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Chapter 39 - Capítulo 7: El Mayor y su Todo Parte 3

Ojos esmeraldas se abrieron. Se desarrollaba ante ellos una situación mucho peor que cuando él había estado rezando. La niña procedió a asesinar a hombres que ya eran incapaces de moverse golpeándoles la cabeza con una porra. Ella los golpeaba. Sangre volaba. Gritos se escuchaban. Ella los golpeaba. El que lo había ordenado era el propio Gilbert.

Algo más que la vida se estaba perdiendo en ese espacio. La violencia estaba dando nacimiento a algo en lugar de razonamiento, conciencia y otros valores a los que alguien les había dado nombres. Era…

Suspicaz. Esto no es por justicia. Por el bien de ella, el mío y el del país… para eso estaba destinado esto.

Un poco de placer nació dentro de Gilbert en medio de la culpa suficiente para quererlo hacer vomitar, junto con un ansia de conquista de tener en sus manos un poder abrumador, el cual era una niña que no escuchaba las órdenes de nadie más que de él, y un sentido de superioridad como si hubiera conquistado el mundo.

Con la justificación de acompañarla a una habitación vacía que le habían dado a ella, se excusó temporalmente y escapó del círculo de oficiales superiores que venían a hacer preguntas sobre la niña. Al pisar el charco de sangre de las personas que había matado, se dirigió hacia ella.

Era como si ella hiciera salir sangre de cualquier cosa que tocara. La sangre de sus víctimas. Nunca la suya. Sin embargo, su imagen actual parecía ser una copia de una que Gilbert probablemente volvería a ver algún día, de ella completamente cubierta de sangre. Eso era lo que él estaba intentando hacer.

Los sentimientos que habían surgido bruscamente dentro de él habían desaparecido, como una vela que se había extinguido. Su respiración era pesada una vez más.

No se puede evitar. No hay forma de evitarlo. Gilbert se dijo a sí mismo.

De hecho, fue una decisión que no pudo ser evitada. No había nada que se pudiera hacer, ya que se esperaba de él que deseara mantener a su alcance el arma aterradora que había adquirido, que poseía conciencia. Temía que ella dañara a los demás. En tales circunstancias, era mejor usarla mientras la mantenía a su alcance, y la herramienta también lo deseaba.

No se puede evitar… para que nosotros… podamos estar juntos. Para que ella se mantenga viva.

Aun así, el interior de sus ojos dolía exactamente como la vez que había mirado directamente al sol.

Gilbert llevó a la niña a un pasillo desierto.

Ella era una herramienta. No su hija o hermana pequeña. Ella era alguien que pronto se convertiría en su subordinado. Sería problemático si otras personas percibieran su relación peculiar. A menos que mantengan la distancia, no podrían vivir uno al lado del otro.

Pero…

Él la hizo caminar, caminar y caminar. Una vez que nadie más estuvo a la vista, se dio vuelta y estiró su mano hacia ella.

— Ven.

No pudo contenerse. El hecho de que su uniforme estuviera manchado de sangre no pasó por su cabeza. Tenía que abrazarla en ese mismo momento, moviéndose automáticamente para hacerlo. Cuando se conocieron y cuando la llevó con él, también terminó haciéndolo.

La niña tuvo la misma reacción. Tembló agitadamente, pero a diferencia de las otras veces, sus diminutos dedos se aferraron a su uniforme, firmemente, como para decir que no lo soltaría.

Ella era un ser vivo con temperatura y peso. Cuando sus hermanas eran bebés, solía cargarlas y calmarlas a menudo. La sensación de esos días se superpuso. Era suave, como si pudiera romperse, hasta el punto de hacer creer a Gilbert que tenía que protegerla sin importar nada. Ella se ajustó en sus brazos más perfectamente de lo que había pensado al principio.

Su rostro, distorsionado por una tristeza extrema, se reflejaba en los ojos azules de la niña. Con gravedad, Gilbert susurró:

— ¿De verdad quieres… un Maestro como este?

No podía enfrentar directamente el brillo excesivamente inocente de los ojos de la niña, y cerró los suyos como si huyera.

***

Ojos esmeraldas se abrieron.

— No puedo comprender… lo que dices.

A pesar de que todavía estaba en una edad en la que sería felicitado por su juventud, sus precoces orbes mostraron exasperación mientras miraba fijamente el equipo de telecomunicaciones.

Estaba lloviendo afuera. El sonido de las gotas que caían sobre el edificio interfería con la conversación. En todas partes era demasiado ruidoso.

Gilbert, al mando de la Fuerza Especial de Ataque del Ejército de Leidenschaftlich, tenía el deber de viajar por todo el país para terminar los diversos conflictos que ocurrían en él. Además, tenía el papel de criar a la que se convertiría en la fuerza de la Unidad de Incursión en la próxima batalla final. Además de eso, de repente había recibido un trabajo más.

— Acerca de la ubicación, se ha conseguido un conductor para llevarla allí. Prepárala y ordénale matar. Eso será suficiente. Eliminar a todos los que viven en ese edificio. Ella no debe preocuparse por nada más y debe regresar tan pronto como haya terminado.

Habiendo recibido un inesperado mensaje de un oficial superior durante su estadía en la base de las divisiones del ejército, se opuso al contenido de la operación.

— ¡Pero…!— Aunque había esperado su turno para hablar, cerró la boca después de alzar la voz—. Si esto pretende poner a los elementos preocupantes bajo control, toda mi tropa debería participar. ¿Por qué está imponiendo esta misión solo a Violet? No es algo que un solo soldado pueda hacer—. No pudo contener la desaprobación que se insinuaba en su tono.

— Es porque entre menos gente sepa de esto mejor. El objetivo es un traficante de armas nacional que firmó un contrato de exportación para una organización antigubernamental. Esto ha sido informado por un espía que se infiltró en ella. No podemos dejar que el asunto se resuelva solo. Después de todo, son muy conscientes de nuestros defectos. El momento es oportuno. Debemos resolver esto. Es lamentable llamarlo un derrocamiento, pero ciertamente hay muchas personas que lo tomarán de esa manera. Si terminamos exponiendo al mundo incluso los dudosos ideales que adoptamos, esto será de importancia.

— Si ese es el caso, entonces hay más razones para reunir personal capaz de llevar a cabo la misión.

— Lo cuál es tu muñeca. Un arma asesina que solo desea tus órdenes sin cuestionarlas. No hay nadie más capaz que ella, ¿verdad? No he olvidado ese espectáculo que nos presentaste. ¿A cuántos asesinó ella en ese entonces? ¿Qué edad tenía? Con tu guía, la precisión de sus asesinatos debería haber mejorado aún más. No te dejaré decir que no puede hacerlo. Por el contrario, si tuvieras que elegir entre que lo haga o no, ¿cuál sería?

— Eso es…

— ¿Podría el símbolo más prominente de la defensa nacional que es de los Bougainvillea ser falso?

Incapaz de hablar correctamente, Gilbert se agarró la ropa en el área cercana a sus pulmones. Durante los pocos segundos de silencio, una imagen apareció en su mente, de sí mismo al mando de Violet para completar la tarea antes mencionada. Ella seguramente respondería con un obsequioso "sí". No habría dudas. Ella no era alguien que vacilaba. Si fuera algo que Gilbert ordenó, si fuera por el Señor que la cuidaba, ella haría cualquier cosa. Y lo que angustió más a Gilbert era que Violet probablemente ejecutaría su papel sin dificultades.

Luego se imaginó el futuro que había predicho en su cabeza. Dentro de él, podía verse incapaz de dormir en el cuartel, simplemente esperando su regreso.

— Ella puede hacerlo—. Su voz finalmente salió—. Ella puede hacerlo, pero Violet necesita instrucciones específicas en el lugar. Si ha sido testigo de la matanza de aquel entonces, lo entiende, ¿verdad? Ella no puede funcionar como un arma a menos que yo dé las instrucciones. Permítame acompañarla.

Finalmente habían salido las palabras, pero no lo que había querido decir.