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Chapter 33 - Capítulo 6: El Mayor y la Automatic Assassin Doll Parte 7

El campo de batalla cambió repentinamente unos días después. La guerra continental que había comenzado con un conflicto económico entre el Norte y el Sur y los conflictos religiosos entre Occidente y Oriente, habían estallado en el mismo período, se interconectaron y complicaron aún más las circunstancias. Gilbert y la Fuerza Especial de Ataque del Ejército de Leidenschaftlich no solían ser enviados a campos de batalla a gran escala, sino a otros más pequeños en diferentes lugares. El papel de llevar las cosas a un final dependía de la Unidad de Asalto. Pequeñas batallas, en otras palabras, escaramuzas, se extendieron en el continente. No eran enfrentamientos fáciles en los que las fuerzas enemigas colisionaban en una sola área.

Al extenso campo de batalla compartido por las líneas de defensa de la invasión del norte y la defensa del sur se le había llamado Intense. Se estableció en medio del continente. La totalidad de la región consistía en tierras sagradas, de acuerdo con la religión compartida por los países de Oriente y Occidente. Era una ciudad hecha de piedra y el mayor centro de suministro en el territorio suroeste. Deseando tomar posesión del lado oeste de las tierras sagradas, Oriente prestó su fuerza al Norte como nación aliada, y en consecuencia, Occidente se unió al Sur.

Eran las tres de la madrugada cuando llegó un informe diciendo que las líneas de defensa de Intense habían sido destruidas. Dichas líneas de defensa, que estaban llenas de campamentos militares, fueron rápidamente aniquiladas por los ataques del Norte, entrando en un continuo estado de expectación. Al mismo tiempo, se desarrollaban conflictos más pequeños en diversas áreas. Los detalles del incidente denotaban que el Norte, que carecía de recursos naturales desde el principio, y el Este, que le había ofrecido su apoyo, se habían visto imposibilitados para obtener suministros, enfocando silenciosamente sus fuerzas militares en Intense, apostando todo en un solo enfrentamiento de todo o nada.

Los campamentos del Suroeste, que no estaban preparados para responder de inmediato a los ataques sorpresa con abrumadora diferencia de poder, reanudaron su avance. Las órdenes para que se unieran fueron entregadas a Gilbert y su unidad, que pertenecía a la Unión Aliada de las Naciones del Suroeste y habían escuchado el informe sobre el avance de las líneas de defensa. Un mensajero había venido a anunciar oficialmente que todos los soldados allí reunidos debían participar en la batalla decisiva, en la que todos los ejércitos se reunirían.

Parecía que las tropas de las naciones aliadas del noreste ya habían alcanzado los terrenos sagrados y tomado el control de los mismos. En realidad, la próxima batalla no era simplemente por un sitio de reabastecimiento o la recuperación de tierras sagradas: sería una batalla final en toda regla. Cualquiera que no tuviera éxito claramente tendría sus territorios restringidos y sus países arrebatados por el enemigo. Pelotones que habían sido dirigidos a varios lugares se congregaron en una fortaleza establecida en las afueras de los terrenos sagrados de Intense.

Era ya entrada la noche cuando Gilbert y los demás llegaron a la sede. En el campamento, se reunió con Hodgins después de tanto tiempo.

— Estabas vivo.

Esta vez, fue Gilbert quien encontró a Hodgins y le dio unas palmaditas en el hombro.

El pelirrojo sonrió ampliamente mientras se giraba.

— Gilbert… hey. Entonces estabas vivo también. ¿Estabas preocupado por mí? Muchos de mis subordinados murieron, pero yo… sobreviví.

Era responsable de una parte de las tropas estacionadas en Intense. Su fatiga y pesimismo de perder a sus compañeros no se ocultaban bajo su sonrisa. Se había reído de su propia broma, pero las bolsas debajo de sus ojos eran profundas y su cara estaba sucia.

Mientras cambiaban de ubicación, Gilbert y su tropa habían echado un vistazo al del campo de batalla de la línea de defensa de Intense, pero no encontraron nada más que un montón de cadáveres que no habían sido perdonados esparcidos por el suelo. No había habido tiempo ni siquiera para ofrecer una oración silenciosa; se suponía que todos debían prepararse para la batalla decisiva.

Las condiciones eran probablemente difíciles de soportar para Hodgins, ya que esos habían sido camaradas a los que les había confiado su vida y en los que confiaba diariamente. Sin embargo, en el momento en que vio a Violet mientras aparecía, finalmente mostró una mirada genuinamente alegre.

— ¿Esta es… esa pequeña niña?

— Violet. Así es como la nombré.

— Tú… puedes salir con algunos nombres bastante pomposos. Pequeña Violet, ¿eh? Bueno, este no es tu primer encuentro conmigo, pero no lo recuerdas, ¿verdad? Se podría decir que soy un conocido tuyo. Llámame "Mayor Hodgins".

Sosteniendo una taza de la sopa que se estaba distribuyendo, Violet lo saludó. Incluso en la oscuridad, su mirada fascinante lo hipnotizó por un momento, resaltada por el fuego de la lámpara. Gilbert carraspeó y lo devolvió a la realidad.

— Te has convertido en una belleza—. Hodgins puso un brazo sobre el hombro de Gilbert y habló en voz baja mientras ambos daban la espalda a Violet—. Oye… esto es… realmente malo, ¿sabes? Una mujer joven como ella en un área de combate… bueno, quiero decir… no parece que haya necesidad de ser cautelosos con su cuerpo… incluso mi tropa sabe de sus actos.

— Estoy vigilando a Violet, así que no hay necesidad de preocuparse.

— Eso puede ser, pero… ¿cómo puedo decirlo? Es un desperdicio. No es que la fuerza física sea el único don que le fue otorgado desde su nacimiento. Sería… genial si tuviera un trabajo que hiciera uso de sus otros atributos.

Las palabras traspasaron el corazón de Gilbert. Era bastante doloroso escuchar sus pensamientos siendo señalados por otra persona. Además, la causa de todo era el propio Gilbert. Después de todo, siendo su tutor, él era ante todo un oficial militar que voluntariamente la hizo pelear.

Lo sé… mejor que nadie.

No importaba lo deslumbrante que fuera o lo mucho que pareciera tener otros talentos, ya que mientras estuviera encadenada a un soldado como Gilbert, no sería más que una muñeca asesina automatizada.

— Sabes, yo… estoy pensando en dejar el ejército y abrir mi propio negocio una vez que termine esta guerra. Cuando eso suceda… me pregunto si debería invitar… a la pequeña Violet—. Hodgins sacó un cigarrillo de la caja que estaba maltratada y se lo metió a la boca.

Como solo quedaba un cigarrillo en la caja, Gilbert lo tomó. No fue tan tonto como para no aceptar el ofrecimiento de su amigo en la noche justo antes de la batalla decisiva después de incontables semanas de no fumar. Al juntar sus rostros, los dos compartieron el fuego.

— Cuando un soldado dice algo así justo antes de la última batalla, normalmente significa "eso"—. Dijo Gilbert con una expresión sombría mientras exhalaba humo.

— ¡No, no voy a morir! Absolutamente. En realidad, hace tiempo que pensaba en comprar una empresa ya existente.

— ¿De dónde sacaras el dinero para eso?

— De una apuesta en una determinada organización, en la cual apostamos nuestras fortunas por quién ganara esta batalla.

— ¿Por qué… llevas un estilo de vida tan efímero?

— Verás, no vengo de una Casa en su mayoría de soldados. Mi familia tiene un negocio ordinario en nuestro país. Y soy el segundo hijo. Me uní al ejército porque el que sucedería al negocio familiar era mi hermano mayor. Si hay algo en lo que un segundo hijo desempleado puede contribuir con su familia, eso sería protegerla protegiendo el país, ¿no? Por eso, si gana el Sur y Leidenschaftlich ya no tiene que luchar más, aunque solo sea por una hora menos, abriré mi propia agencia. Ya sabes, soy el tipo de persona que puede hacer cualquier cosa si se lo propone, podría subir algunos rangos más si me quedara en el ejército de esta manera, pero… algo sobre eso se sentía mal. Finalmente entendí qué.

Gilbert sinceramente sentía envidia de Hodgins mientras hablaba tímidamente de sus sueños. Puede que no tengan un mañana. En tales circunstancias, su amigo pudo decir que había cosas que deseaba hacer y planear un futuro con ellas. Podría haber gente que se reiría de ello por tonto, pero Gilbert lo vio como algo deslumbrante.

No tengo nada que quiera hacer, y no puedo pensar en ningún otro lugar al que pueda ir.

Había llegado tan lejos actuando como se esperaba de un niño nacido en la noble familia militar que era Bougainvillea.

Entonces, ¿qué pasa con Violet?

Violet se sentó en el suelo a poca distancia, mirando la hoguera. Como siempre estaba al lado de Gilbert, nadie la llamaba, pero podía sentir que las miradas de los soldados en el campamento estaban concentradas en ella. Ella no era adecuada para ese tipo de espacio.

Suponiendo que pudiera… vivir el resto de su vida vestida con ropa más bonita, como la adolescente que es… No, está bien si no son bonitas. Si pudiera vivir en un lugar… donde pudiera hacer cosas por su propia voluntad, y no por mis órdenes… siento… que ella podría… obtener algo más único de eso.

— Cierto. Si tu negocio prospera, podría terminar dejándola a tu cuidado.

Gilbert tenía aptitudes para la milicia. Nunca sintió ansiedad o miedo cuando recibió ascensos en el ejército. Dios le había otorgado un destino que le hacía juego perfectamente.

Como Hodgins no anticipó que iba a recibir su consentimiento, estaba a punto de soltar el cigarrillo mientras pronunciaba

— ¿Hah?— Como si pidiera confirmación.

Violet, que había estado en silencio, reaccionó lentamente y levantó la cabeza en su dirección.

— Como dije, si es apropiado para Violet, podría dejarla a tu cuidado.

— ¿¡De Verdad!? ¡Lo tomo como una promesa! ¡Escribe una declaración!

Gilbert tosió cuando fue agarrado por el cuello de la chaqueta de su uniforme y sacudido de un lado a otro.

— ¡Dije "podría"! ¡No está confirmado!

— M-Mi negocio definitivamente requerirá una chica que pueda viajar a áreas peligrosas sin dudarlo.

— Si la obligas a hacer cosas peligrosas, me niego.

— Bueno, incluso si digo que es peligroso… no es… como si fuera la regla.

— Continuemos esta discusión más tarde. Nos vemos, Hodgins.

— ¡Oye, Gilbert! ¡No olvides lo que dijiste ahora sin importar qué! ¡Sin importar qué!, ¿¡Entiendes!?

Ignorando las palabras de Hodgins, Gilbert llevó a Violet con él de vuelta a su tienda. Pasarían la noche solos. Como varias tropas estaban reunidas, no había suficientes alojamientos para todos, y Violet no podía tener una habitación para ella. Además, si fuera enviada a las otras carpas grandes, habría riesgo de que personas intentaran acciones inapropiadas y la cantidad de soldados disminuyera justo antes de la batalla.

La tienda a la que se dirigieron ambos estaba destinada a guardar el equipaje y tenía un espacio limitado para acostarse. Si se daban la vuelta mientras dormían, sus cuerpos definitivamente se tocarían. Gilbert se dio cuenta de que estaba extrañamente nervioso por ese hecho.

No, pero… Me fui a casa con ella en mis brazos cuando nos conocimos.

Cuando estaba cubierta de sangre y no sabía cómo hablar, aunque estaba aterrorizado, aun así la había abrazado. Todo el tiempo, ella lo había visto como si fuera algo misterioso. En el presente, mientras observaba su perfil mientras ella se soltaba el pelo, a pesar de haberse convertido en una joven esbelta, ella todavía era una niña con respecto a la edad. Sin embargo, sus rasgos maduros parecían ser nada más que los de una mujer, y dentro de su cuerpo habitaba el alma de un feroz guerrero.

Tal vez porque Gilbert estaba la mirando, Violet se giró para observarlo. Sus miradas se encontraron.

— Mayor—. Lo llamó en voz baja, como a punto de contar un secreto.

— ¿Qué pasa?— Preguntó Gilbert de la misma manera.

— ¿Qué… debería hacer… más adelante?

— ¿Qué quieres decir? Mañana es la última batalla. Cumpliremos con nuestros deberes como Fuerza de Ataque.

— No, quiero decir después de mañana. ¿Qué debería hacer cuando mañana termine? Mayor, usted… estaba hablando de eso con el Mayor Hodgins. Que me dejaría a su cuidado.

— ¿Estabas escuchando?— Violet era inexpresiva como siempre, pero su voz sonaba extrañamente nerviosa—. Eso… no se ha decidido todavía.

Mientras Gilbert hablaba con un toque lodoso, Violet preguntó:

— ¿Ya no soy necesaria?

— ¿Violet?

— ¿Voy a ser transferida al Mayor Hodgins… como resultado de ser desechada? ¿No podré recibir las órdenes del Mayor?— Las preguntas establecían que ella se consideraba a sí misma como una "cosa"—. Yo… muy probablemente… no pueda tomar órdenes del Mayor Hodgins. Yo misma… no… lo entiendo muy bien… pero no puedo moverme si no es por órdenes de aquellos a quienes he reconocido. Es por eso… que sería más útil… quedándome al lado del Mayor.

La cara de Gilbert se nubló frente a esa frase mecánica.

— ¿Tanto así… quieres mis órdenes?

Era un superior que no decía nada más que "mata". Ese era el tipo de padre que la había criado. Ese era el tipo de hombre que era.

— Las órdenes son mi todo. Y… si ellas no son dadas por el Mayor… yo…

¿Por qué… me siento tan miserable otra vez?

Las cosas siempre eran lo mismo. Violet lo amonestaría mientras se consideraba una herramienta. Ella lo haría incluso sin que nadie lo deseara. Esa era su naturaleza. Esa era su forma de vida. Ese era el tipo de ser que ella era.

Sin embargo, ¿por qué…

Era muy difícil para él seguir viéndola de esa manera.

…tengo…que…

— ¿Por qué… tengo… que… ser yo?

— ¿Eh?

Su murmullo había sido uno que no podía ser escuchado, sin importar lo cerca que estuvieran. Gilbert escupió palabras dolorosamente con una expresión de franqueza que nunca antes le había mostrado a Violet:

— Después de esta batalla… ya no tienes que seguir mis órdenes. Yo… planeo dejarte ir. Deberías hacer lo que quieras también. No tienes que escuchar las órdenes de nadie. Actúa por tu propia voluntad. Ahora ya puedes… vivir sola en cualquier lugar, ¿verdad?

— Pero… si lo hiciera, las órdenes de quién…

— No escuches las órdenes de nadie.

Con la cara que estaba haciendo, Violet no era más que una niña. Le hizo querer preguntar por qué iba a ir a un campo de batalla. ¿Por qué su cuerpo estaba inclinado a la guerra? ¿Por qué se confió ella misma a otras personas y se convirtió en su herramienta?

¿Por qué ella… me eligió como su Maestro?

— ¿Es eso… una orden?— Como si rechazara la idea, Violet reclamó sin cambiar mucho su expresión—. ¿Es la orden del Mayor?

Ah… ¿por qué? ¿Cómo?

— Eso no lo es…

— Pero dijo "no escuches".

Ah, no es eso.

La frustración de que las cosas no salieran como él quería bullía dentro de su cabeza y estalló.

— ¿¡Por qué… piensas en todo como una orden sin importar qué?! ¿Realmente crees que te veo como una herramienta? Si ese fuera el caso, ¡no habría sostenido a la pequeña tú en mis brazos o me habría asegurado de que nadie se metiera contigo mientras crecías! Independientemente de todo… no te das cuenta… de cómo me siento… hacia ti. Normalmente… cualquiera… seguramente entendería. Incluso cuando estoy enojado, incluso cuando las cosas son difíciles, ¡yo!— Pudo ver el reflejo de su rostro patético en los ojos de Violet—. Yo… Violet…

Esos ojos azules siempre miraban a Gilbert. Sin embargo, era lo mismo para sus verdes. Antes de darse cuenta, dirigiría sus ojos hacia ella. Desde un mes hasta cuatro años, irían a cualquier lugar juntos.

— Ma… yor…

Desde el momento en que sus labios rosados ​​habían dicho su primera palabra, Gilbert había hecho todo lo posible por protegerla. Él también era un simple joven cuando se conocieron, y no tenía ni idea de cómo criar niños.

— ¿No tienes sentimientos? No es eso, ¿verdad? No es como si no tuvieras ninguno. ¿No es así? Si no tienes sentimientos, ¿qué hay con esta cara? Puedes hacer una cara así, ¿no? Tienes sentimientos. Tienes… un corazón como el mío, ¿verdad?

Sus gritos probablemente podían escucharse en las tiendas cercanas. Pensando en Violet por un segundo, sintió que su pecho se tensaba. Él no tenía el derecho de sermonearla con tanta presunción.

— No… entiendo… los sentimientos—. dijo Violet con voz temblorosa, como para indicar que no sabía que su expresión era de aprensión.

— Tú… piensas que doy miedo en este momento… ¿no? No te gustó… que gritara de repente, ¿verdad?

— No lo sé.

— No te gusta que te digan cosas que no comprendes, ¿verdad?

— No lo sé. No lo sé.

— Eso es mentira.

— No lo sé—. Violet sacudió su cabeza, suplicando fervientemente—. Mayor, realmente… no lo sé.

Le faltaba algo esencial como persona. Incluso si ella tuviera sentimientos, no podía percibirlos. Ella había sido criada de esa manera.

¿Quién tiene la culpa de esto?

Gilbert puso las manos en sus párpados y cerró los ojos. De esa forma, ya no podía ver su cara. Todo lo que podía oír era el sonido de su respiración. No podía ver nada de ella.

— Mayor—. Mientras rechazaba la realidad, la voz de Violet resonó en sus oídos—. No me entiendo ni yo misma. ¿Por qué me hice tan diferente de otras personas? ¿Por qué no puedo… escuchar órdenes de nadie a excepción del Mayor?— Ella sonaba extremadamente desesperada—. Solo, cuando… me encontré por primera vez con el Mayor, pensé, "sigue a esta persona"—. Solo escuchándola, él podía decir qué tan joven era incluso si no quería—. Mientras me preguntaba qué decían en medio de aquel torbellino de palabras que no podía entender, el hecho de que el Mayor me abrazara en primer lugar… eso fue… probablemente… lo que lo hizo. Nunca había habido nadie que hiciera eso por mí… en ese momento o ahora… con la intención de protegerme. Es por eso que… quiero… escuchar las órdenes del Mayor. Si… tengo las órdenes del Mayor, puedo ir a cualquier parte.

Desde niña, buscó sinceramente solo a Gilbert.

¿Quién tiene la culpa de esto?

Después de un momento de silencio, Gilbert susurró humildemente:

— Violet, lo siento—. Abrió los ojos y extendió una mano hacia ella, colocando la manta sobre su cuerpo hasta la línea de su boca—. Terminé hablando como si te estuviera acusando de algo de lo que no tienes culpa… Me gustaría que me perdones. Mañana es… la batalla decisiva. Las expectativas de muchos radican en tu fortaleza. Entonces, duerme. Vamos a hablar más tarde… sobre lo que haremos después de eso—. Utilizó el tono más suave que pudo manejar.

— Sí—. Violet suspiró aliviada—. Definitivamente intentaré ser útil. Buenas noches, Mayor.

— Aah… buenas noches, Violet.

Hubo un susurro descuidado por un momento, pero pronto, Gilbert pudo escuchar los sonidos regulares de la respiración de alguien que duerme. Dándole la espalda a Violet, intentó inducir el sueño en su cuerpo de la misma manera que ella. Sin embargo, las lágrimas se desbordaron desde el interior de sus ojos cerrados.

El interior de mis párpados se siente caliente. Es como si mis ojos se estuvieran quemando.

Las lágrimas que se habían acumulado durante tanto tiempo ya no pudo soportarlas y se derramaban incesantemente. Hizo lo mejor para no dejar que su voz se filtrara. Poniéndose una mano en la cara, soportó el dolor en su pecho.

¿Quién tiene la culpa de esto?

Eso fue todo en lo que pudo pensar.