—¡No! —Dimitri atacó con su espada desenvainada—. Intentó cortar la burbuja de agua pero no tuvo éxito. El agua mantiene su forma.
—Tus esfuerzos son inútiles —dijo el joven—. El agua se mantendrá en la forma que yo quiera.
Dimitri miró al joven con rabia. Se lanzó hacia el joven.
—Si no puedo deshacer la burbuja de agua, entonces tendré que matar a quien la maneja —gritó Dimitri mientras cargaba.
Pero entonces una joven mujer entró de repente, bloqueando el ataque de Dimitri con su espada.
—¡Jeremy, qué demonios estás haciendo! —gritó la joven de cabello castaño oscuro al joven.
—Clara, llegaste —Jeremy sonrió aliviado pero tosió sangre.
—¿Estás envenenado? —Clara dijo sorprendida—. Miró a Dimitri con rabia—. ¡Cómo te atreves a lastimar a mi hermano!
Clara estaba furiosa. Levantó sus manos y el viento a nuestro alrededor giraba como un tornado.
Dimitri no pudo hacer nada más que clavar su espada en el suelo y sujetarse a ella.