Yo… recuerdo.
Que una mujer joven vino.
Sentada allí, en silencio, escribía cartas.
Yo… recuerdo.
Las figuras de esa persona… y de mi amable y sonriente madre.
Esa vista… seguramente…
No la olvidaré aunque muera.
***
Amanuensis es una profesión que existe desde la antigüedad. Ha llegado a un punto de decadencia debido a la popularidad de las Auto-Memories Dolls, sin embargo, las profesiones que tienen una larga historia son amadas y protegidas por muchas personas. El aumento en el número de muñecas mecánicas amanuenses fue precisamente lo que causó que los aficionados nostálgicos clamaran que las profesiones pasadas de moda estarían mejor manteniendo su encanto.
La madre de Ann Magnolia era una de esas personas con un gusto fascinantemente pasado de moda. Con su ondulado cabello oscuro, pecas y cuerpo esbelto, la madre de Ann era casi idéntica a Ann en sí misma y provenía de una familia adinerada. Criada como una mujer de élite, se casó e incluso después de envejecer, algo en ella todavía daba el aire a una "jovencita". La suave sonrisa que usaba cada vez que soltaba una risa aguda era indescriptible para quien la veía.
Viendo cómo era su madre, Ann pensó que era como una niña pequeña. Era vigorosa a pesar de ser una persona torpe, y cada vez que afirmaba con entusiasmo: "¡Quiero probar esto!", Ann replicaba con: "¿Otra vez?". Le gustaban los paseos en bote y las carreras de perros, así como los arreglos florales orientales que se podían encontrar en el bordado de colchas. Ella era una persona que amaba aprender y se aficionaba a las cosas, si iba al teatro, definitivamente era para ver obras de amor. Le encantaban los listones y las cintas, sus prendas y vestidos de una sola pieza en su mayoría eran similares a las de las princesas de los cuentos de hadas. Ella se los impuso a su hija, ya que se imaginaba a padres e hijos haciendo juego con sus atuendos. Ann a veces se había preguntado qué le pasaba a su madre que llevaba listones a su edad, pero nunca lo dijo en voz alta.
Ann atesoraba a su madre más que a nadie en el mundo, incluso más que su propia existencia. Aunque era una niña pequeña, creía que era la única que podía proteger a su madre, quien de ninguna manera era una persona fuerte. Ella amaba a su madre ciegamente.
Alrededor de la época en que su madre había caído enferma y se acercaba la fecha de su fallecimiento, Ann tuvo su primera reunión con una Auto-Memories Doll. A pesar de que tenía innumerables recuerdos con su madre, los que Ann siempre recordaba eran los días que habían recibido a una visitante misteriosa.
"Eso" se había presentado en un día muy azul. El camino bañado en abundantes rayos de sol de una hermosa primavera. A su lado, las flores que habían empezado a florecer a partir del deshielo se balanceaban en el débil viento y sus ápices temblaban. Desde el jardín de su casa, Ann estaba observando la manera en que "eso" caminaba.
La madre de Ann había heredado de su familia el lado superior izquierdo de un antiguo, pero elegante, edificio de arquitectura occidental. Con sus paredes blancas y tejas azules, rodeado de enormes abedules, el lugar era como una ilustración de un libro para niños. La residencia estaba bastante lejos, había sido construida aislada y alejada de la próspera ciudad. Incluso si uno buscara en todas direcciones, no encontraría casas vecinas. Es por eso, que si alguna vez llegaban invitados, podían ser vistos fácilmente a través de las ventanas.
— ¿Qué es eso?
Vestida con una blusa de una sola pieza que tenía un gran listón a rayas cian a manera de collar, Ann parecía un poco ordinaria pero encantadora. Casi parecía que sus ojos marrones oscuros saltarían de su cabeza por lo abiertos que estaban.
Luego, Ann despegó sus pupilas de "eso", que caminaba en su dirección bajo la luz del sol y se apresuró a salir del jardín y regresó a la casa con sus zapatos de flores esmaltados. Pasó frente a la enorme entrada principal, subió por la escalera de caracol llena de retratos familiares y abrió una puerta decorada con una corona hecha de rosas.
— ¡Mamá!
Mientras su hija respiraba entrecortadamente, su madre la reprendió, levantando su cuerpo un poco de la cama,
— Ann, ¿no te he dicho que siempre que debes tocar antes de entrar a la habitación de alguien? Además, debes pedir permiso.
Al ser regañada, Ann soltó un molesto "muh"en su interior, pero a pesar de todo se inclinó profundamente pidiendo disculpas con las manos juntas frente al dobladillo de su falda. Uno podría reflexionar si esa acción proviene de lo que podría llamarse su lado de "señorita". En realidad, Ann era una simple criatura. No habían pasado más de siete años desde que había nacido. Sus extremidades y rostro aún parecían muy suaves.
— Mamá, con permiso.
— Muy bien. ¿Entonces qué pasa? ¿Otra vez has encontrado un insecto peculiar afuera? No se lo muestres a mamá, ¿de acuerdo?
— ¡No es un insecto! ¡Es una Doll andante! Bueno, para ser sincera, es realmente grande para ser una Doll y se veía como una de esas muñecas de color café claro de esa colección de fotos que te gusta, mamá—. Con su vocabulario limitado, Ann habló como si tuviera un ataque de tos.
La madre le chasqueó la lengua con un
— Tsk, tsk. ¿Te refieres a una jovencita Doll, verdad?
— ¡Vamos, mamá!
— Eres una hija de la familia Magnolia, por lo que tu vocabulario debe ser más elegante. De acuerdo, una vez más.
Hinchándose las mejillas, Ann de mala gana arregló su manera de hablar:
— ¡Una jovencita Doll estaba caminando!
— Oh, ¿es así?
— Solo los autos pasan por nuestra casa, ¿verdad? Si viene a pie, significa que bajó en la terminal ferroviaria cercana. Las personas que vienen de esa terminal seguramente son nuestros visitantes, ¿verdad?
— Eso es correcto.
— Quiero decir, ¡nunca pasa nada por aquí! ¡Debe significar que la mujer viene a este lugar!— agregó Ann—. Tengo… la sensación de que esto no es algo bueno.
— Así que hoy jugamos al detective, ¿eh?— En contraste con la frenética Ann, la madre concluyó esto tranquilamente.
— ¡No estoy jugando! Oye, cerremos todas las puertas y ventanas… hagámoslo para que esta Doll… esta jovencita Doll… ¡no entre! Está bien, protegeré a mamá.
La madre le dio a Ann, que resueltamente resopló por su nariz, una sonrisa forzada. Probablemente creía que solo era una niña que no dejaba de decir tonterías. Aun así, ella decidió seguir el juego, levantándose lentamente. El dobladillo de su camisón de color melocotón arrastrándose por el suelo, se paró junto a la ventana. Bajo la luz natural, la silueta de su delgado cuerpo se podía ver debajo de la tela.
— Oye, ¿no es una Auto-Memories Doll? Ahora que lo pienso, ¡se suponía que llegaría hoy!
— ¿Qué es una "Auto-Memories Doll"?
— Te explicaré más tarde, Ann. ¡Ayúdame a prepararme!
Unos minutos después, la madre le pidió a su hija para que la preparara con la elegancia que exigía la familia Magnolia. Ann no se cambió de ropa, pero tenía un listón sobre su cabeza que combinaba con el color de su blusa de una sola pieza. Su madre, por otro lado, llevaba un vestido de color marfil con volantes de encaje de doble capa, así como un chal amarillo claro sobre los hombros y pendientes en forma de rosa. Roció un perfume hecho de treinta tipos diferentes de flores en el aire y se giró, envolviéndose en la fragancia.
— Mamá, ¿estás emocionada?
— Incluso más que si tuviera que conocer a un príncipe extranjero.
No era broma. El vestido que su madre había elegido era del tipo que ella solo se pondría en ocasiones importantes. Verla en ese estado hizo que Ann se inquietara.
No me gusta esto… estaría bien si no tuviéramos invitados llegando.
Los niños normalmente esperarían a los visitantes sintiéndose un poco nerviosos, pero Ann era diferente. Desde el momento en que se dio cuenta de las cosas que la rodeaban, Ann dedujo que cualquier visitante que venía a ver a su inocente madre la engañaría para poner sus garras en su dinero. Su madre era una persona despreocupada y las visitas siempre la hacían feliz, por lo que rápidamente confiaba en todos. Ann amaba a su madre, pero sus pobres habilidades en el manejo del dinero y su escasa sensación de peligro eran problemáticas.
Ni siquiera se puede garantizar que una persona con el aspecto de una Doll no tenga el objetivo de adueñarse de su residencia. Pero de lo que Ann se sentía más cautelosa era cómo podía decir con solo una mirada que la apariencia de la mujer resonaba con el gusto de su madre. Para Ann, era desagradable que su madre se interesara en alguien más.
Su madre había dicho: "¡Quiero apresurarme y conocerla!" y sin escuchar a Ann, las dos habían salido a recibir a la invitada, algo que no habían hecho en mucho tiempo. Ann ayudó a su madre, que estaba sin aliento solo por descender las escaleras, mientras salían hacia un mundo rebosante de luz solar.
La blancura de la pálida piel de su madre, que por lo general solo se movía dentro de la mansión, destacó demasiado. Ann no podía ver claramente el rostro de su madre por el exceso de brillo, pero sentía que sus arrugas habían aumentado. Ella apretó su pecho fuertemente. Nadie puede evitar que la muerte llegue a alguien tan enfermizo.
Mamá es… algo más pequeña de lo que solía ser.
Ann era una niña pequeña, pero ella era la única sucesora de la familia Magnolia después de su madre. Los médicos ya le habían advertido que la vida de su madre sería corta. También le habían dicho que estuviera lista. Dios no se lo ponía fácil incluso a niños de siete años.
Si ese es el caso, quiero a mamá toda para mí hasta el final.
Si se le acababa el tiempo, Ann quería que lo usara por completo por su propio bien. En el mundo de la niña que tenía esa mentalidad, una extraña se inmiscuyó.
— Disculpe.
Algo aún más radiante emergió de la verde carretera bañada por el sol. Tan pronto como Ann vio "eso", su mal presentimiento se confirmó.
Ah, aquí está la que me robará a mamá.
¿Por qué tenía tal pensamiento? Al mirar "eso", podía decir que había sido su intuición la que lo decía.
"Eso" era una Doll fascinantemente hermosa. El cabello dorado brillaba como si hubiera nacido de la luz de la luna. Orbes azules que brillaban como gemas. Brillantes labios de color rojo tan regordetes que parecían haber sido presionados con fuerza. Una chaqueta azul prusiana debajo de un vestido blanco como la nieve con una cinta que llevaba un broche de esmeralda mal emparejado. Botas de punto de color cacao marrón que daban pasos firmemente en el suelo.
"Eso" colocó su paraguas con volantes, blancos y rayas cian en la hierba, además de su maleta. "Eso" mostraba una etiqueta mucho más elegante que Ann frente a los dos.
— Encantada de conocerla. Me apresuro a cualquier lugar que mis clientes deseen. Soy del servicio automatizado de Dolls, Violet Evergarden.
La voz de "eso", tan exquisita como su apariencia, resonaba en sus oídos. Después de superar su conmoción al verse abrumada por la belleza de "eso", Ann miró a su madre, que estaba tranquila junto a ella. Tenía una expresión como de una chica que acaba de enamorarse, estrellas centelleaban en sus ojos por el asombro.
Y, como era de esperar, eso no es bueno.
Ann pensó en la hermosa invitada como alguien destinada a robarle a su madre.