Lucian estaba acostado de cara al otro lado y me pregunté si estaba enojado conmigo.
—¿Estás enojado conmigo? —pregunté.
—¿Por qué lo estaría?
—No lo sé —susurré.
Se volteó para enfrentarme.
—No estoy enojado —dijo con voz suave.
Si no estaba enojado, había algo más que no me estaba diciendo.
—¿Me abrazarías entonces mientras descansamos?
Sin esperar, me atrajo hacia sus brazos y al cabo de un rato, se quedó dormido. Yo también estaba muy cansada después de haber pasado toda la noche despierta, pero no quería dormir ya que Lucian se iría después de despertarnos, quería estar despierta y saborear la sensación de estar en sus brazos. Pero no pude.
Seguí repitiendo las palabras de Irene en mi cabeza y eso hizo que mi estómago se retorciera de miedo. ¿Qué pasaría si algo le sucedía a Lucian? ¿Qué pasaría si nunca regresara? Tal vez debería haberlo convencido de casarse con Klara.
—¿No has dormido? —Lucian preguntó sorprendido cuando despertó.