La ira se hinfló dentro del pecho de Sabrina al escuchar la voz de Robin y su expresión se volvió fría. Antes de que ella pudiera responder, Devin tomó el control.
—No es de tu incumbencia, colega, diviértete con tus rameras —dijo Devin.
Robin se quedó sorprendido, pero su mirada permaneció en Sabrina. La última vez que la vio, parecía imperturbable ante el divorcio, pero incluso bajo las luces de la discoteca, podía ver su expresión sombría.
Su atuendo no parecía indicar que este era su destino, pero estaba aquí y a Robin parecía no gustarle.
—Sabrina, no me importa que quieras seguir adelante, pero elige alguien mejor que yo —Robin bebió de una botella de vodka en su mano y habló.
Sabrina apretó los dientes ante el descaro de Robin. Después de darle a Zayla la oportunidad de ridiculizarla en televisión, él tenía la audacia de decirle esto.
—Ella es tu ex-esposa. ¿Qué importa a dónde va y con quién está? —dijo Devin, tomando la palabra.