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—Después de que todos descansáramos un poco, y Talia viniera prácticamente a exigirnos que la dejáramos ser parte de la batalla, llegó el momento de abrirle las puertas a los otros territorios —comentó Trinidad—. Sabía que no todos se sentían cómodos viajando a través de las puertas dimensionales, o lo que fueran. Sabía que no íbamos de una dimensión a otra cuando las abría, pero de algún modo sentía como si camináramos en otra, una diferente y mucho más pequeña, cada vez que viajábamos así.
—Abrí las puertas a todos los que estuvieron dispuestos a venir de inmediato. No sabíamos cuántos Antiguos y Jaegan habría cuando la batalla comenzara. La visión de Talia no mostró cuánta gente había, y ni siquiera mostró cuántos Antiguos estaban allí. Lo único que ella sabía sobre el número total de personas era por las voces. Y había dicho que sonaba como si hubiera al menos cien de ellos.