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Chapter 2 - Capítulo 1: El Dramaturgo y la Auto Memories Doll Parte 1

Roswell era una hermosa capital bucólica rodeada de vegetación. La ciudad estaba ubicada en la base de una montaña, rodeada de varias otras igualmente altas. Todo su territorio era algo digno de contemplarse. Sin embargo, entre personas influyentes, Roswell era conocida por sus casas de verano, o en otras palabras, sus villas para vacacionar.

En primavera, las montañas y los ríos, rebosantes de flores, entretenían la visión de la gente. En verano, muchos buscaban la cascada más grande, que era un punto turístico para conocer la historia local. En otoño, los corazones de todos eran golpeados por la lluvia de hojas en descomposición. En invierno, todo el paisaje estaba envuelto en una tranquilidad silenciosa. Como la transición de las cuatro estaciones era muy fácil de distinguir, era una tierra que tenía más que suficiente para ofrecer y complacer a aquellos que la visitaban durante el cambio de estaciones con el objetivo de hacer turismo.

Se habían construido muchas villas conectadas a la ciudad al pie de la montaña, que consistían en cabañas de madera pintadas en una gran variedad de colores. Desde los solares más pequeños hasta los más grandes, el costo de la tierra en el área era bastante alto, y por lo tanto, tener una villa construida era una prueba de riqueza en sí misma.

La ciudad estaba abarrotada de tiendas para turistas. En vacaciones, la calle principal interconectada a dichas tiendas estaba abarrotada, melodías agradables sonaban de fondo. Con tal variedad, nadie podría burlarse del lugar, incluso siendo rural. La gente solía construir villas en la ciudad por conveniencia, y cualquiera que las construyera en otro lado era visto como un paria excéntrico.

La estación actual era un otoño de nubes a la deriva en un cielo de aspecto distante. Lejos del pie de la montaña, ubicada cerca de un lago que no era muy apreciado como punto de excursionismo, había una sola casa de campo. Era una casa de estilo tradicional con rasgos notables, como si expresara que pertenecía a una persona lucrativa. Pero como si también perteneciera a una persona despreocupada, estaba en malas condiciones, con un aspecto de abandono.

Más allá de su puerta en forma de arco con pintura blanca y descolorida había un jardín lleno de hierbas y flores sin nombre, así como una pared de ladrillo rojo podrido que parecía no haber sido reparada. Las tejas de los techos se agrietaron aquí y allá, luciendo como si hubieran estado perfectamente alineadas en el pasado, pero ahora estaban cruelmente recortadas. Junto a la entrada de la casa había un columpio cubierto de hiedras enredadas, aparentemente ya no se podía mover. Era un signo de que solía haber niños alrededor pero ya no estaban más.

El propietario de la casa era un hombre de mediana edad llamado Oscar. Con dicho nombre, él había mantenido una carrera en la industria literaria como dramaturgo. Era un pelirrojo con muchas peculiaridades que usaba lentes pesados de montura gruesa y negra. Tenía la cara infantil y estaba un poco encorvado hacia delante, lo que lo hacía parecer más joven de lo que realmente era, y siempre llevaba un suéter, ya que era sensible al frío. Un hombre completamente normal que no insinuaba que podría convertirse en el protagonista de cualquier clase de historia.

La casa no era la villa de Oscar; había sido construida con el deseo genuino de pasar su vida en ese lugar. No él solo, sino también su esposa y su pequeña hija. Tenía espacio suficiente para los tres, pero no había nadie más que Oscar viviendo allí. Las otras dos ya habían fallecido.

La causa de la muerte de la esposa de Oscar había sido una enfermedad. Su nombre era demasiado largo, hasta el punto de que uno renunciaría a intentar pronunciarlo. En pocas palabras, fue la rápida coagulación de los vasos sanguíneos, lo que causó la muerte por la obstrucción de los mismos. Era hereditario, y su esposa lo había heredado de su padre. Como ella se había quedado huérfana debido a la alta tasa de mortalidad en su familia, solo había descubierto la cruel verdad sobre su esposa, quien había estado sola por no tener parientes, después de que ella se había ido.

— Tenía miedo de que, si lo hubieras sabido, no hubieras querido casarte con una mujer enferma, así que lo mantuvo en secreto.

La que le había dicho eso había sido su mejor amiga. En su funeral, desde el momento en que recibió tal revelación, una pregunta constantemente hizo eco en la cabeza de Oscar.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Si ella se lo hubiera dicho de antemano, sin importar cuánto costara, podrían haber buscado una cura juntos. Podrían haber gastado cualquier cantidad del dinero extra que tenían en sus ahorros acumulados, independientemente de los costos.

Era obvio que la esposa de Oscar no se había casado con él por interés. La había visto por primera vez antes de convertirse en dramaturgo, y aunque sus reuniones tenían lugar en una biblioteca que visitaba con frecuencia, el que la había notado primero, a la ex bibliotecaria, había sido el propio Oscar.

Pensé que ella era… una persona hermosa. La sección de los libros nuevos de los que estaba a cargo siempre era interesante. Como me enamoré de esos libros, también me enamoré de ella.

¿Por qué?

Se repitió varios cientos de millones de veces. Cualquier otra cosa había desaparecido de su mente.

La mejor amiga de su esposa era una persona generosa y como Oscar había perdido el espíritu con la muerte de su esposa, ella se ocupó enérgicamente de él y de su hija pequeña. Preparaba comidas calientes para él, ya que se olvidaba de comer en todo el día si se quedaba solo, trenzaba el cabello de la niña que lloraba y lamentaba la ausencia de la madre, quien solía hacerlo en el pasado. Tal vez había habido un poco de amor no correspondido involucrado.

Una vez, cuando estaba en la cama con fiebre alta, la que había llevado al hospital a su hija que repetidamente vomitaba había sido ella. La que primero descubrió que la niña tenía la misma enfermedad que su madre no había sido el padre, sino la mejor amiga de la madre.

Lo que había sucedido después progresó lentamente, pero a los ojos de Oscar, no podría haber sido más rápido. Habían confiado solo en médicos famosos e inigualables, a diferencia de cuando su esposa había pasado por las mismas dificultades. De un gran hospital a otro, inclinaron sus cabezas ante muchas personas, pidiendo ayuda y recopilando información para probar nuevas medicinas.

Las medicinas y los efectos secundarios eran dos caras de la misma moneda. Su hija lloraba cada vez que las tomaba. Como no podía apartar los ojos del sufrimiento de su ser querido, los días que pasó cuidando de ella desgastaban aún más su ya corroído corazón.

No importa qué tipo de nuevos medicamentos probaran, la situación de su hija no mejoró. Al final, con todos los recursos agotados, los médicos se dieron por vencidos y la declararon como incurable.

Me pregunto si mi esposa se siente triste después de haber sido llamada al más allá.

Esta y otras reflexiones igualmente tontas pasaron por su mente una y otra vez.

Por favor, no te la lleves contigo.

Suplicó frente a su tumba, pero los muertos no tienen boca para responder.

Oscar estaba exhausto mentalmente, pero la que se quebró primero fue la mejor amiga de su esposa, quien hasta entonces los había seguido hasta los incontables hospitales que habían visitado. Abrumada por el cuidado de su hija inestable, poco a poco se distanció de los hospitales hasta que, finalmente, Oscar y su hija estaban realmente solos.

Debido a una rutina diaria de varias recetas, las mejillas de su hija, que antes se parecían a los pétalos de rosa sobre la leche blanca, se habían vuelto amarillentas y terriblemente demacradas. Su cabello que solía oler dulce y se parecía a la miel se había caído rápidamente.

Él no podía soportar verla. Era realmente una estampa que no podía soportar mirar.

Finalmente, Oscar tuvo una discusión con uno de los médicos, para que su hija no tuviera que tomar más que analgésicos. No deseaba que el resto de su corta vida estuviera absorta en aflicción.

A partir de entonces, hubo un poco de paz. Días fáciles. Mirando la sonrisa de su hija por primera vez en mucho tiempo. Los remanentes de sus afortunados días habían continuado.