El festival de la unión.
Me detuve ante la puerta, Feng notó mi presencia y dejo ir al gato.
—¿Qué estás haciendo aquí Feng?
Al escuchar eso Feng se rascó la cabeza y se sentó sobre una pila de madera que mi tío había dejado tirada en el piso.
—Bueno, es un poco vergonzoso decirlo. Escuché que irán a la mazmorra que está cerca del pueblo.
Me calmé y me senté cerca de la puerta de la cabaña.
—Si, fue idea de Gell. ¿Por qué la pregunta?
Feng se irguió y caminó hacia mi dirección, luego de eso, se detuvo en frente de mí e hizo una reverencia.
—Por favor, ¿me permitirías acompañarlos en su expedición?
Al escuchar eso mi cerebro se detuvo por un momento, el shock fue impactante, un aventurero más experimentado quería unirse a mi grupo, pero solo quedaba una pregunta, ¿por qué?
—¿Eh? Pero somos tan solo unos novatos, además, tampoco es necesario que hagas una reverencia.
Feng se sentó sobre sus rodillas, parecía un noble negociando con otro.
«Espera... técnicamente si es así».
Feng colocó su lanza en el suelo.
—Verás, desde que llegué a la aldea gané cierta popularidad, muchas personas suelen buscarme para que los ayudé, pero nunca he entrado formalmente a un grupo. Como sabrás, no se puede organizar una expedición sin ser parte de uno.
Mantuve mi expresión lo más serena posible.
«¿Eh? No tenía ni la menor idea. Jejeje».
Lo más seguro era que Gell no me lo explicó porque no era necesario que lo supiese, aún así, me molestaba un poco que no me diese esa información, luego de pensarlo un poco suspiré y me levanté.
—Mira, de ser por mí no habría problema, pero, no puedo tomar una decisión por mi cuenta, debo consultárselo a mis compañeros. ¿Qué te parece si lo hablamos mañana en el gremio?
Feng se irguió e hizo una reverencia.
—Te agradezco por escucharme Hayato, nos vemos mañana en el gremio.
Luego de eso se marchó, vi como su silueta se desvanecía en la oscuridad del camino que llevaba al pueblo. Entré a la casa y Loki me recibió con un ronroneo.
—Prrrr
Me agaché para acariciarlo y busqué una botella de leche para darle de comer.
—Como estás amiguito, ¿me extrañaste?
El gato frotó su cabeza en mi mano y luego caminó hasta su tazón de leche.
—Mira que eres un pequeño mimado.
Acaricié su cuerpo un rato, el pequeño meneaba felizmente su cola, mientras bebía con paciencia.
—Bueno, tengo que ir a dormir, cuídame de las alimañas pequeño.
Entré a mi habitación, todo estaba particularmente oscuro, tomé mechero y pedernal para encender un pequeño farol de aceite, su fuego iluminó uniformemente toda la habitación.
«Puede que sea por todo lo que ha pasado, pero este cuarto... se siente tan distante».
No tenía mucho, un retrato de mi madre, un estante para colocar mi equipamiento, una mesa de noche con un par de libros prestados sobre ella y una cama de madera con un colchón relleno de plumas.
Me quité la pechera de acero que usaba, luego desabroché mi cinturón y lo dejé sobre la mesa de noche, coloqué todo en su lugar y me senté en la cama.
Me recosté y vi el techo, era bastante reconfortante.
Ese día no soñé.
Pesé a que mi cabeza estaba lleno de sentimientos de nostalgia, no hubo nada que me acompañase en mi letargo.
Solamente una fría oscuridad, que se desvaneció en cuanto abrí mis ojos.
«Vaya, ya es de día».
Me senté en un borde de la cama y pasé viendo el suelo por un par de minutos.
Tras un rato me levanté y me equipé con la pechera y el cinturón, me despedí de loco y salí en dirección al gremio.
Las calles de la aldea estaban más concurridas que nunca, no había un motivo específico para ello, no había ningún evento especial o algo por el estilo.
«¿Así que ya estamos en esta época del año?».
Mi tío me lo había me lo explicó una vez, cada cierto tiempo la aldea se encargaba de vender el más fino licor fermentado, los herreros exhibían sus trabajos y los antiguos aventureros se encargaban de aconsejar a los jóvenes aspirantes.
Según me contó, la aldea Momozono se fundó entre las fronteras de tres tierras, Murim, la tierra del sol naciente y el imperio de Lux Acadia. Se dice que el clan Momozono fundó este lugar exclusivamente para los aventureros retirados.
Los habitantes de las tierras que rodean la aldea se reúnen una vez cada año para disfrutar de un festival organizado por el clan. También es una forma de reunirse con sus familiares que se mudaron a este lugar.
«Eso significa... que mis primos vendrán, odio esta época del año».
Me abrí paso entre el cumulo de personas amontonadas y logré llegar hasta las puertas del gremio, sin embargo, los chicos no estaban por ningún lado.
«Rayos, ¿no se suponía que el festival iba a ser la próxima semana? Esto es lo peor».
Era claro que ambos iban a estar ocupados con el festival, especialmente Aoi, para colmo tenía que pasar tiempo con mis primos molestos.
«Odio ser parte del clan Endou».
Caminé hasta la entrada oeste del pueblo, un carruaje elegante de madera adornado por tonos dorados estaba acercándose al lugar, este era llevado por un dragkin, una pequeña subespecie de dragón de tierra, su estatus de nobles estaba más que claro.
De la ostentosa carrosa bajaron tres personas.
Una chica con ojos negros, cabello negro y lacio, vestía con un kimono celeste adornado con un patrón de flores.
Un chico con cabello negro y corto, este vestía un haori azul con un patrón de telarañas, sus ojos eran negros y me miraban con desprecio.
El último en bajar fue un hombre mayor cuyo cabello era grisáceo, llevaba un bastón en su mano derecha y una fina pipa de caoba en su mano izquierda, su haori era completamente negro y tenía un fino diseño que formaba un árbol de cerezo dorado.
En cuanto su pie tocó el suelo hice una reverencia para recibirlo, se trataba de mi tío mayor y el líder del clan Endou.
—Oh, Hayato, mira cuanto has crecido pequeño, te pareces mucho a Fumi.
Manteniendo mi postura respondí.
—Muchas gracias, tío Ryouma.
Mis primos no se detuvieron a saludar y pasaron a mi lado. Por su parte el tío Ryouma tocó mi hombro para que me irguiese.
—Muéstrame el pueblo, solo ha pasado un año, pero se siente como una eternidad.
Caminamos por el pueblo y le mostré los alrededores, el simplemente se dedicaba a observar cuidadosamente el lugar mientras tocaba su barba.
—Es genial lo mucho que puede cambiar este lugar en un año, Hayato llévame a la cabaña de Yamato, estoy cansado.
Tomamos el atajo por el distrito comercial y llegamos a la cabaña, el tío Yamato estaba sentado sobre un tatami en la sala, tenía una botella de sake en la mano.
—Es un placer verte de nuevo Ryouma, vamos siéntate.
El tío Ryouma se sentó en el tatami y tomó una copa de sake.
—Eres tan descarado como siempre, me sorprende que Fumi te haya dejado a cargo de Hayato.
El tío Yamato tomó de su copa.
—Bueno, Fumi quería que Hayato fuese libre, por lo que decidió mudarse a esta aldea.
Entré a mi cuarto, mis primos estaban jugueteando con mis cosas descaradamente.
—Ryu, Midori, ¿se puede saber que hacen en mi cuarto?
Ryu tomó uno de mis libros y se acostó sobre mi cama.
—Nada en especial primito, solo estamos, tu sabes, pasando el rato.
Por su parte Midori, aunque silenciosa estaba revisando cada rincón del cuarto y jugando con mi equipamiento de repuesto.
—Oye Midori, ¿Por qué juegas con mis cosas?
Midori simplemente me miró brevemente y luego continuó ignorándome mientras continuaba con su jugarreta.
—Ustedes en serio son desesperantes.
Desabroché la pechera y la colgué en el estante, dejé mi daga y mi arco al lado de este y me senté en el suelo.
—¿Y bien? ¿No quieren salir al pueblo o algo?
Por un momento pareció que los ojos de Midori desprendieron un destello y emocionada salió de la casa, volteé a ver a Ryu y ambos asentimos en seguirla.
Ryu tenía sus manos sobre su cabeza y caminaba de mala gana.
—Que molesto, ¿a dónde nos llevas Midori?
Midori permaneció callada mientras caminaba cautelosamente por las calles del pueblo.
Ryu se detuvo de repente, parecía estar sorprendido.
—¿Eso es? No me digas... Hayato, ¿eres un aventurero?
Tomé mi insignia, al parecer había notado eso.
—Así es, fui aceptado hace poco.
Midori quién creía que continuaba caminando ahora estaba parada al lado mío viendo la insignia animosamente.
—¿Por qué se sorprenden tanto? Tampoco es la gran cosa.
Ryu dio un suspiró.
—Mira que eres libre, nosotros no podemos hacernos aventureros o caballeros, aunque quisiésemos, después de todo yo heredaré todo y Midori está comprometida con un noble de Murim.
Miré mi insignia.
—Pues amo mi libertad.
Ryu parecía molesto.
Continuamos siguiendo a Midori, terminamos en el puesto de un herrero que vendía joyería.
Ryu miró la joyería, así que esto era lo que querías.
Ryu tomó un pendiente de diamante y lo pagó al contado.
«El tío Ryouma les da mucho dinero».
Ryu miró al cielo durante un rato.
—Volvamos, quiero esperar en la cabaña hasta que empiece el festival.
Por mi parte estaba viendo el precio de una armadura que no podía comprarme.
—Bueno, volvamos entonces.
Para cuando habíamos regresado el tío Ryouma estaba hablando sobre el pasado con el tío Yamato, ambos estaban pasados de copas.
Midori salió corriendo hasta mi cuarto, caminé hasta la puerta e intenté abrirla, pero estaba sellada.
Ryu sacó un haori de su maleta y me lo entregó.
—Eres un Endou, debes vestirte como tal para el festival.
Simplemente vi el haori, no me gustaba usarlos, parecían un poco ostentosos en contraste a la aldea.
—Está bien.
El kimono era una pieza de tela negra con un patrón blanco que asemejaba las ramas de un árbol, el haori seguía el mismo patrón.
Entré al cuarto de invitados y me cambié.
«Es algo cómodo».
Toda la familia se reunió en la sala, incluso el arrogante y desordenado tío Yamato estaba vistiendo un haori, el suyo tenía un patrón de rayos.
—¿Porque todos estos haori y kimonos se ven diferentes?
El tío Ryouma se acercó a ayudarle a Midori con su maquillaje.
—Es una tradición, mi hijo mayor debe usar el mismo patrón que yo, así como yo usó el patrón de mi padre, si Yamato tiene hijos el mayor debe usar el mismo patrón, así como tu usas el mismo patrón de kimono que tu madre.
«¿Mamá usaba este tipo de kimono? No puedo recordarlo».
Caminamos tranquilamente hasta llegar al centro del pueblo, Aoi estaba vestida con un kimono tradicional, interpretando una danza ceremonial, su labor como noble.
Los extranjeros por su parte vestían el atuendo tradicional de su país, la gente de Murim vestía un Hanbok, los del imperio Qin un Hanfu y los de Lux Acadia túnicas en honor a la diosa Lumis.
Todas esas culturas estaban reunidas en un solo lugar, disfrutando el día con sus familias.
Con la danza ceremonial terminada el festival dio inicio, incluso hubo explosiones de luces causadas por los fuegos artificiales que el imperio Qin ofreció como regalo de buena fe.
Ese día fue la primera vez que bebí el sake de Sakura, al principio fue algo amargo, pero al final encontré el gusto en este.
El resto del día lo pasamos paseando por el festival, observando lo que las diferentes culturas tenían para ofrecer.
Observamos el espectáculo de fuegos artificiales traído desde el imperio Qin, celebrando la alianza entre las naciones, representada por el pueblo. Su gente danzaba junto a una marioneta de dragón.
También disfrutamos de la danza hermosamente coreografiada en un escenario, con una música elegante impresionándonos. Para luego ver una demostración de fuerza amistosa entre el imperio Qin y Murim, sus movimientos eran tan rápidos que ni siquiera podía reaccionar a ellos.
Mi tío observó con cuidado todos los combates.
—¿No son muy lentos Ryouma? Sus padres eran mejores que ellos a su edad.
El tío Ryouma suspiró.
—Si, los jóvenes de hoy en día ya no se esfuerzan.
Tras decir eso se quedaron callados y saludaron a los maestros de los jóvenes, al parecer el clan de la araña se encargaba de las negociaciones entre la tierra del sol, Murim y el imperio Qin.
Mientras que mis primos observaban un espectáculo de Geishas organizadas por la tierra del sol, algo curioso considerando que ellos son de allá... bueno, teóricamente yo también, aunque no la había visitado desde hace muchos años.
Disfruté viendo las diferentes danzas y probando la comida, también me encontré a Gell vendiendo armas y ornamentos en un puesto, mi primo le compró una daga ceremonial.
Y así tras una ceremonia, terminó el festival y el tío Ryouma regresó a la tierra del sol naciente, no sin antes prometer que regresaría para el próximo festival.
...
Tras una semana me reencontré con los chicos, para discutir sobre la expedición a la mazmorra.