de en que estaba parado, era sumamente extraño, pero a su vez, extrañamente familiar.

Su apariencia parecía estar cambiada, aunque seguía siendo similar a Nagisa esta vez tanto su ropa como su cabello tenían variaciones, eran cosas pequeñas, su corte de cabello tenía un par de similitudes con el mío y vestía un kimono similar al que había usado en el festival.

—Te ves bien.

El espíritu no tenía un rostro como tal, era como si este fuese una simple pizarra en blanco, sin embargo, pude sentir que estaba feliz al verme.

—Vaya, es raro verte por aquí.

Intenté sentarme en el suelo, pero antes de darme cuenta un asiento de luz se había manifestado para dejarme reposar.

—Tampoco estoy seguro de porque estoy aquí.

El ser lumínico posó su mano sobre su barbilla y miró hacia el horizonte por un rato.

—Hmm, ¡ya sé! Probablemente tu cuerpo fue afectado por el ether.

Escucharlo gritar me hizo dar un pequeño salto por la impresión.

—¿Afectado por el ether? ¿Qué es eso?

El espíritu hizo una pequeña esfera de ether.

—¿Recuerdas la flecha y la piedra? Creo que es lo mismo.

Miré la palma de mis manos.

—¿Entonces crees que me pudo haber pasado lo mismo que a la flecha si hubiese continuado?

El asintió.

—Cada vez que manipulas el ether usó tu cuerpo para canalizarlo, se podría decir que eres quien soporta la carga mientras que yo te ayudó a manipularla. Quizá estes evolucionando.

Una luz se posó sobre mi mano.

—¿Eso crees?

Su respuesta fue cruzar los brazos.

—Que yo sepa no podemos hacer nada, puede que tu cuerpo se acostumbré con el tiempo, quizá necesites ayuda externa, me es imposible saberlo.

Tras decir eso se sentó en una plataforma de luz cruzando las piernas.

«Ahora que lo pienso no le he dado un nombre, debería pensar en uno bueno, ahora que lo pienso... recuerdo haber escuchado una historia cuando era pequeño, si... es perfecto».

En cuanto recordé a mi personaje favorito me acerqué al ser de luz.

—Bien, a partir de ahora tú nombre será Shyun Asword.

Con su nuevo nombre Shyun desarrollo una boca en su rostro, ahora era más expresivo y estaba sonriendo.

—¿A qué viene el nombre?

Me impresioné un poco, al recomponerme respondí.

—Son personajes de unos cuentos antiguos, si no me equivocó se llamaban Carmesí oscuro y Bendición/Maleficio.

Me agradó bastante la compañera de un personaje, de ahí vino el nombre Shyun. En cuanto a Asword lo tomé del cuento de un espadachín, aunque debo admitir que sus descendientes en la continuación del relato no me agradan. Shyu sonrió.

—Tomaré el nombre con gusto, parece que te irás pronto.

Me confundí un poco, hasta que sentí como si estuviese siendo arrastrado lejos de ese mundo onírico. Cuando regresé a mis sentidos estaba tirado en una de las esquinas del carruaje, parecía que me había perdido gran parte del viaje. Nagisa estaba dormida a un lado, era de noche, un cielo hermosamente estrellado.

Contemplé a Nagisa por un rato, sin importar que pensase era hermosa, mi corazón se había acelerado a mil por hora. Me acurruqué en la esquina del carruaje, probablemente mi rostro estuviese rojo por la vergüenza.

Escuché un sonido afuera del carruaje, asomé la cabeza por la parte trasera del carruaje, al parecer ya estábamos en el páramo fronterizo al imperio. Gell estaba sentado, contemplando el bosque que se alejaba con cada traqueteo del carruaje.

Decidí interrumpir su paz.

—Oye Gell, ¿cuánto tiempo pasé dormido?

Aunque parecía estar perdido en sus pensamientos, respondió con tranquilidad.

—Más o menos medio día, llegaremos a la mazmorra pronto.

Me sorprendí un poco.

«Maldición, yo quería disfrutar del viaje».

Gell suspiró y regresó al interior.

—No te preocupes, llegaremos pronto.

Llegamos a la mazmorra en cuanto se puso el sol, por suerte el puesto de avanzada se encontraba justo a la par, compramos comida y aceite para nuestras linternas. Bajamos nuestro equipaje y nos despedimos de los comerciantes. Aoi decidió usar un campamento abandonado para descansar, ese día comí como nunca, quizá porque no había comido ni bebido durante la mitad del día.

«Bueno, también pudo ser debido a que Nagisa ayudo a cocinar».

Repasamos nuestra estrategia y entrenamos un rato, incluso tuve tiempo de hablar con Feng sobre mis avances en el ether. El parecía estar particularmente interesado sobre la infusión del ether, le conté que aprendí las bases de Rin Crimson, este estaba maravillado.

La entrada de la mazmorra no era algo impresionante por si misma, pero considerando su lugar estaba demasiado conservada para ser una estructura en el páramo. Y pensar que llegaría hasta aquí tan pronto... Gell avanzó en dirección a la mazmorra y dio una especie de discurso.

—Nosotros, el grupo de aventureros sin un nombre definido conquistaremos la mazmorra de Nagosak.—dijo tras soltar una risa maniaca, puede que esa fuese su forma de mentalizarse.

Nagisa se limitó a reír discretamente, Aoi parecía apenada, también me pareció ver una sonrisa en el rostro normalmente serio de Feng.